Miembros republicanos del Congreso estadounidense escuchan al presidente Barack Obama. Chip Somodevilla/Getty Images
Miembros republicanos del Congreso estadounidense escuchan al presidente Barack Obama. Chip Somodevilla/Getty Images

La paridad de género en la representación política sigue siendo una asignatura pendiente en la democracia estadounidense.

¿Qué país tiene más mujeres en el Congreso, Estados Unidos o España? Venga, intente adivinarlo de verdad antes de seguir leyendo. Es increíble cuánta gente se sorprende de que la respuesta sea España. Y por mucha diferencia: un 36% por un penoso 18,5% en EE UU. Vale, pero solo desde hace poco, podría pensar. Error. Esta ventaja se remonta a la Legislatura Constituyente en España, de 1977 a 1979, en la que el 5,8% de sus miembros eran mujeres en comparación con el 3,75% del 95º Congreso estadounidense esos mismos dos años.

Las mujeres americanas se preguntan: ¿cómo lo hacen? Bueno, la respuesta no resuelve mucho porque el sistema de cuotas que ha sido tan efectivo para aumentar el número de féminas dentro de la representación del Partido Socialista en el Congreso no es aplicable en el sistema presidencial de gobierno de Estados Unidos, donde los potenciales candidatos deben competir a título individual en las campañas para las primarias en lugar de que sea la cúpula del partido la que los coloque en una lista. En otras palabras, en el sistema parlamentario español de listas cerradas, hacer que más mujeres lleguen al Congreso es tan simple como añadir mayor número de ellas en las listas, mientras que en EE UU se trata de persuadir a las mujeres para que se presenten y apoyar después sus campañas tanto táctica como económicamente.

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Porcentaje de mujeres en el Congreso de EE UU y  en el Congreso de los Diputados de España
Nº miembros y duración del mandato en el Senado y la Cámara de Representantes
Nº miembros y duración del mandato en el Senado y la Cámara de Representantes
Inscripciones de candidatos vsersus ganadores de las primarias para el Senado y la Cámara de Representantes en 2012 y 2014
Inscripciones de candidatos versus ganadores de las primarias para el Senado y la Cámara de Representantes en 2012 y 2014

 

Las cifras cuentan una historia, y ésta muestra que lo que los dos países tienen en común es que el impulso para llevar a más mujeres a la esfera política ha venido de la izquierda. El Partido Socialista español (PSOE) es el protagonista de esta historia gracias a sus cuotas y a la más reciente regla de la cremallera (por la que en una lista se alternan sucesivamente candidatos hombres y mujeres), mientras que los demócratas han apoyado a las mujeres internamente y, lo que quizá es más importante, a la organización externa EMILY’s List. Esta organización sin ánimo de lucro identifica, forma y apoya a mujeres demócratas favorables al derecho al aborto que se presentan a elecciones para cargos públicos. No fue una coincidencia que la organización se fundara justo siete años antes del Año de la Mujer de 1992 en el que los demócratas prácticamente doblaron su representación femenina en el Congreso. Desde entonces, la presencia de féminas en el caucus demócrata ha ido creciendo de manera constante desde un 12,7% en 1993 a un 29,8% en 2013. Durante ese mismo periodo, las mujeres republicanas han languidecido, moviéndose entre su punto más bajo de 6,39% en 1993 y el más alto de 10,49% en 2005. Actualmente, solo el 8,24% de los miembros republicanos del Congreso son mujeres.

Y parece poco probable que las elecciones legislativas de 2014 vayan a ser otro año de las mujeres. A falta de algo menos de dos meses para las elecciones del 4 de noviembre, solo 31 mujeres se han presentado a la carrera por un asiento en el Senado (en comparación a la cifra record de 36 en 2012 y 2010) y solo 249 compiten por uno en la Cámara de Representantes (comparado con el récord de 298 en 2012), según datos recopilados por el Center for American Women and Politics (CAWP) del Eagleton Institute of Politics de la Rutgers University, actualizados por última vez el 26 de agosto. Pero una cosa es presentarse y otra muy distinta ganar unas primarias.

CAWP señala que 8 demócratas y 5 republicanas han ganado ya sus primarias al Senado, aunque quedan pendientes todavía otras dos primarias demócratas. Por lo tanto, el número total de mujeres que se presentarán a las elecciones al Senado puede llegar a 15: tres menos que en 2012.

Las mayores cifras de la Cámara, unidas a los periodos legislativos más cortos y a los distritos más pequeños, ofrecen a las mujeres más oportunidades de competir por escaños viables -aquellos que están abiertos o cuyos actuales titulares son algo débiles- y sin embargo estas no se están presentando en grandes cantidades en 2014, especialmente del lado republicano. De las 248 que se han inscrito, 151 (103 demócratas y 48 republicanas) han ganado sus primarias hasta ahora. Con 11 pendientes, 162 es el máximo número de candidatas posibles a la Cámara, cuatro menos que las 166 que ganaron sus primarias en 2012.

Todas estas cifras no solo nos indican que hay menos mujeres que se han presentado en las elecciones de 2014, sino que, lo que es más significativo, con la excepción del número de aquellas inscritas para competir por el Senado, muestran una persistente brecha de género entre demócratas y republicanos. Los demócratas son propensos a traer a colación la llamada "Guerra de los republicanos contra las mujeres", en referencia a medidas que este partido ha defendido, como las leyes antiaborto, la reciente decisión del Tribunal Supremo sobre Hobby Lobby, que permite a las empresas privadas evitar pagar por métodos anticonceptivos en las pólizas de seguros de sus empleados, así como su voto en el Congreso contra la Ley de Equiparación Salarial Lily Leadbetter y la Ley de Violencia contra las Mujeres.

De un modo muy parecido a como el Partido Socialista en España ha intentado presentar al Partido Popular (PP) como un partido antimujeres durante las elecciones al Parlamento Europeo en 2014 (principalmente por la presentación de una ley que restringiría el aborto), los demócratas también harán todo lo posible para resaltar la idea de que los republicanos van contra las mujeres ante su amplia base de votantes femeninas este otoño.

Pero estas posiciones políticas y las subsiguientes tácticas de comunicación no acaban de explicar las bajas cifras de mujeres candidatas entre los republicanos (y en el PP, si vamos al caso). De nuevo, el sistema presidencial de gobierno en Estados Unidos hace complicado introducir un mayor equilibrio de género porque en vez de añadir más mujeres a las listas, como en España, los partidos políticos americanos deben identificar, reclutar, estimular y formar a mujeres para que se presenten, no simplemente como parte de una lista, sino como candidatas individuales. Esto significa que estas candidatas se convierten en el centro de una campaña con su propia captación de fondos, sus propios mensajes, su propia relación con los medios y su propio funcionamiento sobre el terreno. Los políticos españoles no están sometidos a este tipo de exposición hasta que alcanzan los escalones más altos del gobierno, y raramente como candidatos al Parlamento.

Al igual que EMILY’s List para los demócratas, los republicanos también cuentan con la ayuda de una organización externa sin ánimo de lucro llamada The Susan B. Anthony List. Esta organización da apoyo para competir en elecciones a mujeres republicanas que se oponen al aborto, pero no se centra únicamente en las mujeres, ya que también ha respaldado a hombres que defienden políticas antiabortistas. En junio de 2013 emitieron un comunicado de prensa anunciando su compromiso a elegir mujeres.

En junio de 2013 el Partido Republicano lanzó también una iniciativa propia para elegir más mujeres. Growing Republican Opportunities for Women (GROW) forma parte del Comité Nacional Republicano del Congreso, que es la organización dentro del partido centrada en ganar las carreras al Congreso. Según la página web del proyecto, “este programa está diseñado para fomentar el papel de las mujeres dentro de nuestro partido a la vez que anima a más mujeres a convertirse en una voz implicada en nuestra Democracia Americana”. Pero parece que atraer a las votantes que tanto necesitan puede ser el verdadero objetivo de este proyecto, ya que hasta el momento solo han apoyado a 14 candidatas.

Las organizaciones e iniciativas externas dedicadas a las mujeres pueden tener un importante papel a la hora de llevar más mujeres al Congreso, pero si los partidos quieren afrontar seriamente este tema tienen que usar a sus poderosos comités, dedicados a dar un apoyo específico a los candidatos clave, para respaldar a más mujeres. Este pasado marzo, el Comité Demócrata de Campañas al Congreso anunció su primera ronda de candidatos seleccionados por el competitivo programa Red to Blue “y subrayó que por primera vez en la historia del comité, las mujeres componen más del 60% de la lista".

Por otro lado, el poderoso programa republicano Young Guns ha tenido resultados muy irregulares en su apoyo a las mujeres. Una información de febrero de la revista Time señaló que "de las siete mujeres que han logrado entrar en el primer nivel del programa dedicado a las campañas del Partido Republicano en la Cámara, Young Guns -el primero de los tres niveles que les sirven para conseguir más ayuda política- dos van por detrás de sus rivales masculinos en las primarias en cuanto a recaudación de fondos y otras dos se enfrentarán a candidatos muy duros. En otras palabras, menos de la mitad de las siete tienen perspectivas prometedoras de llegar a las elecciones generales". A fecha del 2 de septiembre, solo quedaban 6.

Avanzar hacia la paridad de género en la representación política es una tarea que presenta muchos desafíos y que exige ser constantemente defendida por hombres y mujeres que valoren tener un gobierno que sea un reflejo de su pueblo. Pero además contiene una promesa más práctica para los partidos, ya que las mujeres suponen un porcentaje de votantes mayor que el de los hombres. En las últimas elecciones legislativas de 2010 votaron un 1,4% más de mujeres que de hombres, y en las elecciones presidenciales de 2012 la diferencia fue del 3,9%, y de los votos de esas mujeres un Obama recibió un 11% más que Romney.

Los republicanos tienen una notoria dependencia de un voto masculino y blanco que va en descenso y se verán forzados a ampliar su electorado si no quieren acabar marginados a estados y distritos muy conservadores, perdiendo su capacidad de ganar elecciones nacionales. Mientras que otros grupos, como los hispanos, han ido ganando terreno político usando la fuerza de sus votos, las mujeres también deben usar este poder -que es bastante considerable- para empujar a demócratas y republicanos a darles una voz en igualdad en la democracia estadounidense.