¿Cómo obtienen dinero los grupos terroristas más peligrosos de los últimos años para perpetrar sus actividades?

La actividad terrorista se financia a través de varias vías legales e ilegales, y con frecuencia obtiene beneficios de la corrupción y el dinero procedente de los márgenes de la economía formal. Por ejemplo, en 2011, el dueño de una empresa nigeriana de telecomunicaciones fue arrestado por utilizar los beneficios de su negocio para financiar las actividades de Boko Haram, además de suministrar a los terroristas tarjetas SIM y teléfonos móviles.

Entre las fuentes ilegales de financiación de los grupos terroristas están el tráfico de drogas, el tráfico de personas, la extorsión, la minería ilegal y las transferencias bancarias.

Los grupos en la diáspora han sido siempre fuentes de financiación para las actividades terroristas en la patria de origen. Por ejemplo, en los 70, el IRA irlandés se sostenía con los fondos y las armas procedentes de los grupos de origen irlandés en Estados Unidos y, en especial, con la ayuda económica del Irish Northern Aid Committee (Noraid).

Campos de gas y petróleo en la provincia de Homs, Siria. Estuvo en manos de Daesh hasta que tomó el control las tropas de Bashar al Assad. (Stringer/AFP/Getty Images)

Para muchas organizaciones terroristas, los servicios de transferencia de dinero, por ejemplo Western Union, son una vía segura para mover fondos de manera discreta. Varios países, conscientes de ello, han aprobado leyes para restringir la circulación de dinero a corto plazo, en gran parte de acuerdo con las leyes bancarias internacionales que tratan de impedir la financiación de las actividades terroristas. Por desgracia, este esfuerzo es contraproducente en países como Somalia, donde hasta el 60% de los ingresos individuales dependen de las remesas llegadas del extranjero.

El Consejo de Seguridad de Naciones Unidas es consciente desde hace mucho tiempo de la necesidad de combatir la financiación del terrorismo y, como consecuencia, cuenta con dos resoluciones, la Resolución 2178 (2914) y la Resolución 2249 (2015) en ese sentido. Además, ha animado a todos los Estados miembros a “prevenir y reprimir la financiación del terrorismo”.

Varios de los mayores grupos terroristas han obtenido el control de distintos territorios, lo cual les proporciona otras vías de ingresos, como los impuestos y el control de las empresas. Los más grandes tienen unos ingresos anuales equivalentes a los presupuestos de grandes empresas o de países pequeños. Las estimaciones de 2016 indican que los ingresos anuales de los mayores grupos terroristas varían entre 2.000 millones de dólares en el caso de Daesh, 400 millones de dólares para los talibanes, 250 millones de dólares para Al Qaeda y 25 millones de dólares para Boko Haram.

Daesh

Daesh es el grupo terrorista más letal y más rico. Sin embargo, su estrategia de autofinanciación en el territorio que controla hace que sea susceptible a cualquier acción que le arrebate parte de ese territorio. La estructura de financiación de Daesh se ha derrumbado durante los dos últimos años debido a la gran cantidad de territorio que han perdido en Irak y Siria. El dinero de la organización alcanzó su cota máxima en 2015, 2.000 millones de dólares, la mitad de ellos procedente del contrabando de petróleo. Daesh producía hasta 75.000 barriles diarios, que generaban unos ingresos de 1,3 millones de dólares al día. Los 68 miembros de la Coalición Global contra este grupo terrorista decidieron atacar sus fuentes de ingresos para entorpecer su capacidad de actuar. A principios de 2017, la Coalición había destruido más de 2.600 instalaciones relacionadas con la extracción, el refino y la venta de petróleo. También se han atacado lugares en los que se almacenaba dinero, lo cual dificulta sus actividades porque le impide pagar a los combatientes y ofrecer servicios básicos como el suministro de material médico esencial. Con el bombardeo de 25 almacenes de dinero, la Coalición Global ha podido destruir varios cientos de millones de dólares. El Gobierno iraquí, por su parte, ha cerrado los sistemas bancarios en el territorio controlado por los terroristas, para limitar los pagos a los funcionarios en dichas áreas. Además, si Daesh sigue perdiendo terreno, su financiación disminuirá todavía más.

En 2015, los cuantiosos impuestos que exigía Daesh a las personas y las empresas en sus territorios representaron el 30% de la financiación del grupo. En 2017, Daesh ha perdido el control del 60% de las tierras que tenía en Irak y Siria, incluidas zonas de producción de petróleo y gran parte de su base contributiva, sobre todo en ciudades densamente pobladas como Mosul. Al parecer, debido a estas pérdidas, se ha pasado al tráfico de drogas en la región. Se calcula que sus ingresos han bajado de 81 millones de dólares al mes en 2015 a 16 millones de dólares al mes en 2017. Y es muy probable que las reducciones continúen. 

Una mujer yemení muestra pasea frente a un mural que muestra la ejecución de 15 soldados yemeníes en manos de terroristas de Al Qaeda. (Mohammed Huwais/AFP/Getty Images)

Al Qaeda

La evolución de las fuentes y las técnicas de financiación de Al Qaeda refleja los cambios que ha sufrido la organización. Al principio, la mayoría de sus actividades las financiaba su millonario fundador, Osama bin Laden, junto a grandes donaciones de ciudadanos de los Estados del Golfo. A medida que el dinero se agotaba y Al Qaeda crecía, el grupo diversificó sus fuentes de financiación. A principios de este siglo, la mayoría procedía de una compleja red de donaciones de organizaciones benéficas, organizaciones no gubernamentales, mezquitas, bancos y foros de Internet. Sin embargo, en los últimos tiempos, el dinero de los donantes ha bajado y el grupo ha tenido que recurrir a otras técnicas, por ejemplo la comisión de delitos como el robo de bancos, el narcotráfico y la captura de rehenes.

Debido a su estructura descentralizada, las agrupaciones afiliadas a Al Qaeda en todo el mundo tienen distintos métodos de financiación. Al Shabaab, que actúa en Somalia y Kenia, recauda fondos de sus comunidades en la diáspora, se apodera de bienes de ONG y otros organismos, adquiere armas de fuentes externas y cobra cuotas de protección e impuestos a las empresas de los territorios que controla. El Frente al Nusra, en general, obtiene fondos mediante las ventas de petróleo, secuestrando a extranjeros en Siria y a través de donaciones privadas de ciudadanos en Arabia Saudí, Qatar y Kuwait. Un estudio ha descubierto que los afiliados de Al Qaeda en África recaudaron 66 millones de dólares procedentes de rescates en un solo año. Otros grupos asociados, como AQAP (Al Qaeda en la Península Arábiga), que opera sobre todo en Yemen y Arabia Saudí, recurren a delitos como el robo de bancos y la extorsión a empresas petrolíferas y de telecomunicaciones.

Un helicóptero estadounidense sobrevuela un campo de opio en la provincia de Helmand en Afganistán. (John Moore/Getty Images)

Talibanes

Los talibanes están presentes en grandes zonas de Afganistán, y varias estimaciones indican que el grupo controla o se disputa 171 de los 398 distritos del país; son especialmente fuertes en las provincias meridionales de Helmand, Nimroz, Uruzgan, Zabul y Ghazni. La mayor parte de su dinero procede de los territorios que controla, sobre todo del contrabando de opio y heroína. Afganistán es el mayor productor mundial de opio, y exporta entre el 70 y el 80% del opio ilegal. En 2015, el opio y la heroína generaron aproximadamente la mitad de los 400 millones de dólares de ingresos anuales de los talibanes. En 2016, Naciones Unidas informó de que la extensión de los cultivos de amapolas habían aumentado un 43% respecto al año anterior, lo cual les proporcionó aún mayores ingresos. Sus numerosas rutas de contrabando les permiten transportar heroína y opio, sobre todo, pero también hachís, armas, cigarrillos y otras mercancías.

Además, cobran impuestos en las áreas que controlan. Estos son su segunda fuente de financiación. Pueden ser en forma de ushr, un impuesto del 10% sobre las cosechas, y zakat, uno del 2,5% sobre la riqueza. Los bienes y servicios como las cosechas de patatas y los camiones de hortalizas también deben pagar una contribución. Es llamativo el hecho de que los talibanes cobran por servicios que no dependen de ellos, como las facturas del agua y la electricidad de la población local. Solo en la provincia septentrional de Kunduz, los talibanes han cobrado facturas de la electricidad a 14.000 hogares, con un beneficio estimado de 100.000 dólares mensuales.

La extorsión generalizada y las grandes sumas enviadas discretamente —según se dice— por donantes de Arabia Saudí, Kuwait y Emiratos Árabes Unidos a través de organizaciones benéficas islámicas y otras asociaciones, contribuyen también a financiar a los talibanes. En particular, los saudíes adinerados son objeto de escrutinio por proveer de “fondos subrogados” a grupos islamistas, madrasas y universidades de Afganistán, como parte de un plan general para promover la teología de inspiración wahhabista en la región. Es probable que los talibanes tengan cada vez más ingresos generados por ellos mismos, a medida que controlen más zonas del país.

21 de las jóvenes de Chibok liberadas tras ser secuestradas por Boko Haram en Nigeria. (Philip Ojisua/AFP/Getty Images)

Boko Haram

A diferencia de Daesh, Al Qaeda y los talibanes, Boko Haram no dispone de una estructura de financiación avanzada. Por el contrario, el grupo ha recurrido siempre a acciones concretas para financiar sus actividades. Esto es consecuencia de su carácter descentralizado y de que los jefes locales se ven obligados a buscarse sus propios ingresos para financiar sus operaciones. Entre los métodos de financiación más frecuentes están los secuestros para pedir rescate, la extorsión a las empresas y los robos de bancos. Además, se sabe que Boko Haram ha recaudado dinero a través de una red de alianzas con otras organizaciones terroristas, que le ha permitido recibir dinero de Al Qaeda en el Magreb (AQIM). Los secuestros masivos de extranjeros y civiles para exigir rescates es un método lucrativo. Boko Haram tiene un grupo especializado en secuestros que captura a políticos, empresarios, extranjeros, gobernantes y funcionarios, con intención de devolverlos a cambio de grandes sumas de dinero o de la puesta en libertad de militantes de la organización. En 2013, Boko Haram recibió 3 millones de dólares por el rescate de una familia francesa de siete miembros, y, a principios de 2017, las negociaciones con el Gobierno de Nigeria dieron como fruto la liberación de una serie de niñas capturadas a cambio de la puesta en libertad de varios miembros de la organización encarcelados. Además, Boko Haram recibe donaciones de los miembros del grupo, políticos corruptos y funcionarios gubernamentales, así como partidarios y organizaciones en otros países. También existen pruebas de que colabora con los narcotraficantes, puesto que facilita su paso por Nigeria.

En 2014 se estableció la Fuerza Conjunta Multinacional (MNTF en sus siglas en inglés), que incluye fuerzas militares de Benín, Nigeria, Camerún, Chad y Níger, para luchar contra Boko Haram. Asegura haber neutralizado a 675 miembros de la organización, haber contribuido a la detención de 566 presuntos miembros y haber cerrado más de 30 centros de entrenamiento y fabricación de bombas. Asimismo, la fuerza multinacional dice que ha rescatado a más de 4.500 rehenes. El Banco Central de Nigeria ha tomado medidas para cerrar cuentas e impedir transacciones en las que intervinieran sospechosos de terrorismo. Se dice que diversas autoridades del norte del país pagan a Boko Haram a cambio de protección y de la garantía de que no va a atentar en sus distritos. La ola de terror causada por el grupo ha producido más de 100.000 desplazados internos y 7.000 refugiados en Chad. La reacción de Chad ha sido proporcionar ayuda militar a Nigeria para combatir contra la organización terrorista.

 

Traducción de María Luisa Rodríguez Tapia.