He aquí los motivos reales que han llevado a la calle a los ciudadanos de Bosnia y Herzegovina.

 

“Porque si no tenemos pan que comernos, siempre podemos comer tarta, a diferencia de la ‘mierda’ que nos vienen sirviendo diariamente los últimos 20 años”, escribe el escritor y periodista bosnio, Faruk Šehić, sobre las manifestaciones que se han producido por Bosnia y Herzegovina (BH) desde la semana pasada y que han puesto patas arriba todo el país. El presidente de la Federación, Živko Budimir, la tarde del viernes, superado por las circunstancias, en la televisión Al Jazeera apelaba a la “buena voluntad y a la conciencia de los ciudadanos” para detener las protestas, porque, según él, “no conseguirán así nada”. Los hechos luego probaron que se equivocaba. De primeras, los presidentes de dos cantones (Tuzla y Sarajevo), el primer ministro del cantón de Una-Sana y el gobierno al completo del cantón de Zenica-Doboj, tuvieron que dimitir. El Alto Representante, Valentin Inzko, llegó a insinuar la posible intervención de tropas de la Unión Europea si los incidentes llegaban a un nivel todavía superior, declaraciones luego replicadas desde Bruselas. Ni siquiera la presencia internacional sirve de coartada para la clase política bosnia dos décadas después del final de la guerra.

 









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ELVIS BARUKCIC/AFP/Getty Images

 

Cuando una sociedad supera el 40% de desempleo, y los más jóvenes el 55%; cuando más de la mitad del país quiere emigrar a otro Estado; cuando los niveles de corrupción están por encima de la media de todo el mundo; cuando los pensionistas sobreviven con menos de 200 euros al mes y cuando la sociedad ve cómo las autoridades representan más sus intereses personales que los que les corresponde por ley, el riesgo de que la indignación se convierta en una reacción violenta y descontrolada es elevado. La chispa de las movilizaciones comenzó en Tuzla, a través de un grupo de trabajadores que durante un año se manifestaron pacíficamente todos los miércoles sin que nadie se dignara a atenderles; pero podía haberse producido entre otras muchas de las organizaciones de trabajadores que se han ido reuniendo como consecuencia de la gestión fraudulenta de las privatizaciones: Birač Zvornik, Naftna industrija RS, Hidrogradnja Sarajevo, Krivaja Zavidovići, Željezara Zenica… y así podríamos seguir hasta concluir que el tejido industrial bosnio se ha ido desangrando, dejando a sus trabajadores y familias en unas condiciones míseras e inciertas. Con un elemento añadido: junto con el envío de divisas al país, este sector soporta gran parte de la economía local.

El problema va más allá de la reconversión industrial. Bosnia es un país posbélico, remiendo de los acuerdos de Dayton de 1995. Dos entidades, la Federación de Bosnia y Herzegovina y la República Srpska (RS). La primera repartida entre croatas y musulmanes y la otra de mayoría serbia. Luego queda un distrito especial: Brčko, que no ha sido ajeno a las manifestaciones. Esta ...