Cúpula de la Roca en la Explanada de las Mezquitas en Jerusalén. (Thomas Coex/AFP/Getty Images)
Cúpula de la Roca en la Explanada de las Mezquitas en Jerusalén. (Thomas Coex/AFP/Getty Images)

Un cambio en el status quo del lugar sagrado podría generar una peligrosa escalada de violencia.

El Haram el-Sharif (o sea, el “Noble Santuario” según su traducción del árabe), tal como denominan los musulmanes a la imponente Explanada de las Mezquitas de Jerusalén, es el tercer lugar más santo para el islam (después de la Meca y Medina). Allí se ubican la Cúpula de la Roca y la Mezquita de Al Aqsa. Sin embargo, para los judíos evoca al Har Ha-Bayit (Monte del Templo, en hebreo), donde su tradición sitúa el santuario principal del pueblo de Israel, construido y destruido en varias ocasiones y sobre cuyas ruinas, dice la Halajá o Ley judía, los musulmanes erigieron la dorada Cúpula de la Roca.

Este espacio sagrado para todas las religiones abrahámicas –también para las diferentes confesiones cristianas– ha sido unos de los principales focos de fricción entre palestinos e israelíes durante los últimos años. Pero sobre todo lo ha sido recientemente a raíz del cierre del complejo, por primera vez en 40 años, tras el intento de asesinato perpetrado por un radical palestino contra el rabino Yehuda Glick, perteneciente al movimiento de los “Fieles del Monte del Templo”, que milagrosamente logró sobrevivir al ataque.

Este grupo ultranacionalista, encabezado por rabinos ashkenazim (de origen centroeuropeo) aboga por el derecho de los judíos a acceder al complejo y a celebrar allí sus ritos religiosos, en contra de la interpretación ortodoxa de la Ley Judía o Halahá, que lo prohíbe. Según ésta, los judíos no pueden rezar en el Monte del Templo, porque en la actualidad no pueden alcanzar el estado de pureza ritual necesario para aproximarse a él, un estado que solo es posible lograr a través de las prácticas litúrgicas antiguas estipuladas en la Torá. Por otro lado, al no estar claros los límites exactos del lugar donde en otro tiempo se erigiera el antiguo Templo, cualquiera que suba a alguno de los puntos del Monte podría ser castigado con la muerte a manos del cielo por haber transgredido las leyes de la pureza y la impureza que gobiernan sobre el sagrado sitio.

Ultraortodoxos versus sionistas religiosos

Quienes son fieles a esta lectura de judaísmo, mayoritariamente religiosos ultraortodoxos (o haredim) de origen sefardí, cumplen con los dictados del que fuera su mayor autoridad espiritual y líder del partido ultraortodoxo Shas, el siempre controvertido y ya fallecido rabino Ovadia Yosef. Su profundo conocimiento de la Torá y del Talmud desde muy temprana edad –fue ordenado rabino con tan solo 20 años– le convirtió en un referente clave en la interpretación de la Halajá, con una influencia sin precedentes en todos los acontecimientos del país. En 1972 fue elegido para el cargo de Gran Rabino Sefardí de Israel, también conocido como Rishón Letzión, puesto que ocupó hasta 1983.

Al término de la guerra de 1967 tras la cual Israel ocupó Cisjordania y Jerusalén Este, el ...