Las obras de Ayn Rand triunfan en India.

Puede que los consumidores estadounidenses gasten menos, pero no hay duda de que el interés en Ayn Rand no ha disminuido. Las ventas de la última novela de Rand, la fábula rotundamente procapitalista Atlas Shrugged (La rebelión de Atlas), han aumentado enormemente en 2009, superando por poco a The Audacity of Hope (La audacia de la esperanza), del presidente Barack Obama, en la lista de los libros más venidos de Amazon. No hay muchos tomos de mil páginas con medio siglo de antigüedad que hayan obtenido esos resultados.

En las tertulias y en los Ayuntamientos de todo EE UU, en medio del escándalo por el rescate gubernamental de los bancos de Wall Street, la industria del automóvil de Detroit y la supuesta nacionalización de la asistencia médica, los que protestan hablan de “going Galt”, negándose a trabajar para lo que consideran una economía socialista, al igual que  hizo John Galt, el héroe de las novelas de Rand. Incluso el mea culpa de uno de los seguidores más famosos de Rand, el ex presidente de la Reserva Federal Alan Greenspan, no ha hecho mucho por minar el llamamiento de la autora hacia el individualismo y el liberalismo económico radical que Rand enmarcó en una filosofía que llamó “objetivismo”. Aunque esto tiene cierto sentido. Quizá sea más sorprendente el boom de Ayn Rand en otra democracia de masas: India.

Los ciudadanos indios no sólo son los internautas que hacen más búsquedas sobre Rand en Google, a excepción de EE UU, sino que Penguin Books India ha vendido un gran número de copias de sus libros: 50.000 de La rebelión de Atlas y otras tantas de El manantial desde 2005, un número comparable a las ventas del autor de best sellers mundiales John Grisham. Y esto sin contar las consabidas copias piratas que se venden en puestos destartalados en la calle, apilados en las aceras o en las estaciones de autobuses (un honor que Rand, gran defensora de la propiedad intelectual, con seguridad no hubiera apreciado).

A medida que la India moderna continúa sufriendo grandes cambios culturales y económicos, por no mencionar la recesión mundial actual, Rand está resurgiendo como un referente para una nueva generación. Para muchos indios, es un tónico de modernización, que ayuda a inspirar una ruptura con el pasado colectivista y socialista de India. La mezcla de Rand del empuje capitalista y la autodeterminación individual es una combinación irresistible para numerosos indios, desde pensadores y empresarios hasta estrellas de música. La celebración de la independencia y la autonomía personal de Rand ha demostrado ser potencialmente subversiva en una cultura que le da una gran importancia al cumplimiento de los mandatos familiares, religiosos y de la tradición. Gargi Rawat, corresponsal y reportero del canal de televisión NDTV y ex admirador de Rand, dice que la teoría de la supremacía de la razón y de la virtud del egoísmo de Rand se suma a “la antítesis” de la cultura india, la cual explica su atracción por Rand durante su juventud y la de muchos adolescentes rebeldes de la actualidad.

Al contrario que en Estados Unidos, la novela más popular en India –al menos de forma anecdótica– no es la abiertamente política La rebelión de Atlas, sino una obra anterior, El manantial, en la que Rand omite su ideología. La novela narra la historia de Howard Roark, un arquitecto que se niega a ceder sus diseños a sus clientes o al público en una expresión heroica de voluntad personal. Es la obra más accesible de Rand, y también la obra con mayor atractivo emocional para aquellos que se sienten reprimidos por intentos de poner lo colectivo por delante de lo individual. En los últimos años, el llamado “efecto Howard Roark” ha arrasado en la sociedad india adinerada. Poco después de ganar el título de Miss India Earth, el concurso de belleza más popular del país, en 2005, Niharika Singh citó El manantial como su libro favorito. “Ayn Rand me ayudó a ganar la corona”, declaró. Otros personajes populares, entre ellos la reina de la biotecnología Kiran Mazumdar-Shaw, la actriz Preity Zinta y el jugador de fútbol que más tarde se convirtió en bailarín Baichung Bhutia, han declarado que Rand les ayudó a triunfar.


A medida que la India moderna sufre cambios culturales y económicos, Rand resurge como referente


Sin embargo, más allá de la inspiración personal, el éxito actual de Rand está vinculado a un entusiasmo aún mayor por el camino incipiente pero poderoso hacia el desarrollo y la riqueza. Desde el asesinato de la primera ministra Indira Gandhi, en 1984, el país ha experimentado un cambio paulatino alejándose del socialismo, muy apreciado por los seguidores de Rand. Vikram Bajaj, un empresario de 45 años que se considera objetivista, ha vivido la evolución de Rand desde su papel de intrusa ignorada hasta su papel como profeta popular del capitalismo. Cuando la descubrió, los impuestos para las rentas altas rondaban el 85% de sus ingresos; ahora que sus libros están disponibles en cualquier sitio, los impuestos sólo rondan el 30%.

Barun Mitra es el fundador y director de Liberty Institute, que pretende ser el equivalente indio del neoliberal Cato Institute estadounidense y ha recibido recientemente una concesión de una fundación norteamericana para lanzar una página web que promocione a “Ayn Rand en la India”. Barun ha sido devoto suyo desde principios de los 80, e incluso conoció a su actual mujer en un grupo de debate sobre Rand.

Según Mitra, Rand ofrece un proyecto para que India se desarrolle como una sociedad democrática y capitalista al mismo tiempo. Espera que Rand y sus doctrinas permitan a India ofrecer un contraejemplo al llamado “modelo asiático” de desarrollo económico, que sostiene que cierto nivel de gobierno autoritario y una libertad reprimida son requisitos esenciales para una economía en expansión. Si India puede alcanzar un crecimiento de dos dígitos mientras sigue siendo una democracia, podría convertirse en un modelo para el resto del mundo. Mitra expone que la filosofía de Rand puede ayudar a los indios a “amarrarse a los principios fundamentales económicos y morales”.

No está claro si Rand se convertirá alguna vez en el manual definitivo para la modernización de India: sus ideas sobre la religión, el capitalismo y la sociedad son demasiado distintas a la tradición cultural del país como para que se adopten totalmente alguna vez. Pero Rand seguirá inspirando a las clases emergentes creativas y a los grandes empresarios, por no mencionar a la juventud ambiciosa, sus admiradores más pasionales, tanto en India como en el resto del mundo. Para sus seguidores, Ayn Rand es una verdadera profeta de las cosas que quedan por venir.