AFP/Getty Images. El presidente ruso, Vladímir Putin, (izquierda) justo a su homólogo bielorruso, Alexander Lukashenko, en San Petersburgo, marzo de 2013.
AFP/Getty Images. El presidente ruso, Vladímir Putin, (izquierda) justo a su homólogo bielorruso, Alexander Lukashenko, en San Petersburgo, marzo de 2013.


¿Hay alguna posibilidad de que se produzca revueltas como en Ucrania?

La probabilidad de desobediencia civil en Rusia y Bielorrusia está relacionada con las semejanzas y las diferencias entre sus sociedades, la presencia, o no, de motivos comparables a los que empujaron a los ucranianos a manifestarse en laplaza Maidán de Kiev, la convicción, o no, de que existen verdaderas alternativas posibles a los presidentes Vladímir Putin y Alexander Lukashenko, y sus perspectivas económicas. Todos estos factores deben ser tenidos en cuenta para analizar si podría haber una revolución en Moscú ni Minsk en un futuro inmediato.


'Ploshcha' y la revolución a través de las redes sociales


El régimen político bielorruso es una autocracia estable, caracterizada por la presencia y el control del Estado en casi todos los ámbitos de la vida. Como consecuencia, cualquier posible fuente de inestabilidad política en el país se elimina en cuanto aparece. Además, la implantación de la ideología del Estado único ayuda a limitar la probabilidad de que surja cualquier posible oposición: en la práctica, es obligatorio pertenecer a organizaciones del régimen como los Pioneros y la Unión Juvenil Republicana de Bielorrusia, que sirven de plataformas para hacer carrera en la administración mediante la creación de estrechas redes políticas y un enfoque homogéneo del Gobierno. La jerarquía de poder es tan fuerte que incluso los intentos de crear un partido en el poder (Rusia Blanca) han fracasado, porque el presidente Lukashenko ha querido impedir la aparición de un centro de poder al margen de la administración presidencial.


Además, la falta de confianza en el Estado y la lejanía de la clase dirigente hacen que el interés por la política sea escaso. Según las encuestas, en Bielorrusia, solo 1 de 6 de los entrevistados se interesa por las actividades de las formaciones políticas. Solo el 9% de la sociedad confía en los partidos, y el 39% desconfía de ellos. El motivo es la ausencia de un sistema de partidos en el país: no tienen representación en el Parlamento, y los grupos de oposición son pequeños, están divididos y carecen de influencia real. Y, debido a la mala situación de la economía, lo que obsesiona a los bielorrusos es encontrar trabajo, conservarlo y ganar dinero, más que fomentar la revolución. El problema se agudiza porque no pueden depender de que el Estado vaya a proporcionarles ayudas sociales. Sin embargo, a pesar de que desaprueban el sistema político actual, los bielorrusos, en su mayoría, no tienen interés por un cambio de régimen. Una encuesta realizada este año revela que casi el 40% de los ciudadanos declara que votaría por el presidente actual, en gran parte porque no hay alternativas reales ni sólidas y porque la gente considera que Lukashenko es la única garantía de estabilidad, que para los bielorrusos es una prioridad.


Al mismo tiempo, el respaldo a la ...