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Misión de la ESA para investigar asteroides. En la imagen dos asteroides. Cortesía de la ESA.

¿Podrían los asteroides convertirse en una futura fuente de recursos? Algunas empresas, y Luxemburgo, ya están empezando a subirse al carro de la minería espacial, abriendo la puerta a grandes posibilidades pero también a inmensos retos.

“Hay dos cosas que debe saber sobre los asteroides: una es que pueden provocar nuestra extinción; la otra, que pueden hacernos ricos”. De lo primero hay evidencias sólidas –dijo un dinosaurio–; de lo segundo, no tanto. La Asociación Nacional del Espacio (ANS) estadounidense, fuente de la cita, se refiere a la minería espacial, la actividad que según algunos desencadenará la próxima fiebre del oro. ¿Tienen razón? ¿Serán pronto los asteroides una fuente de recursos? ¿Alcanzará la voracidad humana el hogar de El Principito? Lo único claro por ahora es que llevará décadas saber si quienes invierten hoy en minería espacial son visionarios, o locos sin más.

El sistema solar no es ese diagrama de libro de texto en que los planetas evolucionan limpiamente en torno al sol. En el espacio interplanetario pululan millones de cuerpos celestes de multitud de formas y tamaños, sin guardias de tráfico que ordenen sus órbitas. Como mínimo 18.000 de ellos, los NEA –en inglés, Asteroides Próximos a la Tierra–, se acercarán a nosotros a menos de 1,3 veces la distancia al sol. Y quedan muchos NEA por descubrir. La Tierra viaja por el espacio como por una autopista en dirección contraria.

Cada día caen al planeta varios objetos de pocos metros de diámetro, que se desintegran en la atmósfera. Los objetos preocupantes son algo mayores. En 2013 uno de 20 metros de diámetro explotó sobre la ciudad rusa de Chelyabinsk, liberando una energía decenas de veces superior a la bomba de Hiroshima e hiriendo a más de 1.200 personas. Es el mayor objeto de que se tiene noticia desde 1908 –entonces hubo otra explosión similar sobre Tunguska, Rusia–. Ningún programa de detección de asteroides lo vio venir. No en vano las agencias espaciales dedican cada vez más recursos a vigilar el cielo, para que si algún asteroide realmente va a representar un peligro, por lo menos saberlo –que dé tiempo o no de hacer algo, y qué exactamente, da para otro artículo–.

Pero los asteroides, además de desconfianza y mucha curiosidad científica –son restos inalterados del material con que se formaron los planetas hace 4.600 millones de años–, despiertan deseo: “En el espacio próximo hay miles de millones de dólares en forma de metales, combustible y compuestos esenciales para la vida”, afirma el científico planetario John Lewis en Mining the Sky, la obra de cabecera de los aspirantes a mineros espaciales desde su publicación en 1996.

Chris Lewicki, director de Planetary Resources, una de las compañías que declaran tener como objetivo la minería espacial, recordaba recientemente en la revista Science que “en principio puedes hacer cualquier cosa con los metales que extraigas de los asteroides (…). El universo es tu fábrica”. Hay ...