Personas caminando por la Gran Vía de Madrid. (Gerard Julien/AFP/Getty Images)
Personas caminando por la Gran Vía de Madrid. (Gerard Julien/AFP/Getty Images)

A pesar de una leve mejoría el país puede sufrir de manera exponencial. Radiografía de la situación económica española. Las claves para entender dónde está, hacia dónde se dirige y los retos.

La economía española lleva ocho trimestres consecutivos creciendo con una fuerza constante, está cobrando impulso y va mucho mejor que el resto de la unión monetaria. El crecimiento superó el 3% en el periodo entre mediados de 2014 y mediados de 2015. El empleo creció a un ritmo similar, y eso, unido a la subida de los salarios reales, reforzó el consumo. Las inversiones en maquinaria y equipamientos también aumentaron, a medida que se recuperó de manera gradual la confianza empresarial. Las cifras son buenas, pero son engañosas. Y no existen pruebas de que sean consecuencia de la austeridad, ni el resultado de las reformas estructurales.

El crecimiento económico tiende a ser más rápido en los países más pobres que en los más ricos, cuando los primeros adoptan las mejores prácticas y tecnologías de los segundos. El PIB per cápita español se aproximó al de los países más ricos de la Unión Europea durante los 15 años previos a 2008. Entonces, durante la crisis, la convergencia se invirtió y no empezó a recuperarse hasta el año pasado. La gran duda es si España puede aventajar al resto de la Eurozona lo bastante como para volver a lograr la convergencia. A pesar del optimismo actual sobre la economía española, hay motivos para pensar que el país seguirá siendo relativamente pobre.

La deuda

El primer motivo es la deuda y el lastre permanente que va a constituir para la economía de España. La deuda española es enorme, y los intentos de reducirla chocan con la baja inflación. Aunque la reducción de la inflación ha dado un impulso temporal al consumo durante los últimos años, es perjudicial para la economía. Hará que sea más difícil reducir la deuda, lo cual, a su vez, puede retraer las inversiones y el consumo. Esto, a su vez, detendrá el crecimiento y la inflación y, por consiguiente, el ritmo de desapalancamiento. Para aliviar la deuda, España necesita una inflación mucho mayor, pero no está claro que la vaya a tener a corto plazo: su economía tiene un gran exceso de capacidad y el desempleo va a seguir siendo elevado durante muchos años, con la consiguiente repercusión en los precios. El Banco Central Europeo (BCE) ha tolerado que la inflación caiga en la Eurozona muy por debajo de los objetivos durante mucho tiempo. Y en España, ésta está y va a seguir estando muy por debajo de la media de la zona euro. La economía española necesita un poderoso estímulo monetario para subir las expectativas inflacionarias, pero no lo va a tener.

Tipos de interés reales

Todo ello nos lleva al segundo motivo: unos tipos de interés reales demasiado altos. A pesar de su crecimiento actual, la economía española continúa deprimida y necesita unos tipos ...