
El líder chino entierra definitivamente la estructura de "un partido, dos facciones. ¿Qué consecuencias podría tener este hecho sobre las dinámicas internas del Partido Comunista Chino.? ¿Y sobre cómo se gobernará China?
En las últimas tres décadas, la política interna china se ha caracterizado por el faccionalismo, los contrapesos, el equilibrio y el consenso. Fue Deng Xiaoping, tras la muerte de Mao Zedong, quien introdujo esta estructura –sintetizada en el concepto "un partido, dos facciones"– para evitar que una única persona absorbiera todo el poder y se repitieran capítulos oscuros como la Revolución Cultural. Asimismo, los dos principales bloques existentes en el seno del Partido Comunista de China (PCCh) desde finales del siglo XX –los elitistas y los populistas– conseguían mantener la estabilidad interna gracias a la distribución de las cuotas de poder en los principales órganos de liderazgo.
Con la llegada de Xi Jinping a la cúspide del Partido en 2012 el concepto de "un partido, dos facciones" ha ido degradándose progresivamente. El XX Congreso Nacional del PCCh, celebrado entre el 16 y el 22 de octubre, supone la culminación de este proceso. El líder chino, además de asumir un tercer mandato como máximo dirigente del país, ha conseguido rodearse de sus aliados más cercanos en el Comité Permanente del Politburó. Sin contrapesos en el aparato más importante del Partido, el modelo que ha determinado las dinámicas internas del PCCh desaparece. La política china entra en una nueva era dominada completamente por Xi Jinping.
Evolución del faccionalismo
Las facciones en el seno del PCCh se formalizaron e institucionalizaron formalmente durante el periodo de Deng Xiaoping. Si bien Mao Zedong reconoció que “ninguna facción es una noción increíblemente extraña”, el Gran Timonel luchó contra las camarillas rivales en un intento de acumular el mayor poder posible. Entre 1942 y 1943, el líder chino inició el Movimiento de Rectificación de Yan’an para purificar ideológicamente el Partido y expulsar a sus adversarios “contrarrevolucionarios”. Una década más tarde encabezó la Revolución Cultural con el objetivo de purgar a los “representantes de la burguesía que se habían colado en el Partido, el Gobierno, el Ejército y diversas esferas de la cultura”. Mao quería poner fin a las luchas internas y reafirmar su autoridad, seriamente debilitada debido a la fallida política del Gran Salto Adelante.
Con el fin del periodo maoísta, Deng Xiaoping introdujo cambios estructurales para establecer un liderazgo colectivo, de tal forma que, en lugar de centrarse en una sola persona, fuese un conjunto de individuos el responsable de la toma de decisiones. El mandatario chino estableció una serie de principios, normas y códigos que favorecían los equilibrios de poder: límite de mandatos para el presidente, edad de jubilación, sucesión ordenada, descentralización para otorgar más libertad a los órganos del Estado, celebración de reuniones periódicas de las instituciones del Partido o eliminación de la poderosa figura del presidente del Comité Central. Cabe destacar ...
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