
Las innovaciones que China está llevando a cabo en Internet tendrán una repercusión global.
Si el diccionario más famoso de China tenía el apropiado nombre de “Mar de palabras”, sumergirse en el ciberespacio chino es como embarcarse en un viaje espacial. Occidente suele juzgar Internet en el gigante asiático desde la óptica limitada del espionaje informático y la piratería, una actividad en la que destacan los organismos chinos, aunque dejen demasiadas huellas cada vez.
Ahora bien, los ciberespías y piratas chinos no serían tan abundantes si el navegar por el mundo virtual no se hubiera convertido en la principal afición de los habitantes de China. Internet ha facilitado una extraordinaria unificación de la sociedad china y, al mismo tiempo, una expresión sin precedentes de su individualismo. Dado que la política exterior ocupa menos del 10% de las prioridades de cualquier dirigente chino, eso quiere decir que más del 90% de los asuntos relacionados con la Red tienen una dimensión exclusivamente nacional. Sin embargo, a largo plazo, es inevitable que las extraordinarias innovaciones que están produciéndose en el espacio chino de Internet y la telefonía móvil acaben por crear modelos de negocio que traspasen sus fronteras e influyan en la evolución del sector en todo el mundo.
La razón de estas innovaciones está clara: hay una sociedad vibrante con un mercado cuyos participantes están dando un impulso increíble al desarrollo técnico a base de burlar los obstáculos de la rigidez burocrática. Este fenómeno se produce en todos los ámbitos, y en China está haciéndolo a más velocidad que en las economías desarrolladas. Por mencionar un caso, mientras que la empresa Uber y unos cuantos rivales más han tenido que emprender batallas legales contra las compañías de taxi, en China, docenas de compañías similares, montadas en la Red, han revolucionario el sector del transporte en el plazo de solo un año.
Existe una inmensa demanda de cambio. La difusión de los pagos y los depósitos en fondos a través de Internet es el mejor ejemplo de esta tendencia: en ocho meses, un fondo creado por el fundador de la empresa de compra on line Alibaba ha acogido más de 87.000 millones de dólares (unos 64.000 millones de euros) de ahorradores chinos y de Hong Kong. Otro aspecto son las persecuciones por Internet, la investigación y el castigo colectivos de sospechosos, que se han convertido en una herramienta de la lucha contra la corrupción. Los microblogs han creado foros de opinión dispuestos a juzgar cualquier tema de forma instantánea. Y eso ha permitido establecer un sistema de sondeos muy poco regulados en un país en el que el partido gobernante tenía hasta ahora el monopolio absoluto de la expresión pública.
La tecnología no es ni buena ni mala, de ahí que las consecuencias revolucionarias de estas innovaciones sean las dos cosas. La banca y los fondos en la Red están comiendo terreno al sistema bancario estatal tradicional, que antes aprovechaba su monopolio para mantener enormes ...
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