Tras dos años desde que estalló la revolución, que trajo una nueva era en la historia de Egipto y las primeras elecciones democráticas del país, son muchas las incógnitas que se presentan sobre su futuro económico, social y político. ¿Qué piensa la sociedad civil egipcia, plural y con opiniones diversas, sobre la situación actual?

 

egipto
KHALED DESOUKI/AFP/Getty Images

 

 

esglobal: ¿En qué ha cambiado Egipto desde la revolución?

Sociedad egipcia: Mucho y poco. Mucho porque la revolución ha cambiado nuestra forma de pensar, sabemos que ahora podemos reivindicar nuestros derechos y que el Gobierno debería  escuchar nuestras demandas, ahora estamos concienciados de que nuestra voz debería contar. Poco por la inestabilidad política y  por el momento crítico por el que está pasado la economía. Tenemos la sensación de que muchas cosas han cambiado y otras siguen igual o peor. De hecho, hay gente que ya dice “pero si con Mubarak se vivía mejor”. Como pueblo estamos cansados, demasiados sobresaltos y muchos cambios en poco tiempo y no sabemos a dónde nos llevan. El periodo de transición va a ser más duro y largo de lo que pensábamos.

esglobal: Los enfrentamientos en la calle continúan….

SE: Sí, estos enfrentamientos en muchos casos son reflejo de la frustración de los ciudadanos de a pie ante la lentitud de los cambios en sus vidas diarias. Al mismo tiempo, organizaciones egipcias han subrayado cómo las fuerzas del orden mantienen unos comportamientos heredados de la época de Hosni Mubarak, por lo que consideran necesario que las nuevas autoridades egipcias traten este asunto de manera prioritaria. Igualmente, el aniversario de la segunda revolución en enero 2013 –pese a los llamamientos pacíficos de los diferentes partidos de tendencia laica y de los islamistas- se vió salpicado, lamentablemente, por la violencia y por los altercados entre las fuerzas del orden y los manifestantes en El Cairo y en otras ciudades del país. También coincidió con la decisión de un tribunal penal de recomendar la pena de muerte para los 21 implicados en la tragedia sucedida en el estadio de Port Said el 1 de febrero de 2012, cuando 74 personas murieron en los choques desencadenados tras un partido entre el equipo cairota, Al Ahly, y el local, Al Masry. La disposición de la Corte suscitó la ira de los familiares de los procesados y de los seguidores de Al Masry que se enfrentaron a la policía en la ciudad, un día después del segundo aniversario de la revolución. La suma de estos sucesos generó una ola de violencia a finales de enero que se cobró las  vidas de más de 50 personas y causó un millar de heridos, además de ahondar en las diferencias entre las autoridades y la oposición, mientras cunde el descontento por la situación económica del país.

esglobal: El reciente deterioro de la economía preocupa mucho a la población.

SE: Por supuesto, no olvidemos que el lema de la revolución fue “pan, libertad y justicia social”. La gente quería libertad, es cierto, pero sobre todo quería mejorar sus condiciones de vida, tener acceso a más recursos, en definitiva, que nuestros hijos tuvieran oportunidades de futuro. Sin embargo, la inestabilidad y los estallidos de violencia que han salpicado la transición en Egipto y la caída del turismo, han llevado a la parálisis de los sectores productivos, lo que ha obligado a las autoridades a desembolsar ingentes cantidades de dinero. Por ejemplo, el Banco Central de Egipto ha gastado más de 20.000 millones de dólares (unos 15.000 millones de euros) para mantener el precio de la libra. Pese a esto la divisa nacional durante principios de este año ha caído a sus mínimo histórico desde los últimos siete años. Muchos egipcios, temiendo que la moneda se devaluara todavía más, han cambiado sus ahorros a dólares. Para frenar esta tendencia y la falta de reservas de divisas extranjeras, el Banco Central, entre otras medidas, ha empezado a aplicar una política de cobrar un 1% a la venta de moneda extranjera. Además, el turismo, fuente de ingresos para muchos egipcios, no se ha recuperado. Durante el año 2012, el número de visitantes aumentó un 17%, en comparación con 2011, según datos aportados por el ministro de Turismo, Hisham Zaazou, pero todavía queda mucho trabajo por hacer para recuperar los niveles anteriores a la revolución.

El paro es un problema latente en nuestra sociedad, que llevó a muchos jóvenes y otros sectores de la población a apoyar las protestas. Las tasas de desempleo publicadas son muy altas, un 12,5% de la población activa. De este porcentaje, el 70% son jóvenes con edades comprendidas entre los 15 y los 24 años.

También se está negociando con el Fondo Monetario Internacional un préstamo de 4.800 millones de dólares, con condiciones como la reforma del sistema fiscal y de los subsidios, lo que puede traer consecuencias muy duras desde un punto de vista electoral para el Gobierno. No olvidemos que aquí la mayoría de la población consigue llegar a fin de mes gracias a los subsidios a los alimentos y productos básicos, desde el pan hasta la gasolina. Si los impuestos suben y parte de los subsidios desaparecen en determinados productos, la situación económica de gran parte de la población se va a agravar y las autoridades y la oposición lo saben.

esglobal: ¿Está polarizada la escena política de Egipto?

SE: Es cierto que la sociedad egipcia está dividida. El Partido Libertad y Justicia (brazo político de los Hermanos Musulmanes) ganó las elecciones parlamentarias y presidenciales. Sin embargo, pese a su dominio en la escena política, el camino no ha sido fácil para la Hermandad, debido a la ausencia de consenso en asuntos tan vitales como la redacción de una Constitución y la controversia originada por algunas decisiones del presidente Morsi. Las discrepancias entre los Hermanos Musulmanes y la oposición no islamista se exacerbaron con la elaboración de la nueva Carta Magna, aprobada en un referéndum a finales diciembre pasado. Los opositores pidieron el “no” al texto al considerar que su redacción estuvo monopolizada por los islamistas, mientras que la Hermandad, aliada con los salafistas, defendieron que estaban legitimados para sacar adelante el borrador por su triunfo en las urnas. A todo ello se añadió la polémica suscitada por un decreto emitido por el presidente a finales de noviembre para blindar sus poderes ante la justicia hasta la promulgación de la Constitución, que derivó en protestas de sus opositores y de un sector de la judicatura.

Lo claro es que resulta necesario llegar a acuerdos que permitan la estabilidad económica y social. Los cambios y desafíos son muchos y habrá que llegar a pactos para poder gobernar sin crear malestar social ante medidas que van a ser inminentes, como la subida de los impuestos. Tras el estallido de la violencia con motivo del aniversario de la revolución, Morsi llamó a un “nuevo diálogo nacional” para acercar posturas con los opositores, que se muestran reacios a participar a menos  que obtengan una serie de garantías por parte de las autoridades.

Las elecciones legislativas, que comenzaron a prepararse a finales de febrero de 2013, serán fundamentales para poder medir el desgaste real o no del Partido Libertad y Justicia en el poder. La pregunta en 2013 será si los diferentes partidos podrán alcanzar un consenso político por el bien de la ciudadanía.

esglobal: ¿Qué cree que puede ocurrir en esas elecciones?

SE: Esta será la sexta vez que los egipcios vayan a las urnas en dos años. En junio pasado, el Tribunal Constitucional ordenó la disolución de la Cámara Baja salida de las primeras elecciones parlamentarias tras la revolución, al considerar ilegal su composición, porque los partidos presentaron candidatos a las listas individuales reservadas a independientes. Desde ese momento, el poder legislativo estuvo en manos del presidente hasta la aprobación de la Constitución, que estipulaba que pasara a la Cámara Alta hasta la celebración de nuevos comicios.

Las primeras legislativas, entre noviembre 2011 y febrero 2012, dejaron en evidencia que los partidos políticos no islamistas formados tras la revolución y los que ya existían antes, eran bastante débiles. La excesiva fragmentación y la falta de alianzas entre los partidos favorecieron a las formaciones islamistas, principalmente al Partido Libertad y Justicia y el Partido Nour (que representa a los salafistas). Los egipcios votaron en tres fases durante un periodo de seis semanas para elegir un total de 498 miembros de la Cámara Baja o Asamblea del Pueblo. La Alianza Democrática de Egipto liderada por el Partido Libertad y Justicia consiguió un 47,2% del total. El Bloque Salafista, liderado por el Partido el Nour, obtuvo un 24,7%, dejando al resto de grupos no islamistas con una representación diversa pero pequeña, entre ellos, el Nuevo Partido Al Wafd con un 9% y el Bloque Egipcio con un 7%. El desgaste del Partido Libertad y Justicia se hizo presente en los comicios presidenciales, donde Mohamed Morsi ganó con un 51,7% de los votos, seguido muy de cerca por Ahmed Shafiq, el último primer ministro del régimen de Hosni Mubarak, con un 48%.

Los partidos no islamistas parece que han aprendido de sus errores pasados han forjado alianzas y han unido sus fuerzas de cara al nuevo proceso electoral. Aunque después de los últimos acontecimientos violentos tras el segundo aniversario de la revolución, algunos grupos han llamando al boicot electoral. Queda por ver si en estas elecciones el Partido Libertad y Justicia va a ser castigado por la situación en el país, pese a la fidelidad de su base electoral, y si las nuevas alianzas políticas serán capaces de atraer a los votantes descontentos con el panorama actual.

esglobal: ¿Qué hace Egipto en sus relaciones exteriores?

SE: Egipto ha querido empezar una nueva etapa en sus relaciones exteriores, jugando un papel clave en la región y diversificando a sus aliados. En su primer discurso en la Liga Árabe Morsi mostró su apoyo al pueblo sirio y su repulsa al régimen del presidente Al Assad en una alocución que los egipcios siguieron muy de cerca. La nueva alianza promovida junto con Arabia Saudí, Irán y Turquía para dar una salida a la crisis en Siria, constituye un nuevo marco de política exterior para el país. También ha promovido sus lazos con Teherán, con el que rompió relaciones tras la revolución de 1979 y el asesinato del presidente Anuar al Sadat en 1981. Este nuevo acercamiento a iraníes y saudíes, junto con el diálogo con Hamás, que controla la franja de Gaza, marca una importante diferencia en política exterior con respecto a su predecesor Mubarak. Parte de la sociedad ve cómo Morsi utiliza la política exterior y su defensa de los pueblos árabes, para poder hacer frente a una opinión pública cada vez más descontenta con su gestión interna. Esto se hizo evidente en noviembre de 2012 cuando el presidente jugó un papel fundamental como mediador para forzar la tregua entre Hamás e Israel tras la ofensiva a la Franja. Morsi empleó su influencia para entablar un diálogo con el grupo palestino, muy diferente a la ambigüedad del antiguo régimen de Mubarak ante él.

Estas gestiones le reportaron una gran popularidad entre los ciudadanos egipcios.

Pese a esta nueva postura de Egipto en política exterior, Morsi sabe lo importante que son sus buenas relaciones con EE UU. Igualmente con Israel no ha sufrido cambios y su seguridad sigue siendo una prioridad para el Gobierno egipcio porque gran parte de su ayuda militar depende de Washington, que cada año destina con este propósito 1.300 millones de dólares.

Egipto también necesita aliados económicos y por ello la primera visita oficial de Morsi fue a China y estuvo acompañado de una importante delegación de empresarios egipcios para reforzar las relaciones comerciales entre ambos países.

esglobal: La mitad de su ciudadanía son mujeres, ¿cómo vive la mujer en Egipto hoy en día?

SE: Las mujeres en Egipto han luchado por sus derechos desde finales del siglo XIX y su situación actual es consecuencia de los diferentes gobiernos. Pese a los esfuerzos de los movimientos feministas, el aumento de la pobreza, la falta de empleo y la ausencia de una legislación clara que defienda los derechos de las mujeres, han hecho que la vida de las egipcias sea precaria.

La situación ha mejorado en el acceso a la educación: entre los jóvenes de 15 a 24 años, las estadísticas muestran que la diferencia en el acceso a la educación entre hombres y mujeres es de un 6 %, habiendo mejorando, considerablemente, durante los últimos años. Sin embargo, la diferencia se constata en el acceso al mercado laboral y la representación política.

Desde un punto de vista legal, también ha mejorado en la última década su situación familiar. La ley número 1 del año 2000 introdujo una serie de reformas muy importantes para los derechos de la mujer en el matrimonio: el artículo 20 de esa norma otorgó a las egipcias el derecho a divorciarse de sus maridos de manera unilateral – conocido como el khula. Además, se adoptó un nuevo tipo de contrato matrimonial que permitía a la mujer introducir condiciones en el mismo.  Igualmente, en el año 2004 se crearon los tribunales de familia, que tienen jurisdicción sobre determinados temas, tales como la custodia o  el mantenimiento de los menores en caso de divorcio. En el año 2008, se modificó la ley del niño y el artículo 17 estableció una edad mínima de matrimonio de 18 para hombres y mujeres. También se penalizó la ablación.

Las mujeres jugaron un papel clave durante los 18 días de la revolución y exigen que este rol no caiga en el olvido. La egipcia es un reflejo de su sociedad, es plural y sus demandas dependen de muchos factores. La nueva Constitución, como marco legal de cualquier Estado de Derecho, ha sido rechazada por importantes sectores feministas por no contener artículos específicos sobre los derechos de las mujeres. Aun así, hay otros sectores feministas más cercanos a los islamistas que consideran que esta Carta Magna garantiza los derechos de la mujer como madre y esposa.

La Constitución de 1971 establecía en el artículo 10 y 11 la igualdad entre el hombre y la mujer, pero supeditaba, en el caso de ésta, el mantenimiento del equilibrio entre su familia y su trabajo en la sociedad. La actual Carta Magna en el artículo 10 establece un marco bastante similar de la mujer de equilibrio entre sus tareas familiares y su trabajo. El artículo 33 establece la no discriminación de los ciudadanos, aunque sin nombrar específicamente a la mujer.

En cualquier caso lo cierto es que queda un largo recorrido por delante para las egipcias. Los desafíos son muchos: las altas tasas de paro (tres veces más que la de los hombres antes de la revolución), la discriminación legal en determinados asuntos y la baja representación política-solo hay dos mujeres ministras- constituyen entre otros, ejemplos de la necesidad de la toma de políticas inmediatas a favor de la mujer.