Cinco cosas que están haciendo más difícil que las economías avanzadas vuelvan a funcionar.

En las economías avanzadas, 40 millones de trabajadores están hoy en el paro. Y, sin embargo, las empresas no consiguen llenar puestos vacantes porque no encuentran candidatos cualificados. Esta disfunción del mercado laboral refleja la rápida evolución de la naturaleza del trabajo y la incapacidad de las aptitudes laborales y las instituciones del mercado profesional para progresar a la misma velocidad que la destrucción creativa en la economía. Como consecuencia, es posible que muchos puestos de trabajo que se han perdido en la recesión no se recuperen jamás, una perspectiva pésima para los trabajadores que los ocupaban y quizá para las economías en las que viven. Para superar este problema de largo alcance, los países ricos tendrán que encontrar nuevas estrategias que vayan más allá de limitarse a estimular el crecimiento.

He aquí cinco tendencias del último documento para el debate publicado por el McKinsey Global Institute, Help wanted: The Future of Work in Advanced Economies (Se busca personal: El futuro del empleo en las economías avanzadas), en las que se estudia las fuerzas que influyen qué puestos de trabajo se crean, quiénes los ocupan, dónde están y qué remuneración tienen.

 

La tecnología está cambiando la naturaleza del trabajo














Yasuyoshi Chiba/AFP/Getty Images

Durante las tres últimas décadas, la tecnología ha transformado los métodos de producción y las transacciones más rutinarias; por ejemplo, con las máquinas que sustituyen a las cadenas de montaje o los cajeros automáticos que sustituyen a los empleados de las ventanillas. El próximo paso es el trabajo de interacción, el sector laboral que crece más deprisa, que incluye puestos de escasa cualificación pero que exigen una relación personal (por ejemplo, el trabajo de guardería), así como los directivos y profesionales que constituyen los recursos más costosos para las empresas. Uno de los cambios que se está produciendo en la actualidad es que las empresas están dividiendo esos trabajos en distintas tareas y asignando las más rutinarias a empleados menos cualificados, del mismo modo que un ayudante de abogado se encarga del trabajo ordinario de un profesional del derecho.

Este modelo se utiliza también en otras profesiones y otros cargos corporativos, como los de directivos de recursos humanos, que, en muchas compañías, se han divido en subespecialidades (gestión de prestaciones, remuneraciones, etc.). Además, los trabajos, hoy, son cada vez más virtuales, ya que, gracias a las conexiones de banda ancha, el almacenamiento en la nube y otras tecnologías, muchos trabajos de interacción se pueden llevar a cabo “en cualquier momento y en cualquier lugar”, lo cual permite a los empresarios contratar a las personas necesarias (como empleados fijos o como contratistas) de acuerdo con sus necesidades.







El desajuste de aptitudes va en aumento


La disparidad entre las perspectivas de los trabajadores con una alta educación, ...