- España y Europa. Hacia una nueva relación Antonio Estella 148 págs., Tirant Humanidades, 2014 (en castellano)
Una línea invisible atraviesa la Unión Europea de Oeste a Este, de Londres a Atenas. A los países por encima de la línea no les ha ido del todo mal, incluso durante la crisis. Los que están por debajo han sufrido, y lo siguen haciendo, los peores efectos de un diseño institucional, monetario y económico pensado y puesto en marcha por los Estados más poderosos para su propio beneficio. España, miembro destacado de este segundo grupo, debe pues replantearse su relación con el proyecto común si no quiere ver que la defensa a ultranza, como ha mantenido hasta ahora, de los valores europeos acaben con los propios intereses del país.
Es la idea que defiende Antonio Estella en España y Europa. Hacia una nueva relación, en el que bucea en las causas de la crisis política y económica de la UE, en sus consecuencias para España y en el que busca aportar propuestas que sirvan de base para dicha relación renovada.
El libro se organiza en tres partes: un análisis del sistema político, que revisa el funcionamiento democrático de la UE y sus instituciones, un análisis de su sistema de política económica, y un planteamiento de alternativas a la situación actual.
El análisis del sistema político rastrea dónde reside el poder real en la UE y cómo se ejerce. Pese a todas las llamadas a la necesidad de más democracia, su conclusión es que la Unión no tiene un problema de democracia, sino de poder. Lejos de funcionar mediante el principio de “un hombre, un voto”, fundamento de cualquier sistema democrático, prevalece el de “un euro, un voto”, de modo que aquellos Estados con mayor potencia económica son los que controlan también el sistema político. De ahí la capacidad sobre todo de Alemania de mantener sus posturas, especialmente las políticas de austeridad, pese al claro perjuicio que causa en otras economías.
La consecuencia última es la frustración de los ciudadanos, la desafección y la consideración meramente instrumental de la Unión Europea: la gente quiere y espera que las democracias, y en este caso la propia Unión, sirvan para resolver sus problemas y de no hacerlo, como en esta crisis, le da la espalda. Prueba manifiesta es la constante valoración a la baja de la UE en las encuestas.
Como posibles soluciones el autor apuesta por que todos los Estados aporten lo mismo, per cápita, a las arcas comunitarias; que se activen mecanismos como el impuesto sobre Transacciones Financieras o impuestos verdes al transporte internacional para completar el presupuesto; y que se abogue por la mayoría simple para eliminar la regla de la unanimidad que acaba bloqueando cualquier “disidencia” a las posturas de los países dominantes en las decisiones de la UE.
El triángulo institucional de la muerte
En cuanto a la política económica, ...
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