[MI FAMILIA] era más proclive que la familia media a analizar los menús de los restaurantes y por qué ciertos productos son más caros que otros. Estoy seguro de que a los cuatro años nadie te induce a reflexionar qué ocurriría si se fabricara más cantidad de un modelo determinado de Beanie Baby (un oso muy popular de la Warner).


CUANDO ME CONVERTÍ en [presidente de Harvard], me preguntaron la diferencia entre ser secretario del Tesoro y presidente [de una Universidad]. Mi respuesta fue, en retrospectiva, rupturista por su ingenuidad. Dije: “¡Washington es tan político!”.

SI LA META de uno es conseguir un cambio real, creo que la presidencia de una institución universitaria es el trabajo más difícil. Hay pocas palancas con las que tener influencia en una institución donde toda la gente importante tienen trabajos vitalicios.

NO HAY UNA INVERSIÓN más rentable en el mundo en desarrollo que la educación primaria y secundaria de las niñas.

CUANDO LANZAMOS el programa de apoyo a México [en 1995], el 80% de los americanos se opusieron. Justo después de lanzarse, parecía que estaba fallando. Y como yo había sido el impulsor de la decisión de hacer el programa, fui a ver al [secretario del Tesoro] Bob Rubin para decirle que dimitiría. Y dijo dos cosas que llevo conmigo. La primera fue: “Estamos juntos en esto”. La segunda es que, de todas formas, el planeta seguiría entrando en un nuevo siglo y que mi mejor contribución sería dormir un rato.

CREO QUE HUBIERA DISFRUTADO mucho siendo un jugador profesional de tenis. Pero no creo que eso hubiera ocurrido nunca, incluso si hubiera dejado Económicas cuando era muy joven.

LO QUE ESTÁ OCURRIENDO EN ASIA es, para la historia de la economía, un acontecimiento de igual o mayor importancia que la Revolución Industrial.

 

Lawrence Summers, ex secretario del Tesoro estadounidense y ex presidente de la Universidad de Harvard (EE UU), es catedrático Charles W. Eliot en Harvard.