Rajiv Chandrasekaran, autor del artículo ‘¿Quién mató a Irak?’ (octubre/noviembre, 2006), cuenta de forma inexacta y tendenciosa mi conversación con Tom Wirges sobre la construcción de la Bolsa iraquí.

El deseo de Wirges de reabrir la Bolsa de Bagdad en su vieja forma era un proyecto corto de miras e irresponsable. Bajo el mando de un funcionario designado por Sadam Husein, la Bolsa no tenía ni depósito físico de los ahorros ni organismo regulador ni auditor independiente, pero sí unas leyes que minaban la competitividad y un edificio saqueado. Modernizar la Bolsa fue siempre un proyecto de la APC, pero Wirges llegó a Bagdad antes de que el mandato de la Coalición fuese efectivo y se autonombró consejero, excediendo su autoridad.

No "insistí" en que sería "la mejor y más moderna Bolsa del mundo árabe". La APC quería una Bolsa que cumpliera con las normas básicas internacionales para inspirar confianza a los inversores e impulsar el crecimiento económico. Una moderna ley de valores fue aprobada, se estableció una junta de directores independiente, una Comisión de Cambio y Valores y un depósito provisional para los ahorros.

El autor insinúa que mi inexperiencia financiera creó un mal resultado final. Mi papel fue como director de proyecto, pero no estuve trabajando solo. Asesores de la Comisión de Bolsa y Valores, la Bolsa de Nueva York y consultores gerentes de BearingPoint contribuyeron con su valiosa experiencia.

  • Jay Hallen
    Nueva York,
    EE UU

Chandrasekaran afirma que la actual situación en Irak es resultado "del equipo de ingenuos neocons de Paul Bremer". Fui miembro de ese equipo y no soy ni ingenuo ni neocon.

Es peligroso confundir un desacuerdo sobre el camino seguido con uno sobre el resultado final deseado. Por ejemplo, en Oriente Medio, la tecnología unida a la Bolsa es visto como un signo de madurez financiera. Imaginen lo vergonzoso que podría haber sido para los iraquíes, y lo fácil que habría sido criticar a la APC, de haber abierto su Bolsa usando sólo papel y lápices.

Respecto a nuestra supuesta obsesión con minucias, los grandes asuntos están siempre inundados por pequeñas cosas que afectan a la gente real en un tiempo real. Hasta qué punto hubiera sido fácil —y adecuado— atacar a la APC por permitir que los libros de textos volvieran a los colegios conteniendo, por ejemplo, porquería antisemita. Celebrar elecciones parece una buena idea hasta que lo sopesas con el deseo de impedir que el país se convierta en una colección ingobernable de sectas, tribus, milicias y bandas criminales competidoras.

Los errores fueron cometidos por la APC, los militares, la ONU y por los propios iraquíes. Pero escribir la historia contemporáneamente con el hecho es peligroso porque, a pesar del título del artículo, todavía no sabemos cuál será el resultado.

  • Rich Gallen
    Washington, EE UU

Rajiv Chandrasekaran responde:

Jay Hallen tergiversa la postura de Thomas Wirges. Éste no planeaba reabrir la Bolsa en su forma antigua, sino hacer las mejoras legales y estructurales necesarias. No he dicho que Hallen afirmara que quería que la de Bagdad fuera "la mejor y más moderna Bolsa del mundo árabe", pero estaba bastante claro por todos los cambios realizados, como la creación de una Comisión de Cambio y Valores al estilo americano y rehacer las leyes de valores iraquíes.

La tesis de que la APC tenía que disolver el Ejército iraquí, o que no se podrían celebrar elecciones, es errónea. Los soldados que querían seguir en las Fuerzas Armadas iraquíes podrían haber sido alojados en tiendas de campaña y puestos a trabajar en la reconstrucción de sus bases saqueadas. Al país le faltaban infraestructuras para celebrar elecciones libres, pero la Coalición podría haber emprendido los pasos necesarios en varios meses. El Gobierno provisional de Irak consiguió celebrar una votación a finales de 2004, después de que la APC fuera disuelta en el verano de ese mismo año.

Rich Gallen sugiere que yo confundo "el camino a tomar con un desacuerdo sobre el resultado final deseado". No es así. En algunos casos, el camino fue erróneo. En otros, el resultado final en sí mismo fue el problema. La APC debería haber centrado sus limitados recursos en modestas y sostenibles iniciativas para reconstruir Irak.

Rajiv Chandrasekaran, autor del artículo ‘¿Quién mató a Irak?’ (octubre/noviembre, 2006), cuenta de forma inexacta y tendenciosa mi conversación con Tom Wirges sobre la construcción de la Bolsa iraquí.

El deseo de Wirges de reabrir la Bolsa de Bagdad en su vieja forma era un proyecto corto de miras e irresponsable. Bajo el mando de un funcionario designado por Sadam Husein, la Bolsa no tenía ni depósito físico de los ahorros ni organismo regulador ni auditor independiente, pero sí unas leyes que minaban la competitividad y un edificio saqueado. Modernizar la Bolsa fue siempre un proyecto de la APC, pero Wirges llegó a Bagdad antes de que el mandato de la Coalición fuese efectivo y se autonombró consejero, excediendo su autoridad.

No "insistí" en que sería "la mejor y más moderna Bolsa del mundo árabe". La APC quería una Bolsa que cumpliera con las normas básicas internacionales para inspirar confianza a los inversores e impulsar el crecimiento económico. Una moderna ley de valores fue aprobada, se estableció una junta de directores independiente, una Comisión de Cambio y Valores y un depósito provisional para los ahorros.

El autor insinúa que mi inexperiencia financiera creó un mal resultado final. Mi papel fue como director de proyecto, pero no estuve trabajando solo. Asesores de la Comisión de Bolsa y Valores, la Bolsa de Nueva York y consultores gerentes de BearingPoint contribuyeron con su valiosa experiencia.

  • Jay Hallen
    Nueva York,
    EE UU

Chandrasekaran afirma que la actual situación en Irak es resultado "del equipo de ingenuos neocons de Paul Bremer". Fui miembro de ese equipo y no soy ni ingenuo ni neocon.

Es peligroso confundir un desacuerdo sobre el camino seguido con uno sobre el resultado final deseado. Por ejemplo, en Oriente Medio, la tecnología unida a la Bolsa es visto como un signo de madurez financiera. Imaginen lo vergonzoso que podría haber sido para los iraquíes, y lo fácil que habría sido criticar a la APC, de haber abierto su Bolsa usando sólo papel y lápices.

Respecto a nuestra supuesta obsesión con minucias, los grandes asuntos están siempre inundados por pequeñas cosas que afectan a la gente real en un tiempo real. Hasta qué punto hubiera sido fácil —y adecuado— atacar a la APC por permitir que los libros de textos volvieran a los colegios conteniendo, por ejemplo, porquería antisemita. Celebrar elecciones parece una buena idea hasta que lo sopesas con el deseo de impedir que el país se convierta en una colección ingobernable de sectas, tribus, milicias y bandas criminales competidoras.

Los errores fueron cometidos por la APC, los militares, la ONU y por los propios iraquíes. Pero escribir la historia contemporáneamente con el hecho es peligroso porque, a pesar del título del artículo, todavía no sabemos cuál será el resultado.

  • Rich Gallen
    Washington, EE UU

Rajiv Chandrasekaran responde:

Jay Hallen tergiversa la postura de Thomas Wirges. Éste no planeaba reabrir la Bolsa en su forma antigua, sino hacer las mejoras legales y estructurales necesarias. No he dicho que Hallen afirmara que quería que la de Bagdad fuera "la mejor y más moderna Bolsa del mundo árabe", pero estaba bastante claro por todos los cambios realizados, como la creación de una Comisión de Cambio y Valores al estilo americano y rehacer las leyes de valores iraquíes.

La tesis de que la APC tenía que disolver el Ejército iraquí, o que no se podrían celebrar elecciones, es errónea. Los soldados que querían seguir en las Fuerzas Armadas iraquíes podrían haber sido alojados en tiendas de campaña y puestos a trabajar en la reconstrucción de sus bases saqueadas. Al país le faltaban infraestructuras para celebrar elecciones libres, pero la Coalición podría haber emprendido los pasos necesarios en varios meses. El Gobierno provisional de Irak consiguió celebrar una votación a finales de 2004, después de que la APC fuera disuelta en el verano de ese mismo año.

Rich Gallen sugiere que yo confundo "el camino a tomar con un desacuerdo sobre el resultado final deseado". No es así. En algunos casos, el camino fue erróneo. En otros, el resultado final en sí mismo fue el problema. La APC debería haber centrado sus limitados recursos en modestas y sostenibles iniciativas para reconstruir Irak.

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