Viimeiset Viestit

(Los últimos mensajes)
Hannu Luntiala
332 páginas,
Tammi, Helsinki, Finlandia,
2007 (en finlandés)


Si abre una guía sobre Finlandia,
se encontrará que la definición
de cultura finlandesa
se resume en las tres eses: sauna, sisuy Sibelius. Sauna no requiere ninguna
explicación; los menos melómanos
agradecerán que se aclare que (Jean)
Sibelius fue un gran compositor. Por
último, sisu, que suele traducirse
como “agallas”, tiene un significado
más profundo: la habilidad de
enfrentarse a cualquier adversidad,
volcándose en una fuerza interior y
en una paciencia implacable.

Si se pone el término “teléfono
móvil” en el mismo paquete, se
obtiene el estereotipo de la Finlandia
moderna, cuyos ciudadanos son
ávidos escritores de SMS. Nokia, la
mayor empresa fabricante de móviles
del mundo, tiene su sede en ese
país. La primera vez que se comercializó
el mensaje de texto fue en
Finlandia en 1993, y ahora sus
habitantes utilizan el móvil para
todo, incluso para escribir libros.
Con su segunda obra Hannu Luntiala
ha dado un giro moderno a
las novelas epistolares, publicando
la primera compuesta por SMS en
su totalidad. Los últimos mensajes es una mirada a la vida de un hombre
corriente envuelto en una situación insólita para mitigar el sufrimiento
del ser humano.

El libro transcurre en 2005, dos
meses después del tsunami del Índico.
Teemu Jokela, un ejecutivo de
Microsoft, es un prófugo de la justicia.
Desconocemos los detalles de lo
que pasó y de cómo se las arregló,
pero una de las últimas cosas que
hizo antes de abandonar la sección
finlandesa de la empresa de Bill Gates
fue malversar cuatro millones de
euros para entregárselos a las víctimas
de aquella catástrofe.

El autor esboza la trama en mil
mensajes de texto. Lo poco que se
sabe de Teemu y de su sisu procede
de lo que ha escrito su círculo más
cercano con las teclas de sus móviles.
Es un hombre de mediana edad,
amante del vino, los puros y el jazz.

Ha mantenido una relación de ocho
años con Heidi, una profesora con
una hija pequeña, Anna. El protagonista
tiene un hijo, Joonas y una
hermana, Liisa, que pasa por un
divorcio doloroso.

El personaje sigue comunicándose
con sus amigos y compañeros,
entre los que se encuentra Rokka,
que está al tanto de la infracción
cometida por Teemu. Rokka le dice
en un mensaje: “Todos tenemos un
pequeño delincuente en nuestro interior.
Es sólo cuestión de suerte si se
mantiene en secreto o si se revela”.


¿Puede reducirse una vida a mil SMS de 160 caracteres cada uno? Parece que los finlandeses creen que sí


Los últimos mensajes muestra
una imagen instantánea de la cultura
y el lenguaje de Finlandia. Pero el
libro es, en el fondo, una guía de
viajes. Mientras Teemu, enfermo de
cáncer tal y como se entera el lector
por un SMS de su novia, da la vuelta
al mundo, le acompañamos a través
de las efemérides de su vida. Le
seguimos a Estocolmo, Ámsterdam,
París, la ciudad de Kuwait y a
Colombo (Sri Lanka).

Si el argumento es interesante,
medio en que está escrito y las
cuestiones que surgen a lo largo del
libro lo son aún más. El trasfondo de
calidad efímera de un mensaje, y
una vida, se presenta de forma fuerte
y clara. Luntalia ha realizado un
trabajo sociológico. Aunque escribir
SMS es un fenómeno mundial, en muchos aspectos, el libro marca un
hecho excepcional en las experiencias
de los finlandeses, que son muy
reservados y tienen mucho respeto a
la vida personal ajena. Enviar SMS
–menos entrometido que una llamada,
y más rápido que un correo
electrónico– podría ser el medio perfecto
para estos nórdicos. Quizá sean
los únicos con la tenacidad y paciencia
para escribir un mensaje a un ser
querido durante dos meses, sin llamar
por telefóno, como hace Teemu.
En algunas culturas esto sería un
verdadero sisu.