Cuando el Ejército colombiano consiguió engañar a las FARC en julio y rescató a Ingrid Betancourt y a otros 14 rehenes, sus agentes fingieron ser miembros de una ficticia ONG española llamada Misión Humanitaria Internacional. Si los guerrilleros hubieran hecho sus deberes, habrían podido descubrir el engaño fácilmente. No sólo había varias partes de la web del falso grupo sacadas en bloque de una organización humanitaria catalana llamada Global Humanitaria, sino que una búsqueda rápida habría revelado que el nombre de su dominio (misionhi.org) había sido registrado sólo seis días antes de la incursión y que el número de teléfono anotado era 000000000. La pericia informática no parece el punto fuerte de las FARC.