
¿Qué urbes destacan por ser capaces de liderar y desarrollar soluciones pioneras para mitigar y adaptarse al cambio climático?
Cada vez se reconoce más la vital importancia de las acciones realizadas a nivel de ciudad en el esfuerzo global para estabilizar el clima y lograr que el objetivo 1,5°C del Acuerdo de París siga estando a nuestro alcance. Las ciudades son tanto la raíz del problema como parte de la solución. Aunque representan más del 70% de las emisiones de gases de efecto invernadero y del consumo de electricidad, también se han convertido en centros de innovación y experimentación para nuevas tecnologías de mitigación y adaptación, asociaciones entre distintas partes interesadas y estrategias de financiación. El eslogan tan frecuentemente citado de “las naciones hablan, las ciudades actúan” está demostrando ser especialmente cierto en lo que se refiere a la gobernanza climática.
Gran parte del impulso a las iniciativas climáticas urbanas está promovido por redes globales de ciudades que se enfrentan a los desafíos medioambientales —como C40, ICLEI y la Alianza Global de Alcaldes por la Energía y el Clima—. Estas redes están emergiendo como organizaciones multilaterales informales que apoyan y coordinan las respuestas locales a la emergencia climática global. Proporcionan plataformas y marcos para el aprendizaje entre pares y el establecimiento de objetivos climáticos conjuntos; ayudan a los gobiernos de las ciudades a redactar e implementar planes climáticos locales; y defienden las necesidades y contribuciones de las ciudades en foros internacionales de política climática.
Dado que el 93% de las ciudades a nivel mundial sufren riesgos climáticos, la colaboración transnacional en torno a la gobernanza climática se ha convertido en una de las áreas más destacadas de la diplomacia de las ciudades. En el período que antecedió a la COP26 de noviembre, las ambiciones climáticas de las ciudades se hicieron particularmente visibles en la campaña Cities Race to Zero [Carrera de las ciudades hacia el cero] respaldada por la ONU y en la que se han inscrito más de mil ciudades cuyas emisiones combinadas igualan a las de Japón. El compromiso de estas urbes de reducir a la mitad sus emisiones para 2030 y volverse climáticamente neutrales para 2050 demuestra de manera clara la capacidad de los gobiernos municipales para establecer objetivos conjuntos basados en la ciencia y actuar de forma colectiva.
En comparación con las tensiones geopolíticas e ideológicas que a menudo marcan las negociaciones climáticas entre gobiernos nacionales, la diplomacia climática de las ciudades tiende a seguir una lógica pragmática enfocada a la resolución de problemas que trasciende más fácilmente las diferencias políticas. Especialmente, desde el estallido de la pandemia de COVID19, las alianzas climáticas transnacionales de las ciudades se han centrado en proyectos y políticas que reducen las emisiones al tiempo que garantizan una recuperación socioeconómica justa para todos.
Las urbes ricas del Norte Global sin duda han sido pioneras en el escenario cambiante de la diplomacia climática liderada por las ciudades. ...
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