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Las perspectivas en materia de Seguridad y Defensa de la Presidencia española de la Unión Europea durante el primer semestre de 2010 están marcadas, como no puede ser de otra manera, por la entrada en vigor del Tratado de Lisboa, una oportunidad única para impulsar iniciativas y mejoras que permitan avanzar en la construcción de una Europa de la Defensa. En un principio, el Gobierno de Rodríguez Zapatero, y su ministra de Defensa, Carme Chacón, pusieron muchas esperanzas en los logros prácticos que pudieran obtenerse en esta materia y así se entiende que decidieran nombrar en agosto de 2008 al teniente general Félix Sanz Roldán, ex jefe del Estado Mayor de la Defensa, como alto representante para este área, algo sin muchos precedentes. Sin embargo, escasamente un año después, Defensa recurrió a él para dirigir la reorganización del Centro Nacional de Inteligencia (CNI) –a pesar de su escaso conocimiento en materia de inteligencia- y optó por dejar descabezado el esfuerzo al no nombrar a un sustituto que, por lo menos, sirviera de referente visible en la coordinación y cumplimiento del plan de trabajo. Los portavoces del Ministerio explicaron entonces que no era necesario porque lo fundamental estaba ya definido y encauzado. Según algunos de sus asesores más estrechos, Chacón está decidida a que los primeros seis meses del año que vienen estén marcados en su terreno por iniciativas concretas e innovadoras. Su objetivo, recuerdan, es que la Presidencia española no sea de mera transición sino una aportación valiente y práctica de ideas y pasos adelante hacia una verdadera Seguridad y Defensa de la Unión Europea.
En este sentido, el plan de trabajo esbozado por España, en colaboración con Bélgica y Hungría, incluye cuatro grandes ejes: Primero: la puesta en marcha de incipientes instituciones como, por ejemplo, el Consejo de Ministros de Defensa; Segundo: hacer realidad un aumento de las capacidades de despliegue militar de la UE a través de la utilización real de los Grupos de Combate (Battle Groups), unidades militares conjuntas combinadas, constituidas hace tiempo pero nunca usadas; Tercero: la consolidación de capacidades operativas estratégicas de la UE especialmente en el terreno del transporte aéreo; y la Cuarta, se refiere a la profundización de la cooperación en la gestión de crisis mundiales con otros actores internacionales, desde la OTAN hasta Estados Unidos, pasando por la Unión Africana.
Arquitectura institucional
En referencia al desarrollo institucional de la política común de Seguridad y Defensa, España empezará pronto. Ya ha convocado para el mes de febrero en las islas Baleares, una reunión de “altos representantes” de los Ministros de Defensa de los 28 países miembros de la UE con el objetivo de empezar a hablar de la constitución de un Consejo de Ministros de Defensa independiente y autónomo. Actualmente, se reúnen siempre con los de Exteriores (CAGRE). No está garantizado que se apruebe durante el mandato español pero, por lo menos, se plantarán las bases para su creación.
La Presidencia española también tendrá la oportunidad de activar la llamada Cooperación ...
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