
Las noticias de corrupción o malas prácticas salpican a multinacionales como Volkswagen y Deutsche Bank. Para algunos, un síntoma del agotamiento de la economía social de mercado germano. ¿Está acabado el modelo económico alemán (y por ende europeo)?
Deutsche Bank es uno de los 14 bancos alemanes que se ayudó del gabinete Mossack Fonseca para establecer empresas pantalla en Panamá en favor de algunos de sus clientes. Así lo desvelaron recientemente los tres medios alemanes (el diario Süddeutsche Zeitung y los canales de televisión públicos NDR y WDR) integrados en el consorcio internacional de periodistas que sacaron a la luz los ya popular y mundialmente conocidos como papeles de Panamá.
Desde 2007, el mayor banco privado de Alemania estableció al menos 426 de las alrededor de 1.200 empresas pantalla relacionadas con el sector bancario germano. Su objetivo: la evasión de impuestos a través de la llamada ingeniería fiscal. Según los tres medios alemanes, algunas de esas firmas incluso siguen existiendo hoy. Deutsche Bank se sitúa así a la cabeza de los bancos alemanes involucrados en la mayor filtración de la historia del periodismo en lo que a creación de empresas fantasma se refiere. Un dato que no habrá sorprendido a aquellos que vienen siguiendo la trayectoria de la primera entidad bancaria privada de la locomotora económica europea.
“Sólo las infracciones legales organizadas en la manipulación de los tipos de interés (líbor, euribor) supusieron ganancias de alrededor de 500 billones de dólares. Ese tipo de prácticas eran evidentemente habituales en el mayor banco de Alemania (…). La pretensión de sus directivas de que se había tratado tan sólo de casos aislados fue simplemente una forma de negar el establecimiento de una responsabilidad organizada. (…) Ninguna organización mafiosa podría vencer a Deutsche Bank o a otros bancos similares en una competición”.
Este párrafo está extraído del libro ¿Es el Deutsche Bank una asociación criminal?, publicado recientemente por el jurista y publicista alemán Wolfgang Hetzer. A la hora de hablar sobre Deutsche Bank, Hetzer evita los eufemismos. La hipótesis de su libro, que da título al mismo, parte de la siguiente premisa: el clima empresarial de la entidad se erigió en una “irresponsabilidad organizada” en la que los sistemas de control internos y la filosofía bancaria ligada a la economía real brillaron por su ausencia.
Hetzer dedica casi dos páginas del libro sólo a enumerar todas las acusaciones y sospechas a las que se enfrenta Deutsche Bank: incumplimiento de la obligación de informar a sus clientes sobre las prácticas especulativas con los tipos de interés, prácticas de cartel en el comercio con seguros de incumplimiento, falsificación de información en la venta de productos financieros, manipulación de balances bancarios y también en los mercados de divisa, diversas prácticas corruptas, como por ejemplo la colocación en la estructura de la empresa de hijos de importantes burócratas del régimen chino a cambio de contratos de explotación en el gigante asiático, y así un largo ...
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