A pesar de la tensión entre Washington y Teherán, el experto de origen iraní Alí Ansari sostiene que Estados Unidos e Irán tienen hoy el mismo objetivo en Irak: la estabilidad.

Foto : Cortesía de la Presidencia iraquí. Buenos vecinos: Teherán tiene más influencia sobre el Gobierno iraquí de Talabani que sobre la milicia chií de Al Sáder, según Ansari.

Buenos vecinos: Teherán tiene más influencia sobre el Gobierno iraquí de Talabani que sobre la milicia chií de Al Sáder, según Ansari.

Foto: Cortesía de la Presidencia iraquí

FP. Bush ha afirmado que muchos extremistas chiíes proceden de Irán. ¿Cuánta influencia tiene Teherán sobre grupos como el Ejército del Mahdi, la milicia de Múqtada al Sáder?

Alí Ansari. Actualmente, hay más influencia iraní sobre los chiíes que están en el Gobierno de Irak que entre los que configuran las milicias. Sin embargo, está bastante claro que los iraníes han decidido, respecto a los grupos chiíes, apostar por tantos caballos como puedan. En cuanto al Ejército del Mahdi, sus miembros no son hoy muy cercanos a Irán, ya que algunas veces en el pasado las tensiones entre Múqtada al Sáder y Teherán fueron grandes. Por lo tanto, es una simplificación decir que los iraníes son directamente, en cierto modo, las milicias chiíes. De hecho, ellos han sido en general una fuerza para la contención y la moderación.

FP. Bush ha dicho: “Los extremistas chiíes y suníes son diferentes caras de la misma amenaza totalitaria (…) Tienen los mismos malvados propósitos”. ¿En qué se parecen los grupos radicales suníes y chiíes?

A. A. No hay duda de que todos los extremistas comparten algunas características. Pero obviamente existentes importantes diferencias. Los chiíes, a diferencia de los suníes, no tienden a realizar atentados suicidas y no suelen, en general, decapitar a sus oponentes. El argumento nihilista de dominación global que algunos de los grupos suníes más radicales tienen no es algo que se dé, en gran medida, entre los chiíes. Éstos tienen ambiciones políticas específicas. Con su discurso, Bush dice que unos y otros son básicamente iguales y que todos nos odian, lo que es un torpe argumento. Esto llevará a más problemas.

FP. Bush alega que si las fuerzas de Estados Unidos se retiran antes de que Bagdad sea una ciudad segura, puede esperarse una “batalla épica” entre extremistas chiíes respaldados por Irán y radicales suníes ayudados por Al Qaeda. La región entera podría verse envuelta en un conflicto. ¿Es probable este escenario?

A. A. Esta forma de decirlo es algo exagerada, pero la premisa de la que parte es verdad. Existe un vacío en Irak, y los poderes vecinos también se involucrarán. Pero Bush se saltó una cosa. Él dice: “Extremistas chiíes respaldados por Irán y extremistas suníes apoyados por Al Qaeda”, pero realmente quiere decir “Extremistas suníes respaldados por Arabia Saudí”.

En Irán, las voces más serias afirman que en realidad prefieren que los estadounidenses permanezcan y proporcionen una estructura más estable, a que se retiren, creando un vacío y permitiendo que Irak se desintegre en una especie de no Estado en pleno Oriente Medio. Si esto ocurre, habría sirios, turcos, iraníes, jordanos y saudíes intentando influir allí en el resultado de toda lucha. Creo que eso sería atroz. Si se trata o no de una batalla épica de la dimensión que dice Bush es otro asunto.

FP. ¿Quiere Irán una guerra sectaria entre suníes y chiíes en Irak?

A. A. El colapso del régimen talibán y la eliminación de Sadam Husein permitió a los iraníes imaginarse en un entorno diferente. De repente, se volvieron posibles cosas que de otra manera habrían sido imposibles. Los iraníes se ven claramente como los árbitros de la región, si no el país hegemónico. El argumento de Teherán es: “Nosotros heredaremos Irak. Como mínimo, Irak será nuestro vecino. Cómo máximo, podemos ejercer una influencia en esta área mucho mayor de lo que hasta ahora creíamos posible”. Por ello, Irán prefiere tener estabilidad y orden. En este momento, Teherán tiene una estrategia algo incoherente, pero su clave es: “Nosotros podemos irritar a los estadounidenses lo suficiente para echarlos, pero no queremos que se vayan demasiado rápido –no hasta que nos den un poco más de estabilidad. Nos conviene tener una frontera occidental en calma y no permitir a los saudíes, jordanos, sirios, y quizá otros instalarse, en gran medida”.

FP. Bush ha afirmado recientemente: “Estamos trabajando con Jordania, Arabia Saudí, Egipto y los Estados del Golfo para incrementar el apoyo al Gobierno iraquí”. Irán estaba ausente en esta lista de países. ¿Cree que EE UU daría un paso para hablar directamente con Teherán como parte de un esfuerzo por estabilizar Irak?

A. A. Últimamente, Washington está entendiendo la realidad iraní. Si habrá o no conversaciones con Irán en el futuro es otro asunto, pero no lo veremos a corto plazo. Es una lástima. EE UU dejó pasar la oportunidad con el informe del Grupo de Estudio sobre Irak. Ahora, entre la posibilidad de una mesa redonda con Irán o ignorarlo, Estados Unidos ha optado por la segunda. Y es una pena, porque hará la vida más difícil.

FP. Bush sostiene que con las imponentes sanciones sobre Irán, Naciones Unidas ha dejado claro que el mundo no va a permitir que Teherán adquiera armas nucleares. ¿Las sanciones están teniendo un efecto sobre el país?

A. A. Creo que sí, realmente. Sin embargo, no es tanto las sanciones como la percepción de lo que éstas podrían suponer. Además, es la incompetencia política y económica de Mahmud Ahmadineyad la que está causando problemas en Irán. Las sanciones sólo agudizan este punto un poco más y hacen que el país se sienta más vulnerable. La verdad es que con un líder político estable y un equilibrio económico en Irán, las actuales sanciones no habrían significado gran cosa. Así que hay que tener en cuenta el contexto de los hechos: la economía iraní es un desastre.

FP. Bush ha dicho que una de las consecuencias del fracaso en Irak es que Teherán se envalentonaría en su busca de armas nucleares. ¿Está en lo cierto?

A. A. Sí lo harían algunos grupos en Irán. Su visión es que ellos tienen a Estados Unidos en retirada y que con un empujón más, Irak caerá en sus manos. En muchos aspectos, es una idea tan extravagante como las de algunos movimientos conservadores estadounidenses. Así que hay dos grupos de gente, uno en EE UU y otro en Irán, pensando en la misma línea.