© Štěpán Kápl/Fotolia
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Los enfrentamientos entre Estados Unidos y la Unión Europea con Rusia suscitados por la crisis en Ucrania hacen temer que se pueda revivir un periodo de lucha de poderes entre potencias, pero ¿se puede hablar de una nueva guerra fría? He aquí un análisis que podría desmontar esta teoría.

Ucrania ha resucitado la guerra fría, ¿o no?

En ésta, 007 no entraría en acción. Han cambiado muchas cosas desde el comienzo de la guerra fría, término que se utilizó para nombrar los años que transcurren tras la Segunda Guerra Mundial, cuando la Unión Soviética y sus aliados y Estados Unidos y los suyos se vieron inmersos en una dura pugna por conquistar la influencia política y militar en todo el planeta. Aunque este término ha sido utilizado por varios autores, George Orwell entre otros, el que lo popularizó fue el periodista estadounidense Walter Lippmann en su artículo La guerra fría en 1947 al establecer que “un país con armas nucleares podría ser aquel que fuera a la vez inconquistable y estuviera en permanente estado de guerra fría con sus vecinos”.

El actual conflicto, sin embargo, no es ni ideológico ni militar, es una contienda regional y sus razones son muy claras: Rusia no posee la potencia militar ni el alcance que tuvo en relación con Estados Unidos. Ha perdido un gran número de bases militares en países que ahora son miembros de la OTAN, por lo que el equilibrio armamentístico característico del periodo de guerra fría no es un supuesto válido. Tampoco tiene otro elemento que era fundamental: la ideología marxista que unificaba a sus satélites bajo su ámbito de influencia. Y por último, Moscú sigue siendo el país más grande del mundo, pero no tanto como lo fue la URSS. No entra en sus capacidades actuales la contención del enemigo dentro de su área de influencia.

Rusia puede ser incómoda pero no es la URSS

Cierto. Las disputas actuales nos recuerdan un debate histórico, aquel que planteaba si la guerra fría comenzó por las contradicciones fundamentales entre la Unión Soviética y Occidente o debido a una serie de malentendidos y errores de cálculo entre los dos bloques. En cualquier caso, incluso los historiadores que señalan la indudable presencia de factores causales para el inicio de la guerra fría, no niegan los puntos esenciales de fricción entre ambos.

Tanto la Unión Soviética como Estados Unidos eran ambos poderes expansionistas e ideológicos con ambiciones globales y profundas hostilidades. Se puede argumentar que la filosofía del presidente ruso Vladímir Putin sigue casi al pie de la letra lo que planteaba en un ensayo titulado Rebuilding Russia en 1992 Solzhenitsyn acerca de dejar ir a unos socios desagradecidos, pero mantener los territorios que por derecho y cultura pertenecían a Rusia: las regiones del sur y del este ucraniano, el norte de Kazajistán, Estonia oriental y Abjasia y Osetia del Sur. Sin embargo, no podemos olvidar que la derrota de la guerra fría y la pérdida del imperio soviético convirtieron a ...