Zona del Delta del Niger devastada por un vertido de petróleo. (Pius Utomi Ekpei/AFP/Getty Images)
Zona del Delta del Níger devastada por un vertido de petróleo. (Pius Utomi Ekpei/AFP/Getty Images)

Reexaminar el Delta del Níger es crucial para evitar que haya un resurgimiento de la violencia y un aumento de la delincuencia relacionada con el petróleo. Aquí van algunas recomendaciones al Gobierno de Nigeria para evitar que el país se precipite a una violencia armada.

La violencia en el Delta del Níger puede verse pronto incrementada a menos que el Gobierno de Nigeria actúe con rapidez y decisión para abordar las quejas que se han ido acumulando desde hace tiempo. Está previsto que el costoso Programa Presidencial de Amnistía para los antiguos insurgentes termine en unos meses, mientras en la región son cada vez más amargos los lamentos por el hecho de que la pobreza crónica y la catastrófica contaminación por hidrocarburos causantes, en gran medida, de la anterior rebelión sigan sin resolverse. Desde que Goodluck Jonathan, el primer presidente proveniente del Delta, perdiera la reelección en marzo, algunos activistas han reanudado la agitación para lograr un mayor control de los recursos y conseguir la autodeterminación. Además, antiguos líderes de las milicias están amenazando con reanudar la lucha ("el regreso a los pantanos"). Aunque la insurgencia de Boko Haram en el noreste es un desafío de seguridad prioritario, el presidente Muhammadu Buhari identifica con acierto el Delta como una prioridad. Es necesario que actúe con firmeza pero con cautela para reducir de manera gradual el Programa de Amnistía, actualizar los programas de desarrollo y medio ambiente, facilitar la aprobación de la estancada Ley de la Industria Petrolera (PIB, en sus siglas en inglés) y mejorar la seguridad y el Estado de derecho en toda la región.

El Comité Técnico sobre el Delta del Níger, un organismo especial que en 2008 recibió el mandato de avanzar en las soluciones a los múltiples problemas de la región, propuso el Programa de Amnistía, cuya puesta en práctica en 2009, junto con concesiones a los que fueran líderes militantes, conllevó una apariencia de paz y permitió que la producción de petróleo recuperara los niveles previos al estallido de la insurgencia. Sin embargo, el Gobierno ha fracasado a la hora de poner en práctica otras recomendaciones que abordaban las raíces de la insurgencia, incluyendo la inadecuada infraestructura, la contaminación medioambiental, las demandas locales de una mayor participación en los ingresos del crudo, la pobreza generalizada y el desempleo juvenil.

Dos agencias creadas para impulsar el desarrollo, la Comisión de Desarrollo del Delta del Níger (NDDC) y el Ministerio de Asuntos del Delta del Níger (MNDA) han naufragado. Otras dos que tenían la misión de recuperar el medio ambiente contaminado por el petróleo (en especial en el territorio de los ogoni- uno de los pueblos indígenas asentado en la zona) y frenar o gestionar los cientos de derrames de crudo que se producen al año, el Proyecto de Restauración de Contaminación por Hidrocarburos (HYPREP) y la Agencia Nacional de Detección y Respuesta para Derrames Petrolíferos (NOSDRA) han sido fundamentalmente ineficaces. La ...