El planeta está pendiente de lo que ocurra en Estados Unidos en noviembre porque, gane quien gane, se producirá un cambio gigantesco en la Casa Blanca que tendrá consecuencias globales. En vista de que sólo los estadounidenses están convocados a las elecciones presidenciales, FP edición española ha preguntado a nueve intelectuales qué espera el resto del mundo del vencedor y a quién votaría, si pudiera.
Unión Europea
La UE espera dos cosas del ganador de noviembre: que deje de verla como un proyecto contrario a los intereses de EE UU y que restablezca el orden internacional. José María Ridao
Los dos mandatos del presidente Bush han provocado una profunda transformación de la realidad internacional, tanto en su dimensión política como estrictamente militar. Amparándose en un concepto equívoco como la guerra contra el terrorismo, abrió el camino para que prácticas propias de los regímenes autoritarios se instalasen en los Estados democráticos, poniendo en cuestión, entre otras cosas, la legitimidad y la eficacia de sus iniciativas diplomáticas contra los sistemas dictatoriales y ofreciendo un triunfo gratuito a sus oposiciones radicales y violentas. La estrategia se completó, además, con un desprecio de la legalidad y las instituciones internacionales surgidas tras la Segunda Guerra Mundial, lo que hizo que las relaciones entre Estados empezaran a dirimirse, cada vez más, en los términos del poder absoluto, no sometido a ninguna regla.
La innecesaria aventura de la guerra de Irak, a la que ahora se unen los errores en el planteamiento y el desarrollo de la de Afganistán, ha acabado afectando, ya en el plano militar, a la disuasión convencional sobre la que, en último extremo, se ha apoyado el mundo unipolar surgido tras el colapso de la Unión Soviética. Con Estados Unidos empantanado en conflictos que no ha perdido pero que tampoco ha ganado, el recurso a la fuerza ha perdido credibilidad y, por consiguiente, ha ampliado el margen de actuación de países como Irán y, también, de las oposiciones radicales en Pakistán y buena parte de las dictaduras árabes. Esa pérdida de la capacidad de disuasión convencional es una de las causas por las que la proliferación nuclear resulta más difícil de contener hoy que cuando Bush accedió a la Casa Blanca.
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![]() | ![]() | ![]() | Salir de los conflictos que han arruinado la disuasión convencional es la única vía para abordar el principal problema actual: la proliferación nuclear | ![]() | ![]() | ![]() |
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Como europeos, cabría esperar del nuevo presidente de Estados Unidos que su política internacional se dirigiera a restablecer el orden internacional gravemente deteriorado. Por una parte, reforzando el sistema multilateral que Bush despreció, aun a sabiendas de que el eventual nuevo equilibrio que pudiera alcanzarse sería más desfavorable a Washington que el que Bush encontró al inicio de su presidencia. Por otra, fijando una estrategia clara para salir ...
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