
Las temperaturas medias aumentan generando sequías. Recursos naturales básicos como el agua escasean, y el control sobre el uso de los mismos se convierte en foco de tensiones provocando guerras y distintos tipos de violencia. La vida de las mujeres se vuelve más difícil cuando arrecia el desorden del clima, pues el cambio climático tiene una cara patriarcal.
El cambio acelerado del clima constituye una realidad de alcance mundial cuyas consecuencias tienen significados muy diferentes según qué grupos humanos y otros seres vivos.
En las zonas rurales se traduce en escasez de agua para las actividades agropecuarias, reducción o pérdida de cosechas, conflictos por la apropiación de ese bien escaso o migraciones climáticas. En las ciudades, se percibe fundamentalmente por el aumento de las temperaturas, en especial en los barrios con viviendas mal aisladas y falta de zonas verdes, donde la subida de precios complica el acceso también a otros bienes esenciales como la energía y la alimentación saludable. La precariedad se agudiza donde ya existía, y comienza a extenderse a más grupos sociales. En los espacios naturales, la pérdida de biodiversidad y el cambio de las condiciones biofísicas vuelve más frágiles los ecosistemas y dificulta las funciones que la naturaleza cumple, como la limpieza del agua, la polinización o el mantenimiento de los suelos.
Todos estos fenómenos se interrelacionan a través de un sistema económico, político y cultural que da la espalda a la crisis ecosocial y que se sostiene debido a la explotación de la tierra, de las poblaciones más vulnerables y muy especialmente de las mujeres. Patriarcado, capitalismo y colonialismo son estructuras socialmente normalizadas que atraviesan el cambio climático, generando efectos muy desiguales en función de los territorios que se habiten, la clase, la raza o el género. Todo ello en un contexto de desarticulación social y de individualización que culpabiliza y responsabiliza a las víctimas de las dificultades que sufren.
Repatriarcalización de la vida con el cambio climático
Los daños asimétricos del cambio climático recaen con más fuerza en quienes menos contribuyen a generarlos y se manifiestan de forma especial sobre las mujeres. Las catástrofes ambientales se ceban con intensidad sobre ellas. Recordemos que más del 75% de las personas que fallecieron en el tsunami de Asia en 2004 eran mujeres, según la OMS. Esto se debe a una cultura patriarcal, que se traduce en menor autonomía en la movilidad y en la toma de decisiones, menor poder y formación para gestionar colectivamente las dificultades y mayores responsabilidades de cuidado impuestas, agravadas por una reducción al acceso a ayudas y servicios. El deterioro ambiental supone un empeoramiento de la salud y en consecuencia más necesidades de cuidados que precisan de tareas, en su mayor parte feminizadas.

Encontramos un patrón similar en las ...
Artículo
para suscriptores
Para disfrutar de todos nuestros contenidos suscríbete hoy:
Plan mensual
3,70€/mes
- Asiste a eventos en exclusiva
- Recibe la Newsletter mensual ‘Cambio de foco’ con contenidos de actualidad
- Participa activamente en la elección de los contenidos de esglobal
- Accede a todos los contenidos semanales
- Accede al archivo de artículos desde 2007
- Descarga todos los artículos en PDF
Plan anual
37€/mes
- Asiste a eventos en exclusiva
- Recibe la Newsletter mensual ‘Cambio de foco’ con contenidos de actualidad
- Participa activamente en la elección de los contenidos de esglobal
- Accede a todos los contenidos semanales
- Accede al archivo de artículos desde 2007
- Descarga todos los artículos en PDF