
Un instrumento político en manos de algunos interesados.
Es probable que visitando Egipto uno escuche la desconcertante historia según la cual un tiburón que atacó a un turista ruso en la ciudad costera de Sharm al Sheikh había sido entrenado por el Mossad. Las teorías conspiratorias no son un fenómeno exclusivo de Oriente Medio: muchos de nosotros hemos crecido con algunas de tanto calado del estilo de “el Hombre nunca llegó a la luna”, “Elvis sigue vivo” o “Diana y Dodi fueron asesinados por la Familia Real británica”. Nadie puede negar sin embargo que este tipo de teorías son tremendamente populares entre árabes y persas, y para muestra un botón: he aquí una recopilación de las más significativas.
- No os engañéis, el Estado Islámico es un producto made in Occidente, y Hillary Clinton así lo detallaba en sus Memorias.
- Estados Unidos se alió con los Hermanos Musulmanes para destruir Egipto. Morsi planeaba ceder toda la Península del Sinaí a Hamás.
- Un episodio de los Simpson demuestra cómo la mano de Estados Unidos se esconde tras del estallido de la primavera árabe.
- El Tratado de paz entre Egipto e Israel trajo cáncer, hepatitis y otras enfermedades al país árabe.
- Henry Kissinger tenía un plan para exiliar a todos los cristianos de Líbano cuando estalló la Guerra Civil en 1975.
- La monarquía saudí es de origen judío. Gaddafi también lo era, de hecho. Al igual que el califa de moda Abu Bakr al Baghdadi, que en verdad se llama Simon Elliot.
- Estados Unidos dio el último empujón para que Saddam invadiera Kuwait.
- Tanto las bebidas de Coca Cola como de Pepsi contienen sustancias porcinas y alcohol.
- La “Opción Sansón”: Israel tiene armas nucleares preparadas para ser lanzadas sobre todos y cada uno de los países del mundo árabe.
- Jomeini -si, aquel que lideró la revolución que puso a un país entero en guardia contra Occidente- era en realidad un infiltrado británico.
Analizadas con detalle, las teorías conspiratorias siguen un patrón particular. En la mayoría de ocasiones atañen a acontecimientos notables, no a sucesos del día a día. Exponen, asimismo, una visión dualista del mundo y recurren de continuo a acusaciones contra Israel y Occidente (ambos presentado como el great Satan) que, de acuerdo con el principio romano cui bono, tienen todas las papeletas para declararse principales beneficiarios de las desgracias de la región. Por otro lado, se trata en efecto de teorías, pero éstas no son falsables ni pueden ser científicamente refutadas, lo que hace mucho más difícil luchar contra su propia existencia.
Lo curioso es que estas teorías no están extendidas únicamente entre el “populacho”, sino que intelectuales y figuras políticas de renombre también las defienden, como es el caso de los numerosos políticos que aún afirman que el 11-S fue ideado en y por Estados Unidos. Y cuando no son las autoridades las que las ...
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