
A pesar del fallo del Tribunal de La Haya en favor de Chile, existen controversias fronterizas y territoriales sin resolver, vigentes, producto de la guerra del Pacífico. Momento histórico que determina el alcance y significado de las relaciones geopolíticas presentes de Perú, Bolivia y Chile.
Además de ser el conflicto bélico la guerra del Pacífico entre los países suramericanos más importante del último siglo y medio –junto a la guerra del Chaco que enfrentó a Bolivia con Paraguay- es la que proyecta sus consecuencias, aún hoy, de una manera mucho más visible que cualquier otra. De hecho, la compleja relación entre Perú, Bolivia y Chile no se entiende sin comprender cómo afecta esta guerra tanto al relato nacional de los tres países como a la interpretación geopolítica de una región, ya de por sí enfrentada por códigos geopolíticos dispares.
La guerra del Pacífico transcurre entre 1879 y 1884 y ofrece muy diferentes lecturas en función del relato nacional de cada uno de los tres actores involucrados. Inicialmente, la casus belli fue la subida de impuestos a la compañía de Salitres y Ferrocarril de Antofagasta, de Bolivia sobre Chile, y que vulneraba los acuerdos que estos dos países habían suscrito en 1866 y en 1874. Sin embargo, en la lectura del origen de la guerra, en Bolivia y Perú predomina la convicción de que la misma es más bien consecuencia del afán expansionista chileno, del cual ya se apreciaban proyecciones sobre el territorio de disputa, entre los paralelos 23° y 25° sur, desde el año 1842. Algo que también había afectado a las relaciones de Chile con Argentina, con motivo de la disputa por la Patagonia, con una extensión aproximada de un millón de kilómetros cuadrados.
Chile, con una lectura más ceñida al inmediatismo de los acontecimientos, arguye que la guerra era un callejón sin salida, en la medida en que los intentos diplomáticos por contener una posible escalada bélica fueron dinamitados por el entonces mandatario boliviano, Hilarión Daza –que además expulsó y embargó bienes a miles de chilenos residentes en Bolivia- y a lo que se sumaba la existencia de un tratado secreto, suscrito entre 1873, entre Bolivia y Perú, que albergaba el compromiso de asistencia militar recíproca de los aliados andinos frente al vecino del sur.
De lo que no hay duda entre los relatos historiográficos de la guerra del Pacífico, ya sea de Bolivia, Perú o Chile, es que el conflicto se resolvería, más pronto que tarde, del lado chileno. Los chilenos disponían para sí de una relación cívico-militar sin fisuras, de una gran capacidad de movilización de recursos, que llegó a aglutinar a 60.000 efectivos en apenas seis años, y a lo que había que añadir ventajas tecnológicas como una Armada más poderosa –entre la que destacaban las fragatas Cochrane y ...
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