Joe Raedle/Getty Images)
Joe Raedle/Getty Images

Un análisis sobre las consecuencias del descenso de los presupuestos en defensa en Occidente y la gran inversión en servicios de espionaje de la mano de dos libros de reciente publicación.


41DeWxYodiL._SY344_BO1,204,203,200_The Edge: Is the Military Dominance of the West coming to an End?

Mark Urban, Little Brown, 2015

The Spymasters: Inside Espionage from the Cold War to Global Terror

Stephen Grey, Viking, 2015


La posición de ventaja militar que los países occidentales han disfrutado durante siglos sobre el resto del mundo ha desaparecido para no volver. Sin caer en las teorías de un declive apocalíptico, la velocidad con la que, desde el cambio de siglo, el equilibrio del poder militar se ha desplazado de Estados Unidos y Europa hacia sus rivales Rusia, India y China es sorprendente. Muchos de quienes recientemente han abandonado posiciones de alto nivel en instituciones de defensa en Londres, Washington y París se muestran descorazonados por las consecuencias a largo plazo para la estabilidad en muchas partes del planeta.

Los críticos podrían afirmar, por supuesto, que ese desplazamiento no es algo malo teniendo en cuenta la manera en que se ha vertido una enorme cantidad de recursos en Afganistán y, especialmente, Irak, sin que se pueda decir que esto haya contribuido a hacer a esos países y a las regiones circundantes más favorables a los intereses occidentales, pero esta no es realmente la cuestión. El año pasado, el Pentágono adquirió el menor número de aviones nuevos desde 1915 y fue superado por primera vez en entregas de aviones de combate por Rusia. Cualesquiera que sean los errores o defectos de la política de EE UU -y son muchos-, es poco probable que la creciente influencia militar de Moscú traiga más paz y estabilidad a Europa en concreto.

Durante el medio siglo posterior a 1945, Estados Unidos fue la potencia militar dominante. Eso brindaba una gran seguridad a Europa y tenía la ventaja de una cierta previsibilidad. Hoy Rusia y China, en particular, esperan una mayor libertad para hacer frente a los retos de seguridad en su periferia sin interferencias estadounidenses, y mucho menos europeas. El ministro de Asuntos Exteriores de Rusia afirma sin rodeos que EE UU simplemente tendrá que acostumbrarse a la consolidación de esta tendencia multipolar. Como hemos visto en Oriente Medio, el surgimiento de actores nuevos o más potentes complica mucho cualquier política que Occidente pudiera desear llevar a cabo.

El lado europeo de la historia está bien documentado. El Ejército francés se está reduciendo de 548.000 a 213.000 hombres, el alemán de 545.000 a 180.000 y el  británico ya está por debajo de 10.000, su tamaño más pequeño desde las guerras napoleónicas. Hace 40 años, Gran Bretaña podía desplegar 70 fragatas, hoy solo 19. Sobre el papel, la fuerza aérea española cuenta con 39 cazas Typhoon, pero sólo seis están realmente listos. Como resultado, la alianza de la OTAN tiene que depender cada vez más de Estados Unidos, pero sus fuerzas están reduciéndose también: la fuerza aérea ha disminuido a la ...