Y robots de bajo coste les ayudarán a hacerlo.
Vivimos en una era de innovación combinatoria. Ha habido otros periodos como este: en el siglo XIX, se combinaban y recombinaban las piezas mecánicas normalizadas –ruedas, poleas, cintas y engranajes– para crear nuevas invenciones. En el siglo XX, los componentes eran motores de combustión interna, electricidad, electrónica y (al final) chips microelectrónicos.
Hoy, una parte importante del desarrollo de programas en Internet se dedica a conectar componentes normalizados de maneras nuevas. El sistema operativo Linux, el servidor web Apache, la base de datos MySQL y el lenguaje de programación Python son ejemplos destacados: los componentes que sirven de piezas básicas para muchos aspectos de la Red. Una vez desarrollada la aplicación, la computación en nube que ofrecen Amazon, Google, Microsoft y otros cambia los costes fijos de los centros de datos por unos costes variables de los servicios de datos, derriban los obstáculos y contribuyen a acelerar el ritmo de innovación.

Igual que las innovaciones mecánicas del siglo XIX derivaron en cambios espectaculares en nuestro modo de vida, las innovaciones en la informática y las comunicaciones que están produciéndose a principios del siglo XIX tendrán profundas repercusiones en la economía y la cultura mundiales. Por ejemplo, hoy en día, hasta la empresa más pequeña puede permitirse tener una infraestructura informática y de comunicaciones que habría sido la envidia de cualquier gran compañía hace 15 años. Si los últimos años del siglo XX fueron la era de la empresa multinacional, los primeros del XIX van a ser la era de lo micromultinacional: pequeñas compañías que trabajan en todo el mundo.
Silicon Valley parece rebosar de empresas de este tipo, que utilizan el correo electrónico, los chats, las redes sociales, los wikis, los protocolos de voz por Internet y la computación en nube –todas ellas, cosas gratis en la red– como base de sus comunicaciones y su infraestructura informática. Pueden aprovechar las ventajas comparativas debidas a las variaciones de conocimientos, técnicas y salarios entre unas partes del mundo y otras. Pueden trabajar en todo el palneta y durante todo el día para desarrollar software, aplicaciones y servicios de Internet utilizando componentes normalizados. El comercio internacional siempre ha estimulado la innovación, y ahora, el comercio de conocimientos y técnicas es más fácil que nunca.
De la mayoría de las micromultinacionales nunca se ha oído hablar, ni se oirá; como otras pequeñas empresas, muchas cerrarán o acabarán siendo adquiridas por otras más grandes. Pero algunas, como Skype (de Estonia) o Rovio, fabricante del popular juego para dispositivos móviles Angry Birds (de Finlandia), se han hecho famosas. Hasta los propios componentes del software son creaciones de alcance mundial: Linux nació en Finlandia, Apache en Estados Unidos, MySQL en Suecia, y Python en Holanda.
Los avances tecnológicos que han provocado esta transformación en el mundo virtual están cambiando el mundo físico de forma muy similar. Los robots industriales llevan muchos años existiendo, pero siempre han sido grandes y caros, tanto que sólo podían permitírselos ...
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