La diversidad, cuestionada
- Scandinavian Political Studies,
Vol. 30, nº 2, junio de 2007
Desde París (Francia) hasta París (Texas), la mayoría de los países occidentales cuentan, cada vez más, con sociedades más diversas, debido, sobre todo, al aumento de la inmigración. El flujo de personas que cruzan las fronteras favorece la innovación, el dinamismo y la creatividad, además de reducir los efectos sociales y económicos de la disminución de la tasa de natalidad. Pero ¿es posible que esta heterogeneidad represente una amenaza para la solidaridad global? Según Robert Putnam, politólogo de la Universidad de Harvard, lo más probable es que la respuesta acertada
sea “sí”.
En un artículo titulado ‘E Pluribus Unum: Diversity and Community in the Twenty-First Century’, publicado en la revista Scandinavian Political Studies el pasado junio, explica con detalle su célebre estudio sobre el capital social, definido como las redes sociales de las que dependen los seres humanos. Su análisis se basa en un extenso trabajo llevado a cabo a escala nacional en 2000 sobre la diversidad étnica existente en Estados Unidos. Putnam descubre que en las comunidades homogéneas la confianza en los demás es mayor y el capital social está mejor desarrollado. Esto ocurre, por ejemplo, en los grandes barrios residenciales habitados por blancos, mientras que en las zonas con diversidad étnica, como los centros urbanos, esa confianza es menor. Es de esperar tal correlación. Después de todo, nos sentimos como en casa cuando estamos con gente como nosotros. Sin embargo, el investigador también descubre un hecho que no había previsto: en las comunidades de mayor diversidad, los estadounidenses no sólo ...