Como bien sabe el mundo desarrollado, las tarjetas de crédito son tan peligrosas como convenientes. Con millones de consumidores, desde China a México, llenando sus carteras de dinero de plástico, los riesgos crecen tan rápido como decir “cárguelo a mi cuenta”.

 

Más plástico

En sólo 10 años, el gasto en tarjetas de crédito y débito en todo el planeta casi se ha cuadruplicado, hasta alcanzar 5,2 billones de dólares (unos 3,3 billones de euros), casi el 11% del PIB mundial en 2006. El desembolso español ha pasado de 68.800 millones de dólares a 105.000 millones entre 2002 y 2005. Y, con el crecimiento de las clases medias en India y China, el futuro parece cada vez más ligado al plástico.

 

COMPRAS ELECTRÓNICAS GLOBALES

 

 

Disfrutar hoy

Utilizar una tarjeta de crédito nunca ha sido tan fácil y popular en las economías más avanzadas. EE UU compra a crédito más que ningún otro país, una media de 6.700 dólares por individuo. En España, el número de tarjetas de crédito en circulación superó a las de débito en 2005 (33,25 millones frente a 31,83 millones de débito).

 

 

 

Comprar hasta arruinarse

La comodidad de la tarjeta de crédito hace que los consumidores gasten por encima de sus posibilidades. A medida que se amontonan las deudas, cada vez hay más gente que se declara en quiebra.

 

 

 

Crédito oriental

Aunque las tarjetas de crédito todavía no están implantadas del todo en algunas de las economías que más deprisa están creciendo, cada vez están más de moda las de débito y las de prepago. Se calcula que el consumidor chino abonará, como promedio, 3.200 dólares con dinero de plástico en 2011, frente a 625 dólares en 2002.

 

 

 

 

La crisis crediticia

Los países en desarrollo que pretendan expandir su sector crediticio deberán andar con cuidado: demasiada expansión y demasiado deprisa puede hundir una economía nacional.

 

México

Los consumidores mexicanos están cayendo en la red a toda velocidad. Un enorme aumento del gasto con tarjeta de crédito –cuatro veces más que en 2001– ha hecho que se dupliquen los impagos desde 2005. Y puede que lo peor esté aún por llegar: los bancos entregan 6.600 tarjetas de crédito nuevas cada día.

 

 

Tailandia

Después de que la deuda de las tarjetas de crédito aumentara a más del triple entre 2000 y 2005, Bangkok se vio obligado a imponer unos requisitos de salario mínimos, límites para el crédito equivalentes a cinco meses de sueldo y un pago no inferior al 10%.

 

 

Corea del Sur

A finales de los 90, Seúl, con la esperanza de estimular el consumo, animó a sus inexpertos bancos a aumentar el límite de las tarjetas de crédito. El resultado fue una tremenda ampliación de la deuda que necesitó un rescate de miles de millones de dólares.