Nombre: Irene Martín
Por una participación transversal

En los últimos años, la Unión Europea parece haber demostrado su compromiso con el empoderamiento juvenil. El establecimiento del “Año Europeo de la Juventud 2022” es un claro ejemplo de ello. Acciones como esta permiten impulsar una mayor concienciación social y política de la importancia de incluir a los/as jóvenes en los procesos de toma de decisiones.

Sin embargo, para que esta incorporación sea efectiva, la UE debe promover políticas que mejoren la calidad de vida de la juventud en relación al acceso a la vivienda y el empleo; dos de los retos actuales a los que se enfrentan y que están frenando su empoderamiento y emancipación. Además, para que estas políticas sean integrales, deben combinarse con las estrategias de cohesión territorial promovidas por las entidades vinculadas al desarrollo rural en los últimos años.

De acuerdo con el informe de Ruralization (2021), los jóvenes rurales encuestados se sienten satisfechos con su lugar de residencia y solo un pequeño porcentaje sueña con vivir en ciudades. Sin embargo, una media del 42% de la población joven encuestada que vive en áreas urbanas sueña con vivir en el medio rural. Por ello, es esencial impulsar las oportunidades en los pequeños municipios para que las personas cuenten con posibilidades reales de elegir dónde quieren desarrollar su proyecto de vida. 

Asimismo, la UE debe lograr una apuesta clara por mejorar la participación y representatividad de la juventud en los espacios de toma de decisiones. Los jóvenes serán los líderes del mañana y, si no se promueve su presencia activa en estos espacios,en el futuro tendrán que hacer frente a escenarios para los que no han contribuido. Esta incorporación debe hacerse de la mano del diálogo intergeneracional para permitir, por un lado, el acompañamiento de estos jóvenes y, por otro, que sus puntos de vista y nuevas propuestas alcancen todos los niveles. 

En el Eurobarómetro (2019) “Cómo construimos una Europa más fuerte y unida”, se preguntó a jóvenes europeos de entre 18 y 30 años sobre cuáles deberían ser las prioridades de la UE. De entre las respuestas, destacan los siguientes temas: cambio climático (67%), educación y formación (56%), reducción de las desigualdades (56%), empleo (49%), salud (44%) y derechos humanos y democracia (44%). La juventud siente interés por un amplio abanico de problemáticas, por lo que su participación debe ser transversal a todas las esferas socio-económicas, políticas y medioambientales y sus respectivos organismos europeos.

Los y las jóvenes tienen mucho que decir y aportar, pero escuchar a la juventud ya no es suficiente; es necesario hacerles el hueco que merecen para que puedan actuar y poner en marcha sus ideas.