
Las energías renovables plantean una geopolítica distinta, más propicia para mejorar la seguridad energética de los países implicados, pero geopolítica al fin y al cabo, por lo que es necesaria una reflexión estratégica.
Es frecuente presentar a las renovables como energías limpias no sólo en términos de emisiones sino también de connotaciones geopolíticas. Esta simplificación de las implicaciones geoestratégicas de las energías renovables hace un flaco favor a las mismas, pues no permite elaborar un relato consistente de los beneficios globales de la transición energética ni acompañarlo de la necesaria reflexión estratégica.
Los argumentos a favor de las ventajas geopolíticas de las renovables se basan casi exclusivamente en el hecho de que tienen el potencial de reducir la dependencia energética. Siendo este un argumento de peso, olvida otros vectores tan importantes para la seguridad energética basados en mejorar la gestión de la interdependencia que en reducir la dependencia, como el de diversificar el suministro por fuentes, tecnologías y orígenes geográficos. Y, más importante, tiende a olvidar que la geopolítica es un juego a varias bandas, con diferentes actores que reaccionan a las distintas estrategias de cada uno de ellos: un actor que apuesta por la autosuficiencia difícilmente tendrá la legitimidad para demandar acceso a terceros mercados.
Así, el hecho de que el despliegue de las renovables permita diversificar fuentes y tecnologías puede ser tan relevante como reducir la dependencia energética. Pero sobre todo, introduce la dimensión internacional en el análisis. Los argumentos basados en la reducción de la dependencia tienden a presentar sistemas renovables cerrados, sin flujos transnacionales y sin considerar los canales de interdependencia que una transición energética a nivel global o regional conllevan. Los defensores de las renovables tienden a adoptar enfoques proteccionistas (reducir las importaciones) o incluso mercantilistas (aumentar además las exportaciones), los cuales tienen un recorrido limitado en un mundo interdependiente. Por ejemplo, resulta inconsistente resistirse a una eventual importación de electricidad renovable de Marruecos, pero seguir manteniendo las exportaciones españolas de electricidad a ese mismo país o buscar aumentarlas a Francia. Los mercados no pueden abrirse de manera selectiva, sólo para exportar pero no para importar.
Por otro lado, y desde una perspectiva estratégica de más largo plazo, la transición hacia modelos energéticos electrificados de elevada penetración renovable entraña una implicación fundamental: la transferencia de poder desde el detentor del recurso al actor con mayor capacidad de control de la red. La geopolítica de las renovables en modelos eléctricos relativamente centralizados y transnacionales potencia la posición geográfica de países con capacidades de red. Tiende a generar lo que se ha denominado grid communities o comunidades de red, un concepto derivado de las security communities aplicadas para estudiar alianzas de seguridad que basan su cohesión en la interdependencia, la existencia de preferencias convergentes y la reputación entre los pares. En realidad, no supone sino una ampliación estratégica del principio de economía de red: el valor de una red, y por tanto su proyección estratégica, depende del número y patrón ...
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