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El cientifico indio, Kailasavadivoo Sivan, al cargo de la ISRO, durante una rueda de prensa donde anuncia el Chandrayaan 2. (MANJUNATH KIRAN/AFP/Getty Images)

El enorme desarrollo económico del continente ha hecho que países como India, Japón, Corea del Sur o Israel hagan importantes avances en materia espacial. Las tensiones geopolíticas también constituyen un impulso clave.

Si en la segunda mitad del siglo XX Estados Unidos y la Unión Soviética dominaron de pleno la carrera espacial sin ningún competidor a la vista, podría parecer que ahora la batalla por el espacio se va a repetir, de forma similar, aunque entre EE UU y China. Rusia, aún fuerte, se encuentra lejos de ser la potencia que fue en su etapa socialista; por su parte, la Unión Europea se muestra consolidada, pero no en ascenso. No obstante, esto supondría reducir de manera errónea el marco de referencia. En contraposición con la bipolaridad (política y, en buena parte, tecnológica, de la Guerra Fría), el actual crecimiento de varias potencias en Asia, con Pekín a la cabeza, pero sin ningún país dominante claro, nos lleva a analizar la carrera por el espacio desde una perspectiva más amplia.

Si bien China está erigiéndose por méritos propios como una potencia espacial (ya dedicamos un artículo al tema), hay otros países asiáticos con una base tecnológica potente que, sin llegar al éxito de Pekín, resultan imprescindibles para entender los avances científicos, por un lado, y los retos en defensa y militarización del espacio, por otro, que veremos en el futuro próximo. Desde Estados con una infraestructura aeronáutica sólida, como Japón o India, pasando por contendientes hiper tecnológicos en auge, por ejemplo, Corea del Sur o Israel, o programas espaciales inmersos en crisis geopolíticas, como Corea del Norte o Irán, la batalla por el espacio es un factor que incide en la economía, el prestigio y los conflictos de la región.

“Existe una competición espacial en toda Asia. La región ha experimentado un tremendo crecimiento económico y tecnológico en las últimas décadas, lo que ha ayudado a impulsar esta competición”, apunta Morris Jones, analista espacial para el Lowy Institute.

Uno de los principales beneficiados de este crecimiento sostenido ha sido Japón, hasta hace unos años segunda economía mundial y nación tecnológica de gran importancia. A escala mundial, se trata de la cuarta potencia en presupuesto destinado a su programa espacial (por detrás de EE UU, la UE, Rusia y China). La agencia espacial japonesa, la JAXA, tiene proyectos más modestos que los de estas otras potencias, alejándose de objetivos espectaculares (y a la vez costosos), como llevar vehículos motorizados a Marte. Sin embargo, resulta rompedora en otros ámbitos.

“La JAXA está apostando por realizar una próxima misión de exploración de asteroides mediante una vela solar”, explica Roger Gutiérrez, ingeniero aeroespacial con experiencia en esta agencia nipona. Son dos ámbitos en los que Japón está marcando la diferencia: en el campo de los asteroides, actualmente ya hay una nave espacial, la Hayabusa 2, que está investigando y recogiendo muestras ...