Espectadores y críticos se han escandalizado ante la representación que hace La noche más oscura de las técnicas de interrogatorio reforzadas. Pero la verdad es que la película es muy blanda con la CIA.

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Zero Dark Thirty (La noche más oscura), el drama cinematográfico sobre la búsqueda de Osama bin Laden, ha suscitado una gran variedad de comentarios. Ahora bien, ninguno tan engañoso ni moralmente preocupante como el del antiguo responsable de antiterrorismo de la CIA José Rodríguez, que ha aprovechado la ocasión que le brinda la película para defender -y distorsionar por completo- el programa de torturas de la CIA que él supervisaba. Estamos hablando de un individuo que ignoró las instrucciones de la Casa Blanca y la CIA y destruyó 92 vídeos que mostraban la tortura con agua (waterboarding) de presos en dependencias de la CIA, con la excusa de que pretendía proteger la identidad de los agentes que figuraban en las cintas.

En la edulcorada versión de los hechos que da Rodríguez, el programa de la CIA estaba “cuidadosamente vigilado y dirigido” y tenía “escasa similitud con lo que aparece en la pantalla”. Con la mayoría de los detenidos, asegura, “no se emplearon técnicas de interrogatorio reforzadas”, y con los que sí se hizo, fue solo después de obtener autorización por escrito.

Zero Dark Thirty contiene muchos datos erróneos, de los que se han quejado públicamente varios senadores estadounidenses con acceso a los archivos secretos. Y más importante aún es que la película puede dar a los espectadores la falsa impresión de que el uso de la tortura por parte del gobierno fue un elemento desagradable pero necesario de la lucha contra el terrorismo.

En la versión de Rodríguez, el programa de torturas parece una tarea sencilla y bien dirigida. Pero sabemos, por los documentos que el Gobierno ha hecho públicos y por numerosas entrevistas con personas que participaron en el programa, que la descripción que hace Rodríguez se parece muy poco a la realidad. Aunque la CIA puso en marcha las directrices que exigían una autorización por escrito antes de emplear las llamadas “técnicas de interrogatorio reforzadas” (EIT, en inglés), el informe del propio inspector general de la Agencia dice que dichas directrices no se formalizaron hasta finales de enero de 2003, cuando ya se empleaban las EIT. Y, si bien el hecho de tener esas directrices fue una mejora, dice el inspector general, todavía dejaban “un margen sustancial para la mala interpretación, y no cubrían todas las actividades de detención e interrogatorio de la Agencia”.

Las investigaciones que llevé a cabo durante la elaboración de un informe para Human Rights Watch en septiembre de 2012  mostraban las experiencias de cinco opositores libios al gobierno de Muamar Gadafi, detenidos probablemente al amparo del programa de la CIA. Los cinco cuentan que, durante su encierro bajo custodia de Estados Unidos -unos periodos que fueron de ocho meses a dos años-, estuvieron encadenados a ...