El Secretario de la OTAN sujetando el concepto estratégico de la organización en Madrid, España. (EUROPA PRESS/E. Parra. POOL via Getty Images)

Ganador de la UNIVERSIDAD COMPLUTENSE DE MADRID, con su proyecto «La OTAN y su escenario estratégico: ¿dónde estamos y hacia dónde vamos?», que puede leer aquí:

El objetivo principal con este ensayo es entender los eventos que están marcando los desafíos actuales, para así entender el porqué la OTAN ha prestado especial atención al espacio no europeo en su último concepto estratégico. A su vez, cuando se ha explicado dónde (en qué situación) nos encontramos actualmente, se propone una idea de como puede ser el futuro de la OTAN en un mundo con desafíos globales y no regionales, teniendo en cuenta que su propio tratado de fundación lo limita solo a Europa y el atlántico norte.

El concepto estratégico de la OTAN pone énfasis fuera de Europa ¿por qué? 

La OTAN es una alianza militar que busca la defensa mutua y la cooperación militar de sus países miembros. Estos países son todos europeos, salvo Estados Unidos y Canadá, y solo pueden unirse nuevos miembros que estén en el continente europeo. Los territorios que la OTAN pueden defender en caso de ataque (es decir, el famoso artículo 5) solo se pueden  encontrar en Europa, América del Norte o islas en el Océano Atlántico que se encuentren al norte del Trópico de Cáncer. Esto nos haría pensar que, el escenario estratégico de la OTAN, es en efecto Europa y el atlántico norte. 

Sin embargo, el nuevo concepto estratégico, definido tras la cumbre de Madrid de 2022, hace mucho énfasis en la peligrosidad de China y hace algunas menciones sobre África y el Sahel ¿significa esto que la OTAN está cambiando su perspectiva estratégica del marco europeo hacia uno más global? 

Para entender por qué la OTAN tiene una perspectiva más global sobre cuáles son sus amenazas, primero debemos entender en que contexto nos encontramos. 

En el contexto actual se desarrollan 3 eventos que están cambiando los vectores de poder del mundo. 

El primero, es la cuestión africana. África duplicará su población para 2050, mientras que por ejemplo China o Europa tendrán poblaciones nativas decrecientes. Las economías africanas contarán con cada vez más consumidores y con mayor cantidad de productores, lo que le dará al continente un mayor poder en la economía internacional. A su vez, en África se está viviendo el aumento del terrorismo de corte yihadista, lo que ha ocasionado que  distintos gobiernos locales pidan ayuda, y Rusia (y su grupo Wagner) hayan aumentado mucho su influencia en la zona. 

El segundo, es la revolución tecnológica. Esta se ha alzado como parte fundamental de la seguridad nacional de los estados, ya sea en el apartado de la ciberseguridad o en el apartado de la producción y diseño de estas tecnologías, por lo que, no es sorprendente ver que Estados Unidos considera una preocupación de seguridad a “Tik Tok”, o que la Unión Europea busque impulsar la fabricación de microchips.

Y el tercer evento, es la rebelión contra el modelo normativo surgido tras la segunda guerra mundial. Cuando acaba la segunda guerra mundial, la creación de organismos como la ONU, requirió de un marco normativo adaptado a la sociedad internacional de aquel entonces, que nada tiene que ver con el actual. ¿Como se puede justificar que, en el consejo de seguridad, Francia tenga derecho a veto, e India (con capacidad nuclear, con 1.333 millones más de personas y con mayor PIB) no sea un miembro permanente? Preguntas similares a esta se  han hecho diversos países, que han empezado a reclamar su sitio. 

Puestos en contexto, podemos entender que los desafíos a los que se enfrentan los países miembros de la OTAN ya no se encuentran solo regionalmente en Europa (como en la guerra  fría), sino que se extienden de manera global, y que las regiones que en 1949 (cuando se firma el tratado de la OTAN) apenas eran de interés, hoy lo son más que nunca. Aquí es donde nos encontramos actualmente, la OTAN entiende que sus mayores problemas  (a excepción de la invasión rusa) están fuera de Europa, pero no puede ni expandirse, ni  intervenir militarmente.  

La invasión rusa de Ucrania ha puesto el foco otra vez en Europa, pero debemos entender que Rusia es una potencia regional, y aunque en el corto plazo debamos enfrentar esta amenaza, los países occidentales van a ser cada vez más pequeños en contraposición a unas potencias emergentes que no dudarán en dejar de lado el marco normativo actual y crear el suyo a nuestras espaldas. 

¿Un nuevo escenario estratégico fuera de  Europa es viable para la OTAN? 

Ahora que ya sabemos en qué situación estamos, nos toca saber hacia dónde nos dirigimos. Como ya hemos visto, la OTAN por su propio tratado está constreñida a Europa, Norteamérica y el atlántico norte. Para que los países occidentales puedan hacer frente a sus retos más allá de estas zonas e integrar a nuevos aliados, tal vez el siguiente paso sea crear una nueva organización, esta vez de carácter global, que integre a la OTAN como su rama europea, pero que a su vez sea integre a otras nuevas organizaciones de carácter similar, siendo una evolución de los “Major non-NATO ally”. 

Es decir, es posible que el futuro se encuentre en una unión de “OTANs” regionales coordinadas por un consejo unificado.