Tras más de diecisiete años en el poder, el presidente de Bielorrusia, Alexander Lukashenko, parece tener asegurada una nueva reelección en las presidenciales del 19 de diciembre. FP en español habla con la activista Olga Karatch sobre la situación política del país, la compleja labor de la oposición y las complejas relaciones con Rusia.

 

Olga Karatch

FP en español. ¿Cómo ha evolucionado la situación en el país en materia de libertad política y derechos humanos desde las presidenciales de 2006?

Olga Karatch: No se han producido grandes cambios en estas dos materias en los últimos cuatro años. Sí, se han conseguido pequeñas mejoras. En 2008, al inicio del diálogo entre el Gobierno bielorruso y la Unión Europea, desde Minsk [capital del país] se realizaron algunas concesiones: se liberó a presos políticos, se permitió la difusión de dos publicaciones de la oposición y se completó el registro del movimiento opositor Por la libertad, liderado por Alexander Milinkevich. Según algunas organizaciones de derechos humanos, desde entonces han disminuido el número de arrestos por motivos políticos y el uso de la violencia por parte de las fuerzas de seguridad contra grupos opositores. No obstante, en Bielorrusia sigue sin existir la libertad política. No está permitido el registro de partidos políticos ni de organizaciones a favor de los derechos fundamentales, muchos periódicos independientes no se pueden publicar ni distribuir de forma legal, se obstaculizan la celebración de manifestaciones y se hostiga a los activistas políticos. Un ejemplo son las elecciones locales celebradas en 2010, donde de los 22.000 representantes elegidos sólo 9 pertenecían a la oposición.

FP.¿Se espera que estas próximas elecciones presidenciales sean más democráticas? ¿Cabe esperar que en Minsk, donde se concentrarán la mayor parte de los observadores internacionales, la limpieza de los comicios sea mayor ?

O.K. Hasta el momento, las condiciones son mejores que en las pasadas elecciones. Las autoridades no han obstaculizado la recogida de firmas para el nombramiento de los candidatos de la oposición. Lo que ha permitido a algunos registrarse para los comicios. Además, podrán hacer campaña política en las radios y televisiones nacionales. Aunque el tiempo dedicado a la publicidad electoral del Presidente bielorruso será mayor del dedicado al resto de participantes. No obstante, sólo un 25% de los miembros de las comisiones electorales, encargadas de contar los votos, pertenecerán a la oposición. Lo que puede derivar en un recuento poco fiable de votos. Respecto a la segunda parte de la pregunta, cuanto más nos alejemos el día de las elecciones de Minsk, más se alejará el proceso de los estándares democráticos y más se acercará a los estándares de la época soviética.

FP.¿Se ha aclarado ya la reciente muerte del periodista y miembro de la oposición, Oleg Bebenin, que apareció ahorcado en su casa a comienzos de septiembre? ¿Hay en estos momentos miembros de la oposición o activistas de derechos humanos encarcelados?

O.K. Las circunstancias que rodean la muerte de Oleg Bebenin todavía deben aclararse. La opinión pública bielorrusa no ha recibido respuestas claras sobre algunas cuestiones relacionadas con su muerte. No excluyo que haya sido un suicidio, pero dado el contexto político de mi país, tampoco se pueden obviar otras posibilidades. En el pasado ya se han producido asesinatos de figuras de la oposición como: Yuri Zakharenko, Viktor Gonchar, Anatoly Krasovsky o Dimitri Zavadsky. En estos momentos cumplen condena Nikolai Autukhovic y Andrei Bondarenko, juzgados oficialmente por delitos comunes. Sin embargo, algunas organizaciones de derechos humanos y la UE, al menos en el caso de Autukhovic, han señalado que las motivaciones de estas acusaciones son sólo políticas.

FP.¿Cuáles son las principales dificultades a las que se enfrenta diariamente Nash Dom, la red de asociaciones a favor de los derechos humanos que usted dirige?

O.K. El Gobierno trata de presionarnos sobre todo en el plano económico. Por ejemplo, las autoridades fiscales han calculado que durante los seis primeros meses de 2010 distribuimos en todo el territorio nacional casi un millón de ejemplares de nuestro boletín mensual. Tenemos una tirada al mes de unos 150.000 números. Así que nos están amenazando con multas económicas por vender el boletín, a pesar de que es gratuito. Nos quieren hacer pagar impuestos, pero al mismo tiempo nos impiden obtener una licencia. Además, las imprentas en Bielorrusia tienen prohibido imprimir publicaciones como la nuestra [lo hacemos en Rusia]. Nos niegan el derecho a vender en tiendas y a través de las suscripciones, teniendo que distribuir los ejemplares en su mayor parte a través de una red de colaboradores voluntarios. Nuestra financiación proviene de la UE, que apenas nos permite cerrar las ediciones mensuales. Es una situación bastante absurda.

FP. ¿La oposición está dividida entre los partidarios de un acercamiento a la UE y los que se inclinan por reforzar las relaciones con Rusia?

O.K. Todos los grupos de la oposición reconocen la importancia de la soberanía nacional y al mismo tiempo están a favor de un acercamiento a la UE, lo que implicaría una aceptación de los estándares europeos en todas las esferas sociales. Por otra parte, hay que tener en cuenta que Rusia ha apoyado a Lukashenko durante tanto tiempo y tan generosamente que no se puede descartar que algún líder de la oposición tenga aspiraciones de convertirse en un segundo Lukashenko, para contar con su apoyo. Aunque el respaldo de Moscú a algunos grupos de la oposición está motivado más por la voluntad del Kremlin de incordiar al Presidente bielorruso, que por la búsqueda de una alternativa política real a su liderazgo.

FP. ¿Cómo se interpreta el enfrentamiento dialéctico entre Alexander Lukashenko y Dimitri Medvédev de hace unos meses?

O.K. Rusia se ha cansado ya del viejo acuerdo con Lukashenko, por el que Bielorrusia obtenía petróleo y gas baratos, a cambio del apoyo y la sintonía de la autoridad de Minsk con las aspiraciones imperiales de Moscú. El motivo es que el gobierno de Medvédev no ha obtenido el control esperado de la economía bielorrusa, a pesar de toda la retórica del presidente Lukashenko afirmando su lealtad y buena disposición hacia su vecino. En estos momentos, se ha pactado una tregua previa a las elecciones. Sin embargo, a corto y medio plazo Rusia podría recortar los privilegios que ha disfrutado el Gobierno bielorruso, llegando incluso a intensificar su apoyo a las élites políticas y civiles del país no afines al régimen.

FP. En caso de una nueva victoria de Lukashenko, ¿se pueden esperar protestas en las calles?

O.K. Es muy probable que se produzcan manifestaciones en caso de una nueva victoria del actual presidente, como se produjeron en 2006, y con idéntico resultado: poca participación y escasos logros. La oposición está muy dividida y la gente sabe que ninguno de los nueve candidatos está en condiciones de alcanzar el 51% de los votos.

 

Olga Karatch es una activista política bielorrusa. Dirige  Nash Dom, la red de asociaciones de derechos humanos más grande del país y el semanario político El correo de Vitebsk, ciudad en la que vive. En 2007 fue nombrada Persona del año por la delegación de Amnistía Internacional en Bielorrusia. En 2010 ha recibido el premio al Valor cívico entregado en la ciudad alemana de Radebeul.