
He aquí las claves para entender los efectos que la IA podría tener sobre la estabilidad estratégica del sistema internacional.
Los asuntos militares y de defensa han estado tradicionalmente vinculados a los avances tecnológicos, de modo que los Estados pudiesen obtener una ventaja estratégica sobre sus adversarios mediante la incorporación de nuevas tecnologías a sus aparatos militares. Así ocurrió en el caso de la bomba atómica, que en 1945 dio a Estados Unidos una ventaja cualitativa sin precedentes sobre el resto de países.
Hoy en día estamos presenciando una revolución en los asuntos militares similar a la de 1945 gracias al desarrollo de la inteligencia artificial (IA). Aunque, hoy día, este tipo de tecnología se utiliza principalmente con fines civiles y empresariales, ya hay algunos países (sobre todo Estados Unidos, China y Rusia) que están realizando importantes inversiones en este ámbito para lograr una ventaja estratégica sobre sus adversarios. Por el momento, la inclusión de la IA en los asuntos militares se ha utilizado con buenos resultados en el pilotaje de vehículos aéreos no tripulados y en el análisis de macrodatos. Sin embargo, parece poco probable que su uso se limite a estas áreas.
Pasado y futuro de la inteligencia artificial en el ámbito nuclear
A pesar de que la relación entre la IA y las armas nucleares no ha sido explicada de manera exhaustiva, su relación es más antigua de lo imaginable. Ya en la década de los 60, los Estados Unidos y la Unión Soviética vieron el surgimiento de la IA como un medio para el desarrollo de sus capacidades de represalia con el objetivo de acelerar el proceso de toma de decisiones con respecto a si iniciar o no un ataque nuclear. Su aplicación temprana incluyó la automatización de la detección de amenazas, la planificación logística para la transmisión de órdenes de lanzamiento y la orientación de misiles.
¿Qué podría cambiar con el actual renacimiento de la IA? El aprendizaje autónomo podría aumentar las capacidades de detección de los sistemas de alerta temprana existentes y mejorar la posibilidad de que los analistas humanos realicen un análisis cruzado de los datos de inteligencia, vigilancia y reconocimiento (IVR). Se podría mejorar la protección de la arquitectura de mando y control contra los ciberataques y la gestión de los recursos, incluidas las fuerzas humanas. Se podría aumentar las capacidades de los medios de disuasión no nucleares: ya sean convencionales, electrónicos o cibernéticos. Y por último, se podrían utilizar sistemas autónomos para realizar operaciones de teledetección en zonas que antes eran de acceso difícil para los sistemas tripulados.
¿Significa la adopción de esta tecnología una transformación radical de la estrategia nuclear, entendida esta como el desarrollo de doctrinas y tácticas para la producción y el uso de armas nucleares? ¡No! En primer lugar, estas tecnologías refuerzan, en lugar de alterar, la aplicación actual de la IA en los sistemas relacionados con el arma nuclear. En segundo lugar, el campo de la tecnología de las armas nucleares es conocido por ...
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