La llegada constante de inmigrantes hispanos amenaza con dividir
Estados Unidos en dos pueblos, dos culturas y dos lenguas. A diferencia de grupos
anteriores de inmigrantes, los mexicanos y otros hispanos no se han integrado
en la cultura estadounidense dominante, sino que han formado sus propios enclaves
políticos y lingüísticos -desde Los Ángeles hasta Miami-y rechazan los
valores angloprotestantes que construyeron el sueño americano. EE UU corre un
riesgo si ignora este desafío.
Estados Unidos fue creado, en los siglos xvii y xviii, por colonos fundamentalmente
blancos, británicos y protestantes. Sus valores, instituciones y cultura proporcionaron
los cimientos de la nación e inspiraron su desarrollo en los siglos posteriores.
En un principio, definieron el país desde el punto de vista de la raza, el origen
étnico, la cultura y la religión. En el siglo xviii tuvieron que añadir la perspectiva
ideológica para justificar la independencia de la metrópoli, que también era
blanca, británica y protestante. Thomas Jefferson expuso su "credo" -como lo
llamó el economista y premio Nobel Gunnar Myrdal- en la Declaración de Independencia,
y, desde entonces, los estadistas han reiterado sus principios, y la población
los ha hecho suyos, como componente esencial de su identidad estadounidense.
En los últimos años del siglo xix, sin embargo, el componente étnico se amplió
con la inclusión de alemanes, irlandeses y escandinavos, y la identidad religiosa
de EE UU pasó de protestante a una definición más general de cristiana. Con
la Segunda Guerra Mundial y la incorporación de enormes cantidades de inmigrantes
del este y el sur de Europa, llegados con sus hijos, la procedencia étnica prácticamente
desapareció como componente definitorio de la identidad nacional. Lo mismo ocurrió
con la raza, tras las victorias del movimiento de lucha por los derechos civiles
y la ley sobre inmigración y nacionalidad de 1965. Ahora los estadounidenses
consideran que tienen un país multiétnico y multirracial, y lo aprueban. Como
consecuencia, la identidad de Estados Unidos, hoy, se define en función de la
cultura y el credo.
La mayoría de los estadounidenses consideran que el credo es el elemento crucial
de su identidad nacional. Sin embargo, éste fue producto de una cultura
específica, la angloprotestante, que tenían los colonos fundadores.
Los elementos clave de dicha cultura son la lengua inglesa, el cristianismo,
el compromiso religioso, el concepto inglés del imperio de la ley -que
engloba la responsabilidad de los gobernantes y los derechos de los individuos-
y los valores protestantes del individualismo, la ética del trabajo y
la convicción de que los seres humanos tienen la capacidad y el deber
de intentar crear un cielo en la tierra, una "ciudad sobre una colina".
A lo largo de la historia, EE UU ha atraído a millones de inmigrantes
debido a esa cultura, gracias a las oportunidades económicas y libertades
políticas que ella ha hecho posibles.
Las aportaciones de las culturas inmigrantes modificaron y enriquecieron la
cultura angloprotestante. Pero su esencia siguió siendo la base de la
identidad estadounidense, por lo menos, hasta las últimas ...
Artículo
para suscriptores
Para disfrutar de todos nuestros contenidos suscríbete hoy:
Plan mensual
3,70€/mes
- Asiste a eventos en exclusiva
- Recibe la Newsletter mensual ‘Cambio de foco’ con contenidos de actualidad
- Participa activamente en la elección de los contenidos de esglobal
- Accede a todos los contenidos semanales
- Accede al archivo de artículos desde 2007
- Descarga todos los artículos en PDF
Plan anual
37€/mes
- Asiste a eventos en exclusiva
- Recibe la Newsletter mensual ‘Cambio de foco’ con contenidos de actualidad
- Participa activamente en la elección de los contenidos de esglobal
- Accede a todos los contenidos semanales
- Accede al archivo de artículos desde 2007
- Descarga todos los artículos en PDF