
Los profesionales de la información son asesinados deliberadamente por fuerzas del Gobierno, de la oposición o de grupos terroristas por el simple hecho de ejercer su trabajo. ¿Cómo evitar este goteo constante de periodistas muertos? ¿Es posible regular la protección de este sector?
El oficio del periodista es uno de los más peligrosos del mundo, tanto es así que el índice de mortalidad alcanzó su punto álgido en 2012 con 121 periodistas y trabajadores en medios de comunicación asesinados, según la Federación Internacional de Periodistas (FIP). Siria, con 31 casos fue el país que registró más víctimas. La situación que está viviéndose en la zona lo ha convertido en uno de los más mortales para el sector en la actualidad, únicamente superado por el conflicto de Irak entre 2003 y 2006.
Reporteros sin Fronteras (RsF), que incluye a todos los informadores (news providers) en su estadística, considera que son 60, como mínimo, los detenidos o secuestrados y 110 el número de muertos en el conflicto sirio solo hasta 2013. En 2014, lidera el ranking con un total de 17 periodistas muertos, Francia asciende posiciones en 2015 tras el atentado al semanario Charlie Hebdo y en Siria la cifra llega a los 14, según el Comité de Protección de Periodistas (CPJ). En lo que va de 2016 un periodista ha sido asesinado en el país, pero la causa de este descenso no es otra que la escasa presencia de ese sector en la zona.
La mayoría de las personas que han muerto informando de la guerra eran sirias y aunque algunas murieron víctimas del fuego cruzado o quedaron atrapadas en bombardeos, muchos fueron asesinados deliberadamente por fuerzas del Gobierno, de la oposición o de grupos terroristas debido a su trabajo.
Pese a que la Constitución siria reconoce la libertad de expresión, ésta se restringe a las más altas instituciones del Estado, al islam, al Ejército, la seguridad nacional, a los servicios de orden público y la difusión de contenidos de carácter público está prohibida. En un informe elaborado por Freedom House en 2011, la situación de la libertad de prensa en Siria ya se consideraba muy crítica. No obstante, tras poner fin al estado de excepción ese mismo año, las violaciones del derecho a la libertad de expresión se hicieron aún más graves después de que Bashar al Assad dictara el Decreto Legislativo nº 108, que recogía nuevas prohibiciones.
Asimismo y aunque ya existía un férreo control en la Red, en 2012 el Presidente promulgó una nueva norma que regula las comunicaciones por Internet e intenta ralentizar su acceso para evitar que se distribuyan las violaciones de los derechos humanos cometidas por fuerzas militares y de seguridad. La compañía italiana de seguridad, Area SpA, ha sido la encargada de proveer al Gobierno sirio con la infraestructura necesaria para llevar a cabo ...
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