
Los papeles de Panamá sobre creación de empresas pantalla, los papeles de Luxemburgo sobre tratos fiscales favorables a corporaciones internacionales, la lista Falciani de grandes personajes con cuentas opacas en Suiza… El mundo de las filtraciones masivas de datos requiere una superestructura de medios y periodistas al otro lado que trabajen con esos volúmenes de información. Los grupos tienen que ser multinacionales, porque las redes y las tramas lo son. Ha nacido el reporterismo colaborativo global: el periodismo colmena.

John Doe [nombre ficticio]: Hola, soy John Doe. ¿Os interesan unos datos?
Süddeutsche Zeitung [diario alemán]: Nos interesan mucho.
J: Hay dos condiciones. Mi vida corre peligro. Sólo hablaremos de forma encriptada. Y nunca nos reuniremos. La selección de historias corre de vuestra cuenta, por supuesto.
S: ¿Por qué lo haces?
J: Quiero que estos crímenes se conozcan.
S: ¿De cuántos datos estamos hablando?
J: De más de los que nunca has visto.
Con esta conversación digital entre el diario alemán Süddeutsche Zeitung (SZ) y una fuente anónima comenzó la que es la mayor filtración de documentos de la Historia: los Papeles de Panamá. Se trata de algo más de 11 millones de archivos (correos electrónicos, detalles financieros, pasaportes…) del bufete Mossack Fonseca sobre la creación de 200.0000 sociedades pantalla en Panamá, presuntamente para evadir impuestos. Cubren los últimos 40 años, y en ellos aparecen más de 120 políticos, jefes de Estado o de Gobierno incluidos. La información contenida en estos papeles supera los 1.000 gigabytes, todo según el Consorcio Internacional de Periodistas de Investigación (ICIJ, en sus siglas en inglés), que ha liderado la investigación.
“En cuanto me contactó Bastian Obermayer, periodista de investigación del SZ alemán, me subí corriendo a un avión y me planté en Munich, la sede del diario”, explica a esglobal Gerard Ryle, director del Consorcio Internacional de Periodistas de Investigación (ICIJ). “Pasamos cuatro días navegando por los documentos iniciales que Bastian había recibido y vimos nombres de todo el mundo. En ese momento tuvimos claro que estábamos ante algo grande. Reunidos con el editor jefe del SZ, acordamos que esto había que sacarlo adelante como una gran colaboración internacional”.
Desde entonces comenzó un frenesí que Ryle ya conocía bien. Se trataba de replicar el modelo de éxito con el que se habían investigado filtraciones masivas anteriores: crear una alianza discreta de medios de comunicación y periodistas de todo el mundo que pudiera, en un tiempo razonable, exprimir al máximo la información contenida en los ficheros digitales. “Volé de Alemania a Londres, y allí me reuní inmediatamente con un productor del programa de la BBC panorama, James Oliver, y con David Leigh, el ya retirado editor de investigaciones del The Guardian. Desde ahí, el equipo fue creciendo”.
Los esfuerzos de Ryle, Obermayer, Oliver, Leigh y otros se fueron multiplicando hasta conseguir involucrar durante un año a un ...
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