El mundo multipolar es una realidad global, reconocida incluso por la comunidad de inteligencia de EE UU. Pero no fue siempre así. Durante la mayor parte de su existencia geopolítica, el vocablo “multipolar” ha sido un sinónimo de antiamericanismo exacerbado, empleado tanto por sus antiguos aliados de la guerra fría como por una ansiosa Rusia que lidia con su estatus de ex superpotencia. La ex secretaria de Estado Madeleine Albright presumía de que EE UU era la “nación indispensable”; hoy, su sucesora, Hillary Clinton, promete trasladar el equilibrio desde el “mundo multipolar hacia un mundo con múltiples socios”.