Kosovo, año II
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Dos años después de proclamar su independencia, Kosovo sigue atascado en el proceso de construcción de su Estado, entre el no reconocimiento por parte de muchos países, una compleja presencia internacional y la lucha contra la corrupción. Sin embargo, en Prístina el objetivo sigue inamovible: llegar a Europa.
La misión de la UE en Kosovo, EULEX, llegó más tarde de lo previsto y con la oposición de la población serbia.
Miles de pájaros negros oscurecen el cielo del atardecer en los alrededores de Prístina. Son los mismos que en 1389 vieron la derrota ante los turcos de Knez Lazar, príncipe de los serbios, y dieron nombre al lugar donde se celebró la batalla, el Campo de los Mirlos. Comenzó entonces la dominación otomana sobre los Balcanes, que duraría cinco largos siglos. Comenzó también el mito nacionalista serbio, marcado por el afán por recuperar el poder perdido.
Un espantoso monumento del más puro estilo soviético, levantado en medio de la nada, conmemora tal acontecimiento bajo la vigilancia de las tropas internacionales de la Kosovo Force (KFOR). Desde allí, un todavía oscuro dirigente del Partido Comunista de Yugoslavia, Slobodan Milosevic, lanzó en 1987 su grito de guerra: “No volverán a haceros esto otra vez. No volverán a derrotaros”. Era la llamada a la rebelión de los serbios contra el predominio albanés. Dos años más tarde, en el mismo lugar, delante de más de un millón de serbios y ya como presidente, lanzaría su campaña definitiva cargada de nacionalismo para la...
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