La creación del nuevo estado de Telangana dentro del país podría abrir la puerta a otras aspiraciones separatistas en el gigante indio.

 

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Estudiantes de medicina indios alrededor de un mapa del estado de Telangana en la ciudad de Hyderabad.

 

La creación de los estados indios ha seguido desde la independencia en 1947 un proceso ad hoc: algunas regiones lograron su objetivo por razones culturales o históricas. Otras fueron resultado de un mero intento de acomodar intereses en un complejo puzle político.

India estaba integrada por 28 regiones y siete territorios. Hasta el pasado 30 de julio en que el gobernante Partido del Congreso, de la dinastía Nehru-Gandhi, aprobaba la creación de un nuevo estado. Será el vigésimo noveno de la Unión. Con una población estimada de 40 millones, Telangana abarcará diez distritos interiores de las 23 subdivisiones del norte de Andhra Pradesh, incluyendo la capital regional, Hyderabad, la sexta ciudad más poblada del país.

Ha habido protestas. Los manifestantes se oponen a la división en dos de Andhra Pradesh. Argumentan que dividirá a la población que habla el idioma telugu. En efecto, Telangana comparte esta lengua aunque con giros y un acento propios. Se trata de la primera división de un estado lingüístico –es decir, creado para los hablantes de una lengua regional. Es el caso, sobre todo, de los estados del sur que acogen a una sola comunidad regional dominante lingüísticamente. Telangana va más allá del idioma como base de la comunidad política.

Los que están a favor aseguran que el nuevo estado fomentará el desarrollo económico. Sostienen que el crecimiento de Telangana se ha abandonado en favor de Andhra, más rica y poderosa.

Dirigentes de Telangana comenzaron a pedir la separación en los 70, y la protesta tomó un carácter violento en 1979, cuando 369 personas murieron víctimas de enfrentamientos y disparos de la policía. Después de décadas quejándose de desatención creen que la creación de Telangana es la única solución.

La presión popular llevó a los principales partidos –el Partido del Congreso y el opositor Bharatiya Janata Party – a apoyar la pretensión de los telanganos en diferentes elecciones. Sin embargo, hasta ahora ninguno de ellos había dado el paso definitivo de otorgarles un nuevo estatus al llegar al poder. En 2009 un líder telangano encabezó una huelga de hambre. Ayunó durante 10 días. Las enormes manifestaciones de apoyo que generó llevaron al anuncio por parte del entonces ministro de Interior del Partido del Congreso, P. Chidambaram, al inicio del proceso para formar el estado de Telangana.

La decisión ha hecho revivir profundas divisiones políticas al tiempo que  ha aumentado el miedo a la violencia en la región. Se han desplegado tropas federales adicionales. En Hyderabad, situada en el corazón de Telangana y considerada clave por los líderes de Andhra Pradesh, el anuncio ha sido recibido con alegría. El Gobierno ha dispuesto que este importante centro de servicios en auge, donde tienen sus sedes importantes empresas globales como Google, Microsoft, Dell o Facebook, permanecerá como la capital común de los dos estados durante un periodo de diez años. ¿Tendrá para ese periodo transitorio un estatus de “territorio de la Unión”? ¿Qué sucederá después de ese plazo con esta ciudad considerada clave por los líderes de Andhra?

La idea de tener una capital compartida representa uno de los mayores inconvenientes. Va contra los intereses de los ciudadanos de Andhra tener que cruzar una frontera para acceder a su capital. De seguir adelante con este despropósito, es necesario que el Partido del Congreso presente de inmediato un plan para asegurar el orden público en la ciudad.

Se espera que el proceso de independencia se complete, según los plazos que maneja el Gobierno indio, a comienzos de 2014 –cuando está prevista la celebración de las elecciones generales.

Desde la formación gobernante se afirma que no es una decisión política, sino una decisión a favor de la gente. Se argumenta que “no ha sido una decisión fácil” y se apela a la cooperación ciudadana, pero los sectores críticos aseguran que la intención del Partido del Congreso es apuntalar su electorado. Por encima de la presión del movimiento separatista –con más de 900 suicidios y autoinmolaciones solo en los últimos cuatro años– han prevalecido las consideraciones electorales. El Partido del Congreso es consciente de que si no sitúa Telangana en el mapa sus posibilidades de volver al poder son mínimas. Su tentativa de evitar perder completamente la región es desesperada, aunque puede funcionar. Muchos votantes de Telangana agradecerán en las urnas el impulso dado a sus ansias de independencia.

Andhra Pradesh tiene 42 escaños en la Lok Sabha (cámara baja del parlamento indio con 552 miembros). Tras la división, 19 escaños irán a Telangana mientras Andhra conservará 23.

Tras ganar en la elección de 2009, el Partido del Congreso –ahora debilitado– espera barrer el año que viene en el nuevo estado. Eso ocurrirá si como parece se fusiona con la formación regional Telangana Rashtra Samiti, TRS. En ese caso el Partido del Congreso no tendrá prácticamente rival en Telengana. En la Andhra residual otras formaciones regionales dividirán el voto anticongreso. Y el partido gubernamental cree que al menos sus leales podrán triunfar en sus circunscripciones respectivas. Mejor ganar la mitad de los escaños que perder todo. Así pues espera cosechar ventajas en ambas regiones.

Telangana no se ha creado sobre la base de una recomendación de una comisión de reorganización del estado o algo similar. Al haber sido establecido sobre la base de la agitación se teme que el establecimiento de Telangana pueda desembocar en más disturbios. El mensaje que parece enviarse de “si agitas lo bastante y durante el tiempo suficiente, crearás un estado” es una tendencia muy peligrosa.

El movimiento separatista ha basado durante más de 40 años sus demandas en la discriminación y victimización, apelando a diferencias culturales y un fuerte sentimiento étnico y nacionalista. A partir de ahora, los partidos políticos serán los grandes beneficiados. Pero –probablemente– para la sociedad las cosas no cambien mucho.

Con un estudio pormenorizado para evitar errores de planificación, Telangana deberá crear gradualmente la infraestructura necesaria para su funcionamiento. Los 10 distritos que integran el nuevo estado cuentan con diversos recursos naturales. Contiene el 20% de los depósitos de carbón de India y cuenta con importantes reservas de piedra caliza, mica y bauxita. Es una región semiárida, que aunque tiene reservas acuíferas, es uno de los territorios menos fértiles del país. El aprovechamiento conjunto de las aguas del río Krishna se presenta como otro contencioso de difícil solución.

El complejo juego de los sentimientos de pertenencia a India, en el que se entrecruzan y superponen religión, etnia y casta, convierten en un desafío cualquier intento de formar regiones basadas en un solo bloque identitario. Se añade el componente político, siempre presente. Si, además, domina como en este caso el interés electoralista a corto plazo la mezcla puede ser explosiva.

Tras un período de estabilidad aparente, el Gobierno indio se avino en 2000 a la creación de tres nuevas regiones, llevado por el impulso de los líderes locales: Jharkhand (noreste), Chattisgarh (centro-este) y Uttarkhand (norte). Más del 40% de la población india habla hindi, una lengua extendida en los estados de India central y norte. En las nuevas creaciones estatales anteriores fueron determinantes factores sociales: aspectos tribales y la politización de las castas consideradas más bajas.

Crecen las aspiraciones separatistas en los demás estados indios. Con insistencia los líderes políticos de Gorkhaland, en Bengala, al noreste, o de Bundelkhand, en Uttar, al norte, demandan ya el estatus de región. Dos ejemplos entre muchos.

El caso descrito aquí se enfrenta a grandes desafíos tanto en la capital compartida como en los dos estados: nuevas estructuras administrativas, organización de los ingresos, negociación con el gobierno central… Y acaso más importante es que estimula el debate sobre las ventajas de la creación de más estados en otras regiones.

Tras Telangana el proceso de fragmentación no se detendrá. Todo lo contrario. Se impone la formación de una nueva “Comisión de Reorganización de Estados”, la segunda desde la independencia. De esta forma se canalizarían y planificarían las legítimas aspiraciones de la sociedad india. Al mismo tiempo se garantizaría la viabilidad de la nueva ola de descentralización del gigante indio sin electoralismos cortoplacistas.

 

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