Puñetazos, gritos, insultos… en las cámaras de representantes más agresivas del mundo.

 

Corea del Sur

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Fuente de tensión: La democracia coreana es un deporte de contacto en el que los debates entre el Gran Partido Nacional (GPN), dominante, y sus rivales, a propósito de la política exterior y la libertad de información, se resuelven con frecuencia a puñetazos… o con cualquier objeto pesado que haya en la sala.

Peores momentos: La primera trifulca de Corea del Sur que llamó la atención internacional se produjo en 2004, por la moción para enjuiciar al entonces presidente Roh Moo hyun. Los parlamentarios leales a Roh, con el fin de intentar bloquear lo que consideraban un golpe, se negaron a abandonar el estrado de la asamblea. Estallaron peleas mientras las fuerzas de seguridad trataban de llevarse a los delegados revoltosos, que empezaron a dar puñetazos y arrojar muebles (mientras tanto, un hombre no identificado chocó un coche contra la fachada del edificio). Posteriormente, los parlamentarios que habían causado el escándalo se arrodillaron y pidieron perdón a la nación.

Pero la batalla por el enjuiciamiento de Roh no fue más que un preludio a la guerra de diciembre de 2008 por un polémico acuerdo de libre comercio con Estados Unidos. Cuando el GPN presentó el proyecto de ley ante el comité de comercio del Parlamento con la intención de acelerar su tramitación antes de que Barack Obama asumiera el poder, algunos diputados de la oposición intentaron entrar en la sala cerrada del comité con martillos y una sierra eléctrica. Los aterrados legisladores que estaban dentro bloquearon la puerta con muebles y lucharon contra los intrusos con extintores de incendios. Las cámaras de televisión retransmitieron las imágenes, incluida la de un parlamentario que sangraba profusamente en el rostro, a los espectadores de todo el mundo. Se llegó a un compromiso, pero sólo después de que la oposición ocupara el edificio de la asamblea durante 12 días.

Sin embargo, el incidente no pareció saciar la sed de sangre de los representantes coreanos. Un debate sobre la privatización de los medios de comunicación en julio degeneró en una pelea a puñetazos.

 

Taiwan

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Fuente de tensión: Corea del Sur tal vez es el líder mundial actual en peleas parlamentarias, pero el máximo campeón de todos los tiempos es casi seguro Taiwan, que tiene una famosa tradición de violencia legislativa que se remonta a finales de los 80. Los disturbios en la cámara de representantes, que suele instigar el Partido Progresista Democrático (PPD) cuando su principal rival, el nacionalista Kuomintang, no cede en una cuestión controvertida, son habituales desde hace años. Las peleas suelen planearse para sacar el máximo rendimiento en los medios de comunicación y el PPD ha llegado a usarlas como una especie de instrumento táctico de debate durante gran parte de su historia.

Peores momentos: Las mejores trifulcas parlamentarias taiwanesas pueden llegar a contar con la participación de 50 personas que se dan golpes y se arrojan zapatos, agua, comida y micrófonos sobre cuestiones que van desde procedimientos electorales hasta las relaciones con la China continental. Un incidente famoso se produjo cuando un diputado fue suspendido seis meses por haber dado un puñetazo a una colega suya en la cara. En mayo de 2005, una parlamentaria del Kuomintang estaba defendiendo una moción sobre un proyecto de ley de enlaces de transporte con el continente cuando le arrebataron el papel de la mano y se lo metieron en la boca. Unos meses después, un legislador del Kuomintang fue hospitalizado y recibió más de 100 puntos en el rostro cuando tres rivales del PPD le arrojaron al suelo y le golpearon con barras de plástico. En un momento dado, un ministro propuso que los congresistas se sometieran a una prueba de alcoholemia antes de iniciar los debates.

Las peleas han convertido el parlamento de Taiwan en el hazmerreír de Asia, y los medios de la República Popular de China, en especial, disfrutan informando sobre ellas. Después de una aplastante derrota electoral en 2008, el PPD renunció formalmente a este tipo de prácticas y mencionó el daño que había hecho a la imagen del país.

Ucrania

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Fuente de tensión: Desde la Revolución Naranja de 2004, la Rada ucraniana (el Parlamento del país) se ha vuelto especialmente desagradable, con las peleas entre los miembros de la Coalición Naranja gobernante y sus rivales prorusos.

Peores momentos: Los incidentes no eran infrecuentes en la Rada antes de 2004, pero en los últimos años la situación se ha vuelto especialmente desagradable. Después de que el Partido de las Regiones, proruso, ganara una elección parlamentaria en 2006, los diputados naranjas hicieron sonar sirenas y arrojaron huevos para intentar impedir que su líder, Víktor Yanukovych, fuera elegido primer ministro. Como era de esperar, salieron a relucir los puños y, al parecer, un legislador progubernamental cayó en manos de un rival que lo arrojó al otro lado de la sala.

Otro momento desagradable fue una pelea a empujones entre docenas de legisladores durante un debate sobre el ingreso en la OTAN en 2008, pocos meses después de que el ministro del Interior abofeteara al alcalde de Kiev y le diera una patada en la entrepierna durante una reunión de un organismo gubernamental (el ministro dijo que el alcalde se merecía la “torta viril”). Ese mismo ministro quedó suspendido de su cargo este año después de que se enfrentara, borracho, a unos guardias de seguridad en el aeropuerto de Frankfurt (Alemania).

Gran Bretaña

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Fuente de tensión: Aunque las peleas a puñetazos son muy raras en el Parlamento británico, el turno de preguntas ha proporcionado algunos momentos inolvidables de mala educación a lo largo de los años, cuando los parlamentarios de los bancos posteriores tratan de ganar puntos contra el primer ministro y el partido gobernante.

Peores momentos: Algunos líderes como Tony Blair disfrutan con la oportunidad de enfrentarse a la oposición. Otros, como el primer ministro actual, Gordon Brown, que ha tenido que oír cómo le decían a la cara que había sido como pasar “de Stalin a Mr. Bean”, lo detestan. Los pitidos y los abucheos son reacciones habituales desde los bancos de atrás, igual que los desaires cuidadosamente elaborados. Hace falta mucho para que a uno le pidan que se retracte. Un parlamentario recibió una reprimenda formal por calificar a una colega de “Miss Marple de segunda categoría”.

Muchos han comparado al exabrupto representante republicano Joe Wilson -que gritó “¡Mentira!” durante el reciente discurso de Barack Obama en el Congreso estadounidense-  con el comportamiento en el Parlamento británico, aunque, irónicamente, llamar mentiroso a alguien en la cámara no suele estar bien visto (Winston Churcill acuñó el eufemismo “inexactitud terminológica” para sortear este tabú). Seguramente, a Wilson le habrían pedido que se desdijera de su comentario si lo hubiera hecho durante el turno de preguntas al primer ministro, pese a que, por lo visto, comparar a Margaret Thatcher con una “boa constrictor hambrienta de sexo”, como hizo una vez el diputado laborista Tony Banks, está bien.

Australia

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Fuente de tensión: El Parlamento australiano ha heredado de Gran Bretaña la tradición de las “preguntas al primer ministro” y el estilo hiriente, pero en muchos aspectos tiene menos decoro.

Peores momentos: El insulto lleno de color es un arte en la política australiana, y el maestro indiscutible era el ex primer ministro Paul Keating, que llamaba a sus rivales “cerdos”, “chusma”, “perros malhablados”, “vagabundos intelectuales” y “deficientes mentales” durante los debates.

De vez en cuando se expulsa a algún político del turno de preguntas por insultos como “vuelve debajo de tu roca” y “eres un gusano”, pero la tradición sigue viva con dirigentes como el ex ministro de Asuntos Exteriores Alexander Downer, que, en 2007, dijo del líder del Partido Laborista y hoy primer ministro, Kevin Rudd, que tenía demasiados miramientos, era un tramposo y “un chico en una burbuja”.

Evitar el turno de preguntas tampoco sirve de mucho. Cuando Rudd intentó eludirlo para visitar una ciudad que había sufrido inundaciones en febrero, los parlamentarios de la oposición llevaron a la cámara una silueta suya en cartón para arrojarle insultos.