Una mujer camina frente a un graffiti (reflejo del deseo de paz de la población) en Aguablanca, Cali, Colombia. LUIS ROBAYO/AFP/Getty Images)

Los resultados del Índice de Paz Global de 2017 muestran una ligera mejora en la paz, 93 países han mejorado y 68 han empeorado. Seis de las nueve regiones experimentan cambios positivos. Sudamérica se convierte en la cuarta región más pacífica, mientras que Norteamérica, África subsahariana y Oriente Medio y Norte de África sufren los mayores deterioros.

El IPG abarca el 99,7% de la población mundial, a la que aplica 23 indicadores cualitativos y cuantitativos, de fuentes muy respetadas, para medir la condición de la paz en relación con tres ámbitos temáticos: el grado de seguridad y protección social, la dimensión de los conflictos internos e internacionales y el grado de militarización.

Además de presentar las conclusiones del IPG 2017, el informe de este año incluye el análisis de los factores de paz positiva (el conjunto de actitudes, acciones y estructuras que crean y sostienen las sociedades pacíficas) más importantes para avanzar hacia una situación más pacífica y de cómo el deterioro de la paz positiva está vinculado al ascenso del populismo en Europa. Asimismo, el informe evalúa las tendencias en mantenimiento de la paz y militarización, incluido un análisis de costes y beneficios que destaca las ventajas económicas de las intervenciones tempranas para construir la paz.

Los resultados del IPG 2017 muestran que la paz global ha mejorado ligeramente este año, un 0,28%, y que 93 países han mejorado y 68 países han empeorado.

Islandia sigue siendo el país más pacífico del mundo, puesto que ocupa desde 2008. Arriba están también Nueva Zelanda, Portugal, Austria y Dinamarca, mantienen una situación similar al IPG del año pasado. También hay pocos cambios al final de la lista. Siria sigue siendo el país menos pacífico del mundo, precedido de Afganistán, Irak, Sudán del Sur y Yemen.

Seis de las nueve regiones del mundo han mejorado. Sudamérica es la que más ha avanzado, hasta adelantar a Centroamérica y el Caribe y convertirse en la cuarta región más pacífica. Su puntuación se beneficia de mejoras en los tres ámbitos estudiados, especialmente en seguridad y protección social.

Los mayores deterioros regionales los sufren Norteamérica, África subsahariana y Oriente Medio y Norte de África (MENA). La puntuación de Norteamérica empeora por culpa de Estados Unidos, una caída que no compensa la ligera mejora en Canadá. La puntuación de EE UU ha descendido en gran parte por el empeoramiento de dos indicadores: la percepción del nivel de delincuencia en la sociedad y la intensidad del conflicto interno organizado. Este último parámetro está peor por el incremento de la polarización en el sistema político estadounidense. Además, en los 10 años hasta llegar a 2015, el país experimentó el cuarto mayor descenso del mundo en paz positiva, después de Siria, Grecia y Hungría.

Europa es todavía la región más pacífica del mundo, con ocho de los diez países más pacíficos. Sin embargo, aunque 21 de sus 34 Estados han mejorado, la puntuación media no ha cambiado mucho, debido al importante deterioro en Turquía, la repercusión de los atentados terroristas en Bruselas, Niza y París y el empeoramiento de las relaciones entre Rusia y sus vecinos nórdicos.

MENA es la región menos pacífica del mundo por quinto año consecutivo. Arabia Saudí ha sufrido el peor deterioro de la región, seguido de Libia. Riad ha empeorado por su participación en las guerras de Siria y Yemen, por el aumento de la actividad terrorista, sobre todo por parte de Daesh y sus afiliados, mientras que el descenso de Libia se debe al incremento de los conflictos internos.

El indicador que más ha mejorado es el del número, la duración y la participación en guerras externas. El motivo es, sobre todo, que muchos países han abandonado Irak y Afganistán. Aunque, en la mayoría de los casos, la retirada de las tropas se llevó a cabo hace varios años, el indicador refleja los efectos persistentes de la guerra. El indicador que mide el terrorismo político también ha mejorado enormemente en todas las regiones menos en África subsahariana y en MENA. También ha habido una disminución general del número de homicidios por cada 100.000 habitantes y el nivel de crímenes violentos.

De los tres ámbitos del IPG, tanto la militarización como la protección y la seguridad han mejorado. En cambio, ha habido un deterioro en el terreno de los conflictos, debido al aumento de la intensidad de las guerras en la región MENA.

La tendencia del nivel de paz en los últimos 10 años muestra que la paz global se ha deteriorado en un 2,8% desde 2008 y que el 52% de los países del índice ha empeorado y el 48% ha mejorado. El nivel mundial de paz empeoró rápidamente tras la crisis financiera global, pero, desde 2010, los cambios se han producido en unos márgenes pequeños, de forma que el nivel de paz al que se ha vuelto este año es aproximadamente el de 2010.

En contra de lo sucedido en 2017, en los 10 años anteriores, el ámbito que más se deterioró fue el de protección y seguridad, con bajadas en el 61% de los países. Las mayores caídas se produjeron en África subsahariana, debido al aumento de los efectos del terrorismo y la inestabilidad política. En el otro extremo, el ámbito que más mejoró durante la pasada década fue el de militarización, con una menor presencia militar en el 60% de los países. Por último, es importante señalar que la tendencia global respecto a la paz está dominada por la evolución de los acontecimientos en la región MENA. La violencia y las guerras en esa región son tan intensas que, si se excluyera del resto del mundo, los niveles medios de paz habrían variado muy poco en la última década.

El hecho de que los medios de comunicación hayan prestado más atención a los conflictos de Oriente Medio, las olas de refugiados y el terrorismo en Europa significa que no se informa tanto de varias tendencias positivas. Dos de los elementos más prometedores en la última década son la disminución de la tasa de homicidios en el 67% de los países y las mejoras en la Escala de Terrorismo Político, que mide la violencia patrocinada por los Estados —asesinatos extrajudiciales, tortura y otros actos similares— y en la que mejoraron 68 países y empeoraron 46.

En 2016, el impacto económico de la violencia en la economía mundial fue de 14,3 billones de dólares en términos de Paridad de Poder Adquisitivo (PPA). Esta cifra equivale al 12,6% de la actividad económica del mundo (producto mundial bruto), 1,953 dólares por persona, y es un 3% inferior que en 2015. La reducción se debió sobre todo a la disminución del número de personas muertas en actos terroristas, que descendió un 10%, y al descenso de los gastos dedicados a mantener la paz y la seguridad interna y de los costes de los homicidios.

La repercusión económica de las guerras fue de 1,04 billones de dólares. Se calcula que el gasto de consolidación de la paz asciende aproximadamente a 10.000 millones de dólares, menos del 1% de lo que cuestan las guerras. El informe calcula también los rendimientos probables del aumento de los fondos para construir la paz y destaca que la rentabilidad de la inversión puede ser de hasta 16 veces el coste de la intervención, lo cual supone una gran oportunidad para inversiones futuras. Este dato es especialmente importante para los países atrapados en guerras, dado que el impacto económico medio de la violencia para los 10 países menos pacíficos fue equivalente al 37% de su PIB, mientras que no fue más que del 3% en el caso de los 10 más pacíficos.

El modelo de riesgo del IEP predijo acertadamente cinco de los 10 mayores casos de deterioro en el IPG desde 2008. Este modelo proporciona un marco para dar prioridad a las tareas de construcción de la paz, de forma que basta con que una de cada cuatro intervenciones sea eficaz para obtener un buen rendimiento positivo de la inversión.

El estudio que hace el informe sobre la paz positiva aborda un tema crucial para los responsables políticos: comprender qué hace que las sociedades pasen de una condición de paz a otra. El estudio muestra que, en la última década, la característica fundamental de los países que han vivido una transición a situaciones más o menos pacíficas ha sido su comportamiento en materia de paz positiva.

El análisis llega a la conclusión de que distintos factores adquieren más importancia en diferentes etapas. En entornos poco pacíficos, los factores más importantes son los relacionados con un gobierno eficaz, un bajo nivel de corrupción, la aceptación de los derechos de los demás y unas buenas relaciones con los vecinos. En esas situaciones, dentro del pilar del gobierno eficaz, la seguridad y el Estado de derecho son los factores más importantes. En los países con un estado medio de paz, la libre circulación de la información y un entorno empresarial sólido adquieren más importancia. Para que los países suban en la escala del IPG, deben tener una buena puntuación en los ocho pilares de la paz positiva, lo cual demuestra que ésta es un aspecto estructural.

Por último, el pilar relacionado con los bajos niveles de corrupción es muy importante en todas las etapas de la paz, lo cual significa que, independientemente de lo pacífico que sea un país, es un importante elemento de transformación tanto para el desarrollo como para la paz. Es crucial subrayar este hecho, porque la corrupción es el pilar de la paz que menos se evalúa en los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS); solo hacen referencia a ella tres de los 169 ODS.

El informe evalúa asimismo los acontecimientos políticos recientes en Europa y llega a la conclusión de que el marcado incremento del apoyo a los partidos populistas en la última década guarda una estrecha correspondencia con el deterioro de la paz positiva. Aunque la puntuación general de Europa en materia de paz positiva mejoró muy ligeramente entre 2005 y 2015 —0,3%—, ese dato está muy por detrás de la mejora media mundial, 1,6%. En muchos países de la UE hubo deterioros sustanciales, entre ellos, Italia, Francia y España. El incremento de la percepción de la corrupción en las élites políticas, el aumento de las desigualdades, el deterioro de la libertad de prensa y la concentración de los medios y una menor aceptación de los derechos de los demás están vinculados a muchas de las cuestiones que explotan los partidos populistas. Esto demuestra que es imposible separar las tendencias negativas en materia de paz positiva en toda Europa del ascenso del populismo en el continente.

 

Traducción de María Luisa Rodríguez Tapia.