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Protesta por ls muertes extrajudiciales en Colombia. (Juancho Torres/Anadolu Agency via Getty Images)

La paz mundial se ha deteriorado por un margen muy pequeño durante el año pasado. Esta es la cuarta vez en los últimos cinco años que el mundo registra una disminución de la paz. Sin embargo, la variación de este año fue la menor producida en la puntuación del índice desde 2011. Fueron más los países que registraron una mejora en la paz que los que experimentaron un deterioro: 87 en el primer caso frente a los 73 del segundo.

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Los resultados de este año muestran que el nivel medio de paz global se deterioró en un 0,07%. Este es el noveno deterioro que se produce en los últimos trece años; 87 países mejoraron y 73 sufrieron un empeoramiento. Sin embargo, la variación en la puntuación es la segunda más pequeña en la historia del índice. El IPG de 2021 revela un mundo en el que los conflictos y las crisis que surgieron en la última década han comenzado a aplacarse solo para ser reemplazados por una nueva ola de tensión e incertidumbre como resultado de la pandemia de la COVID-19 y de las crecientes tensiones entre muchas de las grandes potencias.

El impacto total de la pandemia de la COVID-19 sobre la paz aún está por verse. Si bien algunas formas de violencia disminuyeron a corto plazo, la creciente inquietud causada por los confinamientos y el aumento de la incertidumbre económica dieron como resultado un incremento de la agitación de la sociedad civil en 2020. Entre enero de 2020 y abril de 2021 se registraron más de 5.000 sucesos violentos relacionados con la pandemia. Aún es demasiado pronto para evaluar en su totalidad los efectos a largo plazo. Sin embargo, las cambiantes condiciones económicas experimentadas por muchas naciones aumentan la probabilidad de inestabilidad política y de manifestaciones violentas.

Islandia sigue siendo el país más pacífico del mundo, una posición que ocupa desde 2008. Se suman a él en la cabecera Nueva Zelanda, Dinamarca, Portugal y Eslovenia. Afganistán es el país menos pacífico del mundo por cuarto año consecutivo, seguido de Yemen, Siria, Sudán del Sur e Irak. Todos, excepto Yemen, se han clasificado entre las cinco naciones menos pacíficas desde al menos 2015, y Afganistán se ha situado entre las tres menos pacíficas desde 2010.

Ocho de los diez países que encabezan el IPG se encuentran en Europa. Es la mayor cifra de países europeos en los primeros diez puestos de la historia del índice. Singapur se ha caído del top ten, siendo reemplazado por Irlanda, que ascendió tres posiciones.

Solo tres de las nueve regiones del mundo se volvieron más pacíficas durante el año pasado. La mejora más destacada se produjo en la región de Oriente Medio y África del Norte (MENA, en sus siglas en inglés), seguida de Europa y el Sur de Asia. Sin embargo, MENA sigue siendo la región menos pacífica del mundo. La mejora en el nivel de Conflicto en curso en MENA fue la causa principal del aumento de la paz, ya que todos los indicadores de ese apartado registraron mejores resultados. En Europa, la mejora de la paz se vio impulsada por el progreso en seguridad interna, incluidas mejoras en el impacto del terrorismo, las manifestaciones violentas y los delitos violentos. Sin embargo, la inestabilidad política y el gasto militar sufrieron un deterioro.

El mayor deterioro regional se produjo en América del Norte, que empeoró en los tres apartados del IPG. El principal motor de este descenso de la paz fue el deterioro en el apartado de Seguridad, especialmente en Estados Unidos, donde el creciente malestar de la sociedad civil condujo a una mayor percepción de la criminalidad y la inestabilidad política, y a manifestaciones más violentas.

En los últimos quince años, la paz ha disminuido y la puntuación media de los países se ha deteriorado un poco menos del 2%. De los 163 Estados del IPG, 86 registraron mejoras, 75 deterioros y 2 no tuvieron cambios en la puntuación. Analizado desde el punto de vista interanual el deterioro de la paz ha sido mucho más común, y esta solo ha mejorado cuatro veces desde el comienzo del índice. Quince de los 23 indicadores del IPG experimentaron un empeoramiento entre 2008 y 2021.

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Dos de los tres apartados del IPG empeoraron durante la última década, el de Conflicto en curso lo hizo en un 6,2% y el de Seguridad en un 2,5%. El de Militarización fue el único apartado que mejoró. El terrorismo y los disturbios civiles han sido los principales impulsores del deterioro global. 90 registraron un aumento de la actividad terrorista, mientras que solo 50 presentaron niveles más bajos de terrorismo. Sin embargo, después de alcanzar su punto más alto en 2014, durante el apogeo de la guerra civil siria, el total de muertes por terrorismo ha disminuido cada año durante los últimos seis, contabilizando las mayores caídas en Siria, Irak y Nigeria.

Aunque el impacto del terrorismo y los conflictos ha disminuido en los últimos seis años, el nivel de agitación civil y política ha aumentado. El número de manifestaciones violentas creció en 61 países desde 2008 y se redujo en solo 27. Además, entre 2011 y 2019 a nivel global se produjo un aumento del 244% en disturbios, huelgas generales y manifestaciones antigubernamentales. Actualmente, no hay señales de que esta tendencia esté amainando.

En 2021, el apartado Conflicto en curso mejoró por primera vez desde 2015, con caídas en el número total de conflictos activos y una disminución en la intensidad general del interno. 21 países mejoraron en los conflictos internos, mientras que solo uno empeoró. Sin embargo, aunque el número total de muertes relacionadas con conflictos ha ido disminuyendo durante los últimos seis años, el total de conflictos y de muertes sigue siendo mucho más alto que hace una década. Desde 2010, la cifra de estos a nivel mundial ha aumentado en un 88%.

El apartado de Militarización ha mejorado en un 4,2% desde 2008, siendo el único de los apartados del IPG que registra una mejora en los últimos 15 años. La tasa de servicio armado ha caído en 111 países y el gasto militar como porcentaje del PIB se redujo en 87. No obstante, hay indicios de que la tendencia a la caída de la militarización se está ralentizando e incluso invirtiendo en algunos países. Tanto la tasa de servicio armado como el gasto militar se han deteriorado desde 2016. El aumento de la militarización se debe a las crecientes tensiones entre las naciones más poderosas económica y militarmente del mundo. En los últimos cinco años, la región MENA registró los cinco mayores deterioros en gasto militar.

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El impacto económico de la violencia en la economía mundial en 2020 fue de 14,96 billones de dólares en términos de paridad de poder adquisitivo (PPA). Esta cifra equivale al 11,6% de la actividad económica mundial (producto mundial bruto) o a 1.942 dólares per cápita. El impacto económico de la violencia aumentó en un 0,2% durante 2020. Esto se debió principalmente a un aumento del gasto militar mundial, que se incrementó en un 3,7%. Sin embargo, el impacto económico del terrorismo se redujo en un 17,5%.

La violencia continúa teniendo un impacto significativo en el rendimiento económico mundial. En los diez países más afectados por la violencia, el impacto económico medio de esta fue equivalente al 36% del PIB, en comparación con algo menos del 4% en los países menos afectados. Siria, Sudán del Sur, Afganistán y la República Centroafricana sufrieron el mayor coste económico proporcional de la violencia en 2020, equivalente al 82, 42, 40 y 37% del PIB, respectivamente.

La violencia sigue siendo uno de los problemas más acuciantes para las personas a nivel global. El informe de este año analiza la Encuesta de Riesgo Mundial de la Lloyd’s Register Foundation, recientemente publicada, que examina las actitudes hacia el riesgo y la violencia en 145 países. La encuesta reveló que la violencia se identifica como el mayor riesgo para la seguridad diaria en casi un tercio de los países, y es el segundo factor de peligro más citado a nivel mundial tras los accidentes de tráfico. En todo el mundo, más del 60% de las personas están al menos algo preocupadas por sufrir daños graves a causa de delitos violentos.

Alrededor del 18% de las personas en todo el mundo han sufrido una experiencia de violencia, lo que significa que ellos o alguien a quien conocen ha sufrido daños graves por delitos violentos en algún momento de los últimos dos años. La experiencia de violencia es más alta en el África subsahariana, donde hay cinco países en los que más de la mitad de la población ha tenido una experiencia reciente de violencia.

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A pesar del gran temor a la violencia en todo el mundo, la mayoría de la gente siente que el mundo se está volviendo más seguro. Casi el 75% de las personas a nivel global se sienten tan seguras o más seguras hoy que hace cinco años. La región con peores resultados fue América del Sur, donde más del 50% de los encuestados se sentían menos seguros que hace cinco años.

El país que registró el mayor temor a la violencia fue Brasil, donde casi el 83% de los brasileños se mostraron preocupado por la posibilidad de ser víctimas de un crimen violento. Sin embargo, la experiencia de la violencia es mayor en Namibia, donde el 63% de la población experimentó daños graves a causa de la violencia, o conoció a alguien que lo había hecho en los dos años anteriores. El lugar donde la sensación de seguridad se ha deteriorado más es Líbano. Algo más del 81% de la población libanesa siente que el mundo era menos seguro en 2019 en comparación con 2014.

La clave para construir paz en tiempos de conflicto e incertidumbre es la Paz Positiva. También se puede utilizar para pronosticar futuros descensos de la paz, alcanzando índices de precisión de hasta el 90%. La Paz Positiva se define como las actitudes, instituciones y estructuras que crean y sostienen las sociedades pacíficas. Se considera que los países que tienen niveles de paz más altos, medidos por el IPG, que Paz Positiva tienen un “déficit de Paz Positiva”. Se produce cuando un país registra un nivel de paz superior al que puede mantener su capacidad de desarrollo socioeconómico. La mayoría de los países con déficit registran posteriormente niveles crecientes de violencia. El 90% de los países que ocuparon los diez puestos de mayor déficit de Paz Positiva en 2009 experimentaron un deterioro sustancial de la paz entre 2009 y 2019.

Los Pilares de la Paz Positiva interactúan sistémicamente para respaldar las actitudes, instituciones y estructuras de una sociedad que sustentan el desarrollo y la consolidación de la paz. Los altos niveles de Paz Positiva se producen cuando las actitudes hacen que la violencia sea menos tolerada, las instituciones son resilientes y más receptivas a las necesidades de la sociedad y las estructuras crean el entorno adecuado para la resolución no violenta de los agravios.