
Turcos y armenios tienen más en común de lo que creen y no pueden permitirse el lujo de alejarse.
El fin del Imperio Otomano llegó como quien despluma una gallina. La derrota fue terrible, y el trauma, profundo. Murieron millones de personas, independientemente de su religión y su origen étnico. En la actualidad, los turcos se oponen a que se califique de genocidio las muertes de los armenios en 1915 porque consideran que la guerra obligó a todos a cometer errores.
Este sentimiento popular es el que animó al presidente turco, Recep Tayyip Erdogan, a enviar su dura réplica al Papa Francisco cuando este dijo que el sufrimiento de los armenios fue “el primer genocidio del siglo XX” durante la misa del domingo 12 de abril, con el presidente de Armenia, Serzh Sargayan, entre los asistentes.
“No vamos a consentir que se saquen unos incidentes históricos de su verdadero contexto para utilizarlos como herramienta en una campaña contra nuestro país”, dijo Erdogan. “Condeno al Papa y le advierto que no vuelva a cometer un error semejante”.
El 13 de abril, el principal clérigo islámico de Turquía se hizo eco del sentimiento. “Es inquietante que, en todo el mundo, los grupos políticos de presión y las empresas de relaciones públicas hayan ampliado [sus actividades] a las instituciones religiosas y las oraciones”, dijo Gormez. “Si las sociedades empiezan a interrogarse entre sí sobre tragedias pasadas, el Vaticano sufrirá más que nadie”.
El ministro turco de Exteriores, Mevlut Cavusoglu, seguió sus pasos y destacó que la calificación de “genocidio” dada por el Papa a las muertes de armenios no tiene bases “históricas ni legales”. Pero Volkan Bokzir, ministro turco de Asuntos Europeos, fue más allá y emprendió un ataque personal contra el Pontífice.
“El papa Francisco, en realidad, es argentino, y me parece necesario recordar que Argentina es un país que acogió a grandes verdugos del Holocausto judío, torturadores nazis, con los brazos abiertos”, dijo Bozkir. “Creo que el Papa ha debido de sentir la influencia de su origen argentino más que su identidad transnacional, que está por encima de cualquier nacionalidad. En Argentina, por desgracia, la diáspora armenia controla los medios de comunicación y las empresas”, añadió. “Creo que es posible que el Papa sienta a posteriori la necesidad de retirar sus palabras. Esta es, en todos los aspectos, una declaración nula, imposible de aceptar para Turquía, y la condeno enérgicamente”.
Desde luego, Turquía no está sola en este debate. El secretario general de la ONU, Ban Ki-Moon, dijo el 13 de abril que es más apropiado calificar la pérdida de aquellas vidas como unos “crímenes atroces”.
Edward J. Erickson, autorizado especialista en el Ejército otomano durante la Primera Guerra Mundial, está de acuerdo. En su opinión, Turquía dio un paso en la buena dirección en abril de 2009, al aceptar el marco de un protocolo con el Gobierno armenio para normalizar por fin las relaciones sin niguna condición previa. “Pero no ...
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