¿Son las ONG caballos de Troya al servicio de intereses extranjeros? ¿Tienen una influencia excesiva o nociva? A continuación figuran algunos gobiernos que creen que sí y que por ello han introducido o podrían introducir medidas para aplacarlas.

Egipto: paso atrás
El presidente Abdelfatah al Sisi ha desempolvado una de las defensas del ex presidente Hosni Mubarak: la Ley de Asociaciones 84/2002, que obliga a las ONG a inscribirse en un registro oficial para así controlar y restringir sus actividades. En julio, el ministro de Solidaridad Social, responsable del registro, avisó a todas las organizaciones de que debían dar sus datos no más tarde del 2 de septiembre o enfrentarse a posibles cargos penales. El plazo se ha extendido hasta el 10 de noviembre y, mientras tanto, las críticas a la medida retumban dentro y fuera de Egipto.
La resucitada ley reanuda la persecución que sufría la sociedad civil egipcia bajo el mandato de Mubarak. Sus miembros, sobre todo los que trabajaban en el ámbito de los derechos humanos, fueron frecuentemente arrestados y acusados de espionaje y de fomentar el caldo de cultivo opositor que en última instancia llevó a la masiva revuelta popular de 2011 y al destronamiento del líder. Con la caída del mandatario, las ONG egipcias quisieron introducir una legislación favorable a su trabajo, pero la llegada de Al Sisi y la restauración de la antigua ley las ha devuelto al año cero. Según denuncian, en la sociedad civil egipcia ya sólo caben quienes son leales al régimen.
A su vez, el Gobierno ha introducido un decreto anti-terrorista que puede acarrear la cadena perpetua para aquéllos que reciban financiación extranjera para llevar a cabo actividades contrarias a la frágil armonía nacional. La medida está pensada no sólo para terroristas, sino también para ONG que se opongan al régimen. Las más perseguidas son aquellas que tienen afiliaciones religiosas o que puedan estar vinculadas a los Hermanos Musulmanes, archienemigos de Al Sisi. En su esfuerzo por borrar todo rastro de ese gran movimiento panislamista, el Ejecutivo considera necesario silenciar a la constelación de pequeñas organizaciones que sustentan su actividad y su discurso. La represión, además, no se dirige sólo contra los egipcios, sino que también un joven de nacionalidad estadounidense está entre rejas desde el año pasado por participar en una manifestación pacífica de apoyo a los Hermanos Musulmanes, sumándose así a los alrededor de 16.000 activistas detenidos.
Rusia: segunda poda
El presidente Vladímir Putin lo tiene claro: no quiere a magnates extranjeros regalando dinero a ONG rusas que censuran su mandato. Para frenar los dispendios occidentales que mantienen a flote a parte de la sociedad civil rusa más crítica, en 2012 el Kremlin introdujo la legislación 102766-6, obligando a las organizaciones que reciben fondos del exterior a registrarse ante las autoridades como “agentes extranjeros”. Esto no sólo sirve para ejercer un férreo control sobre sus actividades y ...
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