Las mujeres en las unidades del Ejército de Israel.

 













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Israel es que es el único país del mundo en el que las mujeres realizan el servicio militar obligatorio. Para ellas dura dos años frente a los tres que deben realizar los hombres. Una vez terminado, ellos prestan además un servicio de reserva anual de hasta 54 días -ampliables en el caso de los oficiales- hasta cumplir incluso los 49 años. En el caso de las mujeres, este servicio es de carácter voluntario.

Y esto es así desde casi la misma fundación del Estado e inmediata guerra de la independencia en 1948. Durante los casi dos años de conflicto las mujeres engrosaron sobretodo las filas de las brigadas de infantería (dada la falta de efectivos), pero tras la guerra se prohibió su participación en el frente, limitando su presencia a puestos de administración tales como contables, secretarias o telefonistas.

A día de hoy, la mujer se encuentra perfectamente integrada en sus Fuerzas Armadas israelíes, en las que representa el 33% del total de soldados y el 51% de los oficiales de reemplazo (estos porcentajes descienden hasta el 20% en el ejército profesional). Ya no sólo desempeña labores administrativas, de seguridad estática, logísticas o sanitarias, sino que también participa en unidades de combate. Mientras que en su reciente despedida el hasta hace poco Secretario de Defensa estadounidense, Leon Panetta, revocó la prohibición de servicio de la mujer en unidades de combate dentro del Ejército de EE UU, en el caso de Israel, su Ejército lo lleva haciendo desde 1985. En este caso el alistamiento es voluntario, y requiere tres años de mili, es decir, el mismo periodo que, por ley, realizan los hombres. Además, se comprometen a un servicio de reserva de un mes al año hasta cumplir los 38, incluso en el caso de casarse y tener hijos.

En cuanto al pilotaje de combate, el acceso de la mujer tiene lugar desde que en 1995 la famosa olim (nueva inmigrante) surafricana Alice Miller ganara la demanda que interpuso ante el Tribunal Supremo de Israel, que dictaminó que aquellas mujeres que demostraran las aptitudes necesarias y superaran las pruebas físicas correspondientes tenían tanto derecho a ser pilotos de combate como cualquier hombre. En base a esta jurisprudencia, la Ley del Servicio Militar incorporó una enmienda en 2000 según la cual el Tsahal (acrónimo de las Fuerzas armadas en hebreo) debía promover la total igualdad de género.

La puerta abierta por Alice Miller permitió que la teniente Roni Zuckerman se convirtiera en la primara piloto de combate en 2001. A partir de ahí otras mujeres siguieron su ejemplo y en la última ceremonia de graduación de pilotos de las Fuerzas Aéreas fueron cinco las que se colgaron las alas en el uniforme. Otros casos llamativos son los de la Capitán Yifat ...